martes, mayo 7, 2024
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México: Movimiento estudiantil da vuelco electoral para el beneficio de AMLO

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­por Louis E.V. Nevaer

New America Media News Analysis

Estudiantes miembros del movimento Yo Soy 132, marchan en México.Estudiantes miembros del movimento Yo Soy 132, marchan en México.

Cuando México tuvo su primer debate electoral el 6 de mayo, fue caricaturizado públicamente como una competencia entre un “Niño Lindo” (Enrique Peña Nieto), una “Muñeca Quinceañera” (Josefina Vázquez) y alguien que “Ya ha sido” (Andrés López Obrador).

En ese momento, Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), era el candidato que lideraba a ambos Vázquez, del gobernante Partido de Acción Nacional, y a López Obrador, del Partido de Revolución Democrática (PRD), por más de dos dígitos en las encuestas de opinión.

De los tres, López Obrador fue considerado como la apuesta arriesgada, en gran parte descartado por los principales medios de México, como un agotado baluarte de la izquierda. López Obrador era el viejo, el perdedor – perdió las elecciones presidenciales por un polémico delgado margen en 2006 – y el candidato con la cabeza llena de ideas socialistas que hacía tiempo que habían sido desacreditadas. Pero hoy, cuando sólo quedan tres semanas de campaña antes de que los mexicanos elijan a un nuevo presidente, López Obrador – conocido en México por sus iniciales, AMLO – ha avanzado hacia un empate estadístico en el primer lugar con Peña Nieto.

La resurrección política de López Obrador ha sorprendido a los observadores, volviendo una posibilidad real la perspectiva de que un gobierno de izquierda sea elegido en México.

El repentino ascenso de AMLO es la consecuencia involuntaria de un movimiento de base y sobre todo de las protestas estudiantiles y la campaña de los medios sociales que surgieron hace más de dos semanas, como una reacción y condena de los “medios tradicionales” de México -las principales estaciones de televisión, como Televisa y periódicos que han representado durante mucho tiempo a la elite de México – y su percibido rol en complacer los intereses del PRI.

Después de ser abucheado y sacado del escenario por estudiantes en una aparición en una universidad hace dos semanas, Peña Nieto hizo poco para defender su caso bajándole el perfil al alboroto en los medios, proclamando ser el producto de los 131 “estudiantes descontentos”. Ese comentario generó protestas callejeras espontáneas en Ciudad de México que utilizaron el lema “Yo Soy # 132”, una frase que rápidamente se difundió en You- Tube, Twitter y Facebook.

“Ya era hora de que México se despertara, que dejara de ver televisión”, dijo Leonardo Mata, un estudiante de la Universidad Autónoma Metropolitana de Ciudad de México que participó en una manifestación que contó con casi 45.000 participantes el 24 de mayo, a CNN México.

Las quejas del manifestante de que existía una cobertura favorable por parte de la principal red de televisión, Televisa, a favor de Peña Nieto del PRI, se confirmó el 7 de junio, cuando The Guardian publicó un presupuesto y un calendario de pagos por el PRI a Televisa por un total de más de $ 22 millones de dólares.

Las revelaciones crearon una gran crisis para Peña Nieto y el PRI, a sólo tres semanas de que los mexicanos vayan a las urnas.

Con el informe de The Guardian, el movimiento estudiantil Yo Soy # 132 fue reivindicado, e incluso hay cierta especulación de que Peña Nieto tenga que retirarse de las elecciones. Hay más manifestaciones previstas para este fin de semana y la próxima semana para obligar a Peña Nieto a retirarse.

La revuelta estudianestudiantil, que se ha llamado la versión mexicana de la “primavera árabe”, es en realidad algo completamente distinto: mientras en Medio Oriente buscaban derrocar a regímenes impopulares en el poder, en México los movimientos están diseñados para evitar que un partido político – el PRI – regrese al poder. Eso es una gran diferencia. Sin embargo, el importante papel de los medios de comunicación social en cada movimiento es innegable.

Los estudiantes en México llevaron a que los medios sociales difundieran un mensaje sencillo con las iniciales de Enrique Peña Nieto: “Este pendejo No”. En otras palabras, cualquier otro imbécil podría ser.

Era sólo la apertura que AMLO necesitaba. Mientras que Peña Nieto y el PRI han sido paralizados por la revuelta estudiantil – Nieto recientemente se retiró del tercer debate presidencial del 19 de junio – la campaña de AMLO ha aprovechado esta oportunidad.

La estrategia de AMLO ha tenido dos partes. En primer lugar, propuso la creación de un “República Amorosa”, que restaure los valores morales de la sociedad mexicana para resolver los males de la nación. Presentada como “AMLOVE”, la idea era crear un diálogo nacional entre los empresarios, líderes religiosos y académicos para encontrar soluciones sostenibles a los problemas de México sobre la base de los ideales humanistas. Segundo, AMLO ha centrado su implacable crítica en el “estado de la inseguridad” y “corrupción” en México, como consecuencia de la guerra contra las drogas.

Apostando por la fatiga mexicana sobre el número de muertos que todos los días aparece en las portadas de los periódicos y las noticias en televisión, AMLO ha encontrado un eco enorme entre un público agotado por el estrés emocional de la guerra contra las drogas.

De hecho, México por primera vez se enfrenta a la realidad de un gran número de personas que presentan síntomas de trastorno por estrés post-traumático, conocido como TEPT en español. Desde 2008, los estudios han documentado TEPT en niños mexicanos de tan sólo 8 años.

En España, el periódico más grande, El País, ha alabado la “resurrección” de AMLO, y los sondeos más recientes del diario mexicano Reforma dieron a Peña Nieto el 38 por ciento, y a AMLO el 34 por ciento, dentro del margen de error. Esto representa un aumento de 10 puntos porcentuales en menos de dos semanas después de que comenzara el movimiento estudiantil Yo Soy # 132.

El surgimiento de AMLO ha puesto nerviosa a la clase empresarial de México, la que teme que éste podría seguir adelante con sus promesas – o amenazas – de imponer un programa económico al estilo venezolano de nacionalización e ingeniería social. AMLO ha tenido que tranquilizar a la población, diciendo que no tiene la intención de seguir el estilo de Hugo Chávez, si es elegido como gobernante de México.

Nada de esto ha sido tranquilizador, y los estudiantes que son parte del movimiento Yo Soy #132 no están seguros de qué hacer del hecho de que sus protestas contra Peña Nieto del PRI estén pavimentando el camino para lo que se ha convertido en la elección presidencial más disputada en una generación.

Apenas en abril, los mexicanos estaban rindiéndose al regreso del PRI al poder, pero ahora partieron las apuestas. Los estudiantes mexicanos pueden obtener su deseo– No este pendejo (Peña Nieto) – después de todo, todavía no está claro cómo México se las arreglará si es que AMLO aprovecha su levantamiento para la presidencia.

 

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