lunes, abril 29, 2024
HomeCalendario & TurísmoUna lección de historia en negro y café

Una lección de historia en negro y café

­por Andy Porras

La nación celebra otro Mes de la Historia de los Negros en febrero, y en el otoño, nos toca a nosotros. Del 15 de septiembre al 15 de octubre celebramos el Mes de la Herencia Hispana.

¿Y qué?

Se pensaría que este país conociera mejor a los negros y los latinos a estas alturas. Pero, ¡ay!, la historia de los Estados Unidos es todavía en gran parte una historia de los blancos. Lo que es peor, ¡siguen sin tenerse confianza los negros y los latinos!

El Mes de la Historia de los Negros, idea que se prestó el Dr. Carter G. Woodson de la fraternidad negra Omega Psi Phi, fue primero Semana de la Historia de los Negros. En 1976 fue que se convirtió en un mes entero.

En un comienzo nuestra presencia hispana también se reconoció durante una semana. En 1988, el presidente Ronald Reagan extendió la celebración oficial a un mes entero.

Ambos grupos, y en particular sus jóvenes, pueden beneficiarse de una lección sobre lo mucho que se entretejen sus historias.

Empecemos con Gaspar Yanga, desconocido tanto entre la comunidad latina como la africano-americana. Hasta ahora no ha logrado aparecer en la lista de primeros del Mes de la Historia de los Negros. Cincuenta años después de la independencia de México de España en 1821, Vicente Riva Palacio, nieto del presidente mexicano Vicente Guerrero, escribió sobre Yanga, lo cual desató un tumulto binacional.

Los escritos de Palacio recordaron a México que el abuelo de Guerrero provino de una familia de sangre mezclada – española, indígena y africana. Guerrero, el segundo presidente de México fue un líder revolucionario a comienzos del siglo XIX. Se le conocía por responder a su padre, quien le rogó le siguiera su mismo camino político como ferviente defensor de la corona española.

“Tu voz es padre, para mí, sagrada”, dijo Guerrero.

“¡Pero la patria es primero!”

La patria es primero ha llegado a ser lema sagrado para muchos en momentosde conflicto. Antes que lo tomaran rehén, torturaran, y finalmente ejecutaran en 1831, a la edad de 48 años, Guerrero ordenó la liberación de todos los esclavos y la abolición inmediata de la institución de esclavitud.

Palacio vivió más años, siendo historiador, novelista y cuentista, general militar y alcalde de la Ciudad de México. Basándose en archivos enmohecidos de la Inquisición, Palacio narró la historia de Yanga y la expedición española en su contra. La investigación de Palacio culminó en una antología publicada en 1870 y en un folleto por separado editado en 1873. Se publicó de nuevo en 1997.

Otros eruditos han escrito sobre Yanga, pero ninguno se compara con el don de Palacio en captar la imagen de orgullosos fugitivos que probaron su superioridad en repeler los ataques españoles para vivir a ver otro día en lo que ahora es el estado de Veracruz.

La falta de conocimiento de México sobre sus raíces negras va cambiando de a pocos, dicen los estudiosos de hoy como Makeda “Dread” Cheatom, director del World Beat Center, una organización cultural ubicada en el parque Balboa, en San Diego. Hace poco el Centro patrocinó un “Festival ­del Día de Bob Marley” al otro lado de la frontera, en Tijuana, para celebrar la riqueza de la herencia afromexicana.

“Los mexicanos deben ser orgullosos no sólo de su sangra indígena y española, sino deben aprender de su historia negra también”, dice Dread al recontar la importante presencia negra en México. Igual deberían hacer su parentela en los Estados Unidos.

“En realidad”, acentúa Dread, “fue allí que se dio libertad primero a los esclavos africanos”.

El Museo de las Culturas Afromestizas, al sur de Acapulco, es un museo al honor de Guerrero y Gonzalo Aguirre Beltrán, un notado antropólogo mexicano quien calculó había seis esclavos africanos participantes en la conquista de México. Existe un museo similar en la ciudad de Yanga.

Iván Van Sertima, en su libro “They Came Before Columbus” (Llegaron antes que Colón), escribe que la primera civilización de la antigua América se llamó Olmeca, y vivía a lo largo de la costa del Golfo de México, hace más de 3.000 años. Fue cerca de Veracruz que los Olmecas esculpieron las representaciones más importantes y reconocidas de África en el hemisferio occidental. A menudo, cuando se le pregunta a un mexicano sobre la vida diaria, la respuesta es, “¡trabajando como negro para vivir como blanco!”

Hasta hoy, la vida puede resultar difícil para los mexicanos negros, por lo que se supone están en el país ilegalmente, provenientes de América Latina. Los agentes de policía mexicanos tratan a sus paisanos negros con severidad muchas veces. Tal vez les recuerden a su tercera raíz.

Como maestro en una escuela alternativa, una vez tranquilicé a un grupo tempestuoso de estudiantes que sabía prácticamente nada sobre los logros de sus compañeros. De forma diaria, concientizaba a la clase sobre actualidades placenteras y prácticas de sus pueblos en particular. No tardó mucho para que los muchachos se vieran con otros ojos.

Hasta inventaron una frase fácil de recordar, “If it doesn’t relate, it doesn’t educate” (Si no se relaciona, no enseña). Hispanic Link.

(Andy Porras edita Califas, una publicación bimensual que sirve el área metropolitana de Sacramento, California. Durante muchos años fue maestro de secundaria en la frontera de Texas con México. Comuníquese con él a: califasap@yahoo.com). © 2008

RELATED ARTICLES
- Advertisment -spot_img
- Advertisment -spot_img