sábado, diciembre 28, 2024
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Nuevo alimento latino: cerveza gratis, placas de identificación, y el próxico presidente

por Jorge Mariscal

Deambulando por el centro de congresos con su nieta, Dolores Huerta, quien hiciera historia con César Chávez hace más de 40 años, recibía un saludo de vez en cuando de los que la reconocían. Pero la mayor parte de los latinos y latinas de veinte y o treintaitantos corrían al pasar camino a lecciones de salsa auspiciadas por Ford o camino a cerveza gratis que ofreciera Miller Lite.

Como las docenas de inmigrantes recién llegados y residentes permanentes de años ya en los EE.UU., que iban camino a talleres gratuitos sobre la nacionalización, no tenían idea alguna que acababan de codearse con una de las más grandes figuras de la historia de trabajadores y de derechos civiles de los Estados Unidos.

Si Barack Obama es el símbolo de la política “pos derechos civiles”, la Exposición Latina durante el congreso anual del Consejo Nacional de La Raza (NCLR por sus siglas en inglés) realizado en San Diego este mes, fue la encarnación de un universo pos-movimiento chicano donde los sindicatos, movilizaciones masivas y la crítica radical son reliquias de una era ya antigua.

La Expo de NCLR fue una orgía con patrocinio empresarial de la identidad y cultura hispanas de la corriente general. Más allá del centro de congresos, desorientados miembros del proyecto Minuteman y otros molestos con el desorden migratorio se aferraban a la falsa idea que NCLR es una organización de “izquierda” o “separatista”. Dentro del recinto, representantes de todas las ramas militares, la CIA, y el Departamento de Seguridad Nacional contrariaban la paranoia de derechas.

Con prácticamente ningún vínculo a la militancia chicana y puertorriqueña de la época de la guerra de Viet Nam que era típica de los fundadores Hermán Gallegos, Ernesto Galarza y Julián Samora, hoy NCLR es idea nacida del exdirector Raúl Yzaguirre y la visión de la cima para abajo que impuso sobre la organización a fi nales de la década de los setenta. Parte de esa visión era que NCLR colaborara de cerca con el Pentágono para modelar sus esfuerzos de reclutamiento a los gustos de la juventud latina.

Los que más llamativos carteles tenían en los salones del congreso, más atención recibían. Alrededor de pabellón del Ejército de los EE.UU. se apilaban docenas de jóvenes latinos y latinas para ver a soldados vestidos de fatiga que les imprimían placas de identificación a cambio de los datos personales de contacto del joven o la joven. Personal militar rondaban por los pasillos de la Expo buscando entablar conversación con jóvenes.

Frente a la puesta en escena del ejército, latinos miembros de la fuerza naval selecta, vestidos de uniforme azul, invitaban a niños de 8 a 18 años a hacer ejercicios alzándose con los brazos en dos barras improvisadas. Una latina “marine” atractiva ladraba “aguanta, aguanta” en lo que animaba a una chica joven a alzarse una vez más. Un NCO alto repartía mochilitas de los “marines” pequeñísimas a niños de escuela intermedia ávidos de recibirlas.

Al fondo del salón se encontraban los puestos de las organizaciones de voluntarios con fondos mínimos que día tras día laboran en comunidades de verdad. Notablemente ausentes fueron puestas en escena dedicadas a la educación. Vendedores de libros brillaban por su ausencia y sólo un par de universidades tenían representación.

Un grupo de estudiantes universitarios emprendedores que sentían que las fuerzas militares iban en pos de sus hermanas y hermanas recogieron puñados de panfletos de una organización de salud dedicada a temas de trauma a la espina dorsal. Posicionándose cerca de los montajes del ejército y los “marines”, distribuían el panfl eto titulado, “Paralysis and Brain Injury in Active Duty Military” a cada joven que llevaba o placas de identifi cación o mochila. Personal de seguridad del centro de congresos rápidamente dispersó al grupo de estudiantes.

Dos parejas jóvenes vestidos formalmente bailaban valses estilizados cerca del montaje de Wal-Mart en lo que por los megáfonos se anunciaba más cerveza gratis en el puesto de Heineken.

Personas recién llegadas se mezclaban con hispanos de carrera alejados por dos o tres generaciones de la experiencia del inmigrante. En algún lugar recóndito del centro de congresos se realizaban verdaderos talleres comunitarios. Pero la cara al público del congreso era todo pan y circos.

No muy lejos de esta carnaval de capitalismo consumista hispano del siglo XXI los candidatos a la presidencia Barack Obama y John McCain completaban su gira de un mes por las organizaciones corrientes de abogacía hispana. Para cuando llegaron a San Diego, ambos habían visitado ya los congresos anuales de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Nombrados (NALEO) y la Liga de Ciudadanos Unidos Latino Americanos (LULAC).

La noción que alguno de estos grupos represente las esperanzas y las aspiraciones de la mayoría de los latinos de clase trabajadora es risible, aunque la influencia política de los tres dentro de la esfera de la capital, Washington, D.C., es innegable.

El acercamiento de la campaña de Obama a los grupos de base latinos ha sido esporádico cuanto mejor. Apelaciones angustiadas para voluntarios de habla hispana de los directores de campo que no son latinos en estados como Nuevo México y Nevada sugiere que la campaña sigue lejos de establecer una infraestructura eficaz. Por lo visto consideran que California es una victoria segura. Los últimos sondeos nacionales indican que Obama está capturando más del voto latino que McCain, por casi 40 puntos porcentuales.

Muchos de los que asistieron al congreso y que terminaron decepcionados se quejaron que si bien McCain pasó varios minutos después de dar su discurso respondiendo a preguntas del público (hasta pasó su micrófono al activista local de derechos del inmigrante, Enrique Morones) Obama se fue inmediatamente y se negó a dialogar con el público. De lo contrario, lo que and member of the Opihi Pickers, Imua Garza.

This performance is made possible with support from the Rhoda H. Goldman Memorial Fund and is dedicated to the memory of Rhoda H. Goldman, Festival Chair from 1968 to 1996.

Sunday, August 10 at 2:00 p.m., at Stern Grove, 19th Avenue and Sloat Boulevard, San Franciscoresources from the federal Departments of Housing and Urban Development and VA will supplement the continuing work in San Francisco to reduce and end the homelessness of those who have served their country and find themselves without a home,” said the Executive Director of the U.S. Interagency Council on Homelessness Philip Mangano.

“The interagency collaboration of HUD and VA, revitalized by the Congress and supported by the President, will move more than 100 veterans off the streets and out of shelters into permanent supported housing in line with the San Francisco’s ‘Housing First’ goals.”su campaña hizo fue llevar a cabo una sesión informativa de 3 horas para miembros selectos de NCLR.

Muchos latinos en California comienzan a sentirse frustrados y tomados por sentado. En San Diego, latinos queriendo trabajar de voluntarios para Obama duras penas encuentran una oficina o siquiera una persona de contacto. Cuauhtémoc Figueroa, director nacional de Obama para acercamiento a los latinos, promete acelerar los esfuerzos muy pronto. Pero el peligro para el campo de Obama es que por continuar haciendo caso omiso de regiones claves, el apoyo latino podría diluirse y el número de votantes que se presente en noviembre podría caer.

Aunque los medios de corriente general aún no han comprendido, el tal “voto hispano” es una conglomeración de intereses y valores tan fracturada como la misma nación. El congreso de NCLR reflejó el segmento más poderoso de la comunidad latina, un segmento a gusto en un mundo controlado por las empresas y su séquito, el sistema bipartita.

Pero al menos que se transforme el sistema desde abajo, nada cambiará para la mayoría de los latinos, no importa quién sea el carismático que dé la cara por el sistema.

El voto de Obama a favor del muro en la frontera, su reciente gira hacia la derecha sobre varios temas, y el hecho que en su discurso en NCLR dejó de mencionar la ocupación de Irak, el que reclutadores de las fuerzas militares y de la patrulla fronteriza hagan blancos de la juventud latina, o que el sistema de cárceles que devora a niños negros y latinos no afectarán probablemente, su inmensa aprobación entre el electorado latino.

La pregunta para los latinos progresistas (algunos de los cuales se autodenominan todavía chicana, chicano o borícua) continúa siendo cuál es la mejor forma de presionar a Obama y a los demócratas desde fuera de la visión seductora empresarial que se promovió en el congreso anual de NCLR. Hispanic Link.

(Jorge Mariscal es profesor de historia y literatura en la Universidad de California, San Diego. Comuníquese con él a: gmariscal@ucsd.edu). © 2008

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