jueves, mayo 16, 2024
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La verdad no puede ser opacada con violencia e intimidación

por Marvin J. Ramirez

Marvin J. RamirezMarvin J. Ramirez

(NOTA DEL EDITOR: A la hora de imprimir esta edición, los ganadores ya habían sido decididos por el Consejo Supremo Electoral).

Miles de partidarios del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) detuvieron una marcha de la oposición en la capital con violencia e intimidación.

La violencia desacreditará los esfuerzos del gobierno del Presidente Daniel Ortega para clamar victoria en las elecciones municipales del 9 de noviembre.

El gran problema es Managua, donde un recuento confirmó una poco probable victoria para el candidato del FSLN, Alexis Argüello con 51 por ciento de los votos contra un 47 por ciento para el candidato de la oposición, Eduardo Montealegre.

Por el país, los resultados provisionales dieron al FSLN más de cien de las 146 municipalidades en disputa. La votación ya ha sido minada por alegatos de fraude e irregularidades. Los alegatos de la oposición respecto de las elecciones han sido franqueados por la negativa de la corte suprema electoral (CSE) de acreditar monitores electorales experimentados para vetar las elecciones.

Esta negativa de la corte suprema electoral (CSE) de autorizar estos vigilantes para supervisar el proceso ayudó a crear este estado de confusión. Tal ha sido la fuerza de las críticas, la CSE acordó un recuento en Managua, gatillando sospechas de mayores anomalías en otra parte.

Al pueblo de Nicaragua: Si de veras aman a Nicaragua, deberían ser críticos de su propio gobierno, en vez de ser alcahuetos de la maleantada de su gobernante cualquiera que sea el de turno.

Deberían ser guardianes del orden constitucional y de la imagen que están creando de Nicaragua en el ámbito internacional. Si deveras ganó las elecciones Alexis, dejen entonces que Eduardo sea encontrado en la supuesta mentira, mostrando las pruebas que dice tener que le hace ganador de la elección. Sólo dejándolo mostrar la evidencia, sabrá el pueblo y el mundo quien tiene la verdad.

Pero no pueden Uds. mantener la verdad escondida a punto de garrotazos, pedradas y morteros, porque los hace cómplices del gobernante. Les sugiero, si quieren ser hombres libres como lo soño César Augusto Sandino, no confíen en el gobierno. El gobierno lo que quiere es – a toda costa – mantener el poder, sin importarle si todos Uds. se matan. Pues, donde termina el derecho de la oposición, empieza el derecho de ustedes. Y si hoy Uds. se lo niegan a la oposición, se lo estarán negando a Uds. mismos el día de mañana.

Todas las conquistas logradas después que el pueblo se unió en Revolución para derrocar a la dictadura somocista el 19 de julio de 1979, las han pisoteados con vuestro servilismo al gobierno – refiriéndome a los que ciegamente están usurpando el derecho de otros a manifestarse. Es el gobierno el que debe ser servil del indivíduo soberano, y no el soberano servil del gobierno.

Nadie tiene que pedir de rodillas para protestar por su derecho en ninguna parte del mundo, y lo que está sucediendo en Nicaragua hoy en día, es más que vergonzoso para todo Nicaragua. No dejar que la oposición presente las pruebas de que hubo fraude en las elecciones ilegitimiza todo el aparato gubernamental y degenera el orden público. Desbarata la constitucionalidad y creando la violencia, dirigiendo al pueblo a matarse uno con el otro, mientras las autoridades, que juramentaron defender la Constitución cuando fueron admitidos como funcionarios públicos, cometen un crimen mayor cuando permiten que pandillas amenacen a otros grupos con violencia. Y el ser testigo de la comisión de un delito y no arrestar a los deliquentes, es penalizado con cárcel.

­Las cámaras de television son testigas de como la policía miraba a las pandillas con camisetas del FMLN portar armas letales como morteros, y ulitizarlas contra personas desarmadas o contra los grupos tanbién armados de igual manera que apoyan a Eduardo Montealegre, sin hacer arrestos ni llamar al ejército para asistirlos.

Y no se trata que yo esté de parte de alguno de los grupos, sino de hacerles ver a ambos bandos que son nicaragüenses primero, y segundo ortequistas o eduardistas. Y en estas circumstancias, el problema reside en que un grupo no quiere ver la evidencia que el otro group posee. Pero el asunto puede ser.

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