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Asentándose en la frontera

por José de la Isla

José de la IslaJosé de la Isla

VALLE DEL RÍO GRANDE, TEXAS – Conocí a Marta Sánchez en su oficina, en un pequeño centro comercial al lado del café El Paraíso, en Alton, justo al norte de Mission, Texas. Marta es directora de La Unión del Pueblo Entero (LUPE) en Alton, una organización sin fines de lucro perteneciente al Sindicato de Trabajadores Agrícolas Unidos.

La organización ofrece acceso a servicios inspirada por las ideas de César Chávez para las comunidades rurales. Yo he llegado aquí invitado por la Fundación Annie E. Casey con el fin de observar los temas que afectan las familias.

La oficina es un torbellino de actividad.

Hoy, Marta trata por teléfono con la rezaga de una estafa perpetrada por Malcolm L. Webber (alias ‘Grand Chief Thunderbird IV’) quien vendía cuotas de asociación con una tribu indígena a inmigrantes sin documentos. Marta dice que entre 200 a 300 personas en este condado recibieron la oferta de hacerse miembros por $400, pero me dijeron que algunos pueden haber pagado hasta $1.200.

La estafa funcionaba mediante las redes sociales de las iglesias evangélicas. A los incautos les permitían cree que la asociación con la tribu les permitiría solicitar la ciudadanía estadounidense.

La oficina de LUPE ha oído de unas cien personas defraudadas en Mississippi, Georgia y California.

Tomándose un café en el Pic N Pac, Marta intenta caracterizar su labor con las colonias rurales, las subdivisiones en las que sus clientes se han asentado, a pesar de la falta de muchos servicios.

Concordamos en el término ‘inocente’ en el sentido de la falta de viveza. “Viven de la palabra”, agrega Marta. Sus palabras me recuerdan a la observación de Robert D. Putnum, autor de Bowling Alone, que la falta de confianza contribuye a la reducción en la participación en asociaciones cívicas. La misión de Marta parece ser volver a establecer la confi anza.

Entre las personas que sirve, Marta oye de empleados que han sido estafados con recibir menos paga de lo acordado, o quienes han trabajado sin que los contratistas les paguen nada. Con frecuencia los trabajadores sencillamente no saben de los recursos que están a su disposición. Euterio, por ejemplo, quien ahora sirve de voluntario en la oficina, aprendió a presentar una queja por daños y prejuicios ante la corte. Tuvo éxito, y ahora da lecciones a otros sobre los derechos que tienen.

El punto de Euterio es que una injusticia reciba una respuesta adecuada.

“Hay ese tipo de abusos en abundancia”, comenta Marta, y explica el papel de defensa y educación que tiene LUPE. Los problemas que surgen con frecuencia provienen de contratos de compra de lotes en la colonia y las circunstancias por las que la gente pierde su inversión.

Desde el año 2002, Texas tiene unas 1.400 colonias. A grandes rasgos, las colonias son barrios y sub- divisiones – en su mayoría en parcelas, pero no siempre – a lo largo de la frontera de los EE.UU. con México. El término se usa mayormente para defi nir las comunidades sin desarrollar que representan un movimiento contemporáneo de asentamiento.

Desde El Paso hasta Brownsville unas 400.000 personas viven en una colonia. La mayor parte vive en el Valle del Río Grande, uno de los lugares más pobres de los Estados Unidos.

Estas comunidades rurales, sin incorporarse, de 20 o más viviendas están aisladas físicamente de las áreas urbanas y por lo general no se benefi cian mucho de las mejoras provenientes de los impuestos que administran los pueblos y las ciudades.

Las colonias se enfrentan a problemas relacionados al agua, como la disponibilidad, el costo y hasta el acceso al agua potable, el alcantarillado y la eliminación de las aguas residuales. Esta circunstancia multiplica la falta ya seria, si no crítica, de adecuados cuidados médicos, educación, alimentos a bajo costo, y otras necesidades. Estos dueños de propiedades cargan sus propios desperdicios.

En 1988 el difunto y legendario congresista de San Antonio, Henry B. González, entonces presidente del Comité de la Banca, enfocó la atención política en las colonias.

Llevó al candidato a la presidencia demócrata, Michael Dukakis, a la frontera con el fi n de infl uenciar la opinión pública y los 29 votos electorales de Texas.

Pelosi, visitó las colonias del cercano Laredo como parte de una visita de observación a la frontera y al puente internacionalDurante la década de los noventa, el congresista Alberto G. Bustamante, como miembro del Comité Selecto sobre el Hambre, enfocó la atención en los problemas de nutrición en las colonias. En noviembre del 2007, presidenta de la Cámara, Nancy que está allí.

Durante esta temporada de elecciones, a ver si cualquiera de los pretendientes a la presidencia tiene el valor de convicción para dirigirse a los temas de la seguridad fronteriza dirigiéndose a las colonias.

[José de la Isla, autor de “The Rise of Hispanic Political Power” (Archer Books, 2003), r­edacta un comentario semanal para Hispanic Link News Service. Comuníquese con él a: joseisla3@yahoo.com]. © 2008

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