domingo, mayo 19, 2024
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Tradición hispana podría levantar más que sólo la economía de la comunidad

por Andy Porras

Si los 50 millones de latinos de esta nación se mantuvieran fieles a su tradición cultural estas Navidades, podrían ahorrar millones de dólares. Sólo tienen que decirle ‘no’ al intercambio de regalos del 25 de diciembre para decirle ‘sí’ al intercambio el 6 de enero, el día de los Santos Reyes, día oficial hispano para compartir las bendiciones.

Hagamos las cuentas. Los reyes magos llegan doce días después de la Navidad, o en términos de la billetera, a diez días de las rebajas del día después de la Navidad…

Por todo el mundo hispanohablante, el seis de enero es feriado cristiano que celebra a los tres reyes magos que llegaron con regalos para el Niño Jesús. Por ende, los hispanos que desean mantenerse fieles a las costumbres del viejo mundo también pueden mantener en sus bolsillos más dinero al hacer lo religioso.

“Pero supongo que cuando cruzamos a los Estados Unidos, nos olvidamos de nuestros días de fiesta, ¡por no mencionar nuestros modales!” dice Ernesto Beltrán, de 70 años, quien llegó del estado de Yucatán del sur de México para trabajar el campo en el programa bracero de ambas naciones de la década de los años sesenta. Luego se hizo ciudadano estadounidense y gerenció una pequeña franquicia de pollo frito. Ahora que se ha jubilado, vive con su esposa en un pequeño rancho de Río Linda, cerca de Sacramento, California.

“Recuerdo los doce días originales de la Navidad, que comienza, en vez de terminar, con la Navidad”, comenta.

En algunas regiones de México, es tradición que los niños dejen los zapatos en la puerta la noche del 5 de enero, llenándolos de hierba seca para los camellos, para que los reyes magos sean generosos con sus regalos. Esta tradición es análoga a la de muchos niños estadounidenses, que dejan para Papa Noël galletitas la Nochebuena. En Puerto Rico, la mayoría llena una caja de pasto o de hierba seca para dejar debajo de su cama.

Fue el año pasado ue los nietos de Beltrán aprendieron de las tradiciones de sus abuelos.

“!No, no fue de mí, sino de la televisión estadounidense!” se río Beltrán. “Recogí a los pequeños de la escuela y su maestra nos habló de un personaje bilingüe por televisión que se llama Dora la Exploradora y un programa especial sobre los reyes magos”, explicó. El programa especial de Dora la Exploradora siguió a una historia bíblica de los tres reyes o los magos que siguieron a una estrella brillante en el cielo la noche que nació el Niño Jesús. La siguieron hasta Belén donde le presentaron al recién nacido con regalos de oro, olíbano y mirra.

Es posible que los niños pre-escolares tengan como mínimo un conocimiento rudimentario de todos los días festivos como Navidad y la Pascua de Resurrección, y hasta del Cuatro de Julio. Pero, ¿cuánto sabrán de las tradiciones de varias culturas – la propia o las de otras personas?

“El Día de los Reyes Magos es un gran día de fi esta en América Latina y en México”, cuenta Beltrán.

“Aquí, es triste, pero la Navidad la sobrecogió con todo su aspecto comercial”.

Fue durante la última parte del siglo XIX que el suroeste estadounidense comenzó a abandonar a los tres reyes y darle la bienvenida a Papa Noël, que llega doce días antes.

En Nuevo México, donde las familias hispanas han vivido más de 400 años, por ejemplo, los niños acudieron a una fi gura tipo abuelo para compartir sus deseos de juguetes favoritos.

“Recuerdo a mi hermano mayor, Manuel, quien vivía en Colorado”, dice Beltrán. “Él me contaba que sus nietos le decían que estaba loco por sugerir que pusieran sus zapatos en la puerta con la esperanza que los llenen de regalos”.

Muchas familias puertorriqueñas y de otros países latinos por todo Estados Unidos están reclamando un resurgimiento de las antiguas costumbres. En Sacramento, un dueño de restaurante que fue instructor de bailes mexicanos, monta una celebración de los Reyes Magos para los niños desaventajados cada año.

Sin embargo, de ambos lados de la frontera entre EE.UU. y México, son pocas las familias que se acogen a las viejas tradiciones. El pasearse por cualquiera de las ciudades mexicanas a lo largo de la frontera revela que hay tantas figuras de Papa Noël o de hombres de nieve suspendidos en enormes burbujas de plástico como se encontrarían en cualquier suburbio de Texas o de California.

“La única tradición que queda, prácticamente, de la celebración tradicional de los reyes magos es la rosca de reyes”, una rosca de pan dulce que contiene un muñequito del Niño Jesús dentro, observa Beltrán, meneando la cabeza cana. “¡No saben lo que se pierden, los latinos de hoy!”

Sin mencionar lo mucho que podrían estarse ahorrando.

(Andy Porras, editor, escritor y educador quien ha dividido su tiempo entre su Texas natal y California, vive ahora en Houston. Ha contribuido comentarios a Hispanic Link News Service desde que se fundara en 1980. Comuníquese con él a: ­andyporras@yahoo.com).

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