por Janet Murguía
La “Carrera a la Cima” es el nombre del fondo educativo dentro del paquete de estímulo económico de la administración de Obama. El secretario del Departamento de Educación, Arne Duncan, recientemente delineó su plan de juego para este fondo, incluyendo el establecimiento de estándares académicos más altos, el dar seguimiento a los logros del estudiantado, y el fomentar programas innovadores como los que usualmente emplean las escuelas “charter”.
El Consejo Nacional de La Raza – la organización nacional más grande de defensa de los derechos civiles de los hispanos en Estados Unidos – ha apoyado estos objetivos por mucho tiempo. Para que nuestra nación pueda ganar una carrera a la cima, los forjadores de política pública deben prestar particular atención a los estudiantes latinos. No podremos llegar a la recta final a menos que los niños hispanos tengan mayor acceso a escuelas preescolares de alta calidad y reciban el apoyo académico que necesitan en la escuela secundaria para comenzar sus estudios universitarios al mismo tiempo que sus pares blancos.
El presidente Obama y el secretario Duncan deben considerar en qué estado están hoy día los niños hispanos dentro del espectro educativo, tanto en escuela preescolar como en escuela secundaria. Más del 60 por ciento de los niños latinos no asisten a un programa preescolar estructurado, y por ello, entran al kindergarten con una laguna educativa que los persigue hasta la escuela secundaria. Esto significa que su nivel de rendimiento escolar será más bajo que el de los estudiantes blancos desde el primer día de clase, mante niendo esta disparidad hasta la escuela secundaria. Dada esta realidad, no es sorprendente que el índice nacional de latinos egresados de escuela secundaria sea un funesto 58 por ciento en comparación al casi 78 por ciento de los blancos.
El primer paso hacia un rendimiento escolar más alto es que el secretario Duncan refuerce el acceso y los servicios provistos a los estudiantes con dominio limitado del inglés (ELL, por sus siglas en inglés), quienes en su gran mayoría son hispanos. Los ELL aprenden el contenido apropiado de las materias para su grado escolar–matemáticas, estudios sociales y ciencias—y aprenden un nuevo idioma a la vez. Para llevar a cabo este proceso bien, necesitan maestras con la preparación adecuada, instrucción y herramientas de evaluación apropiadas para sus necesidades lingüísticas, y el apoyo de educadores que crean firmemente que los ELL pueden y deben alcanzar altas metas de rendimiento académico.
Los programas de educación temprana son vitales para que los estudiantes hispanos se mantengan encarrilados, pero no hay suficientes programas de esta índole para latinos. Una piedra en ese arduo camino es la falta de instalaciones que alberguen estos programas para niños preescolares en los vecindarios latinos. Otro agravante es el hecho de que no existan suficientes maestros preparados para educar y apoyar a los estudiantes con dominio limitado del inglés en su lengua natal.
La ruta de la escuela preescolar a la secundaria es larga, pero cada decisión de política pública que se toma en el camino cuenta para la educación de nuestros niños. La administración tiene que asegurarse que la ley Que Ningún Niño Quede Atrás (NCLB, por sus siglas en inglés) cumpla su promesa de mejorar el rendimiento académico de todos los estudiantes y cierre la brecha que existe entre los estudiantes hispanos y blancos.
académico de estos estudiantesEsta ley puede ayudar a los estudiantes latinos y a los ELL a tener acceso a rigurosos cursos y currículos que son necesarios para alcanzar el alto rendimiento escolar de sus pares. Bajo la NCLB, las escuelas deben determinar el éxito del rendimiento – incluso proveer exámenes en la lengua natal de los estudiantes – para medir adecuada y regularmente su progreso académico. Esta ley también requiere que las escuelas mantengan informados a los padres sobre el proceso educativo de sus hijos para darles las herramientas necesarias para involucrase en la educación de sus hijos y exigirles a las escuelas que les provean a sus hijos la mejor preparación académica para que alcancen un alto rendimiento escolar.
El secretario Duncan declaró rotundamente que nuestra nación está perdiendo terreno en el campo de la educación. La “Carrera a la Cima” es un esfuerzo crucial para mejorar la alarmante situación que nos asecha. En estos momentos, cuando la economía está en la delantera de nuestra conciencia nacional, apreciamos que el presidente Obama reconozca que el mejoramiento de la educación y de la economía van a la par. Tanto que él develó su plan educativo mientras hablaba ante la Cámara de Comercio Hispana de los EE.UU., un público que entiende claramente la importancia de apoyar los intereses económicos mediante la inversión en el sistema educativo. Como bien dijo el presidente Obama, “Vivimos en un mundo donde la destreza más valiosa que podemos vender es el conocimiento”. Hispanic Link.
(Janet Murguía es presidenta y ejecutiva principal del Consejo Nacional de La Raza en Washington, D.C.) © 2009