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¿Cómo se dice “Tamaulipas” en inglés?

por José de lsla

HOUSTON, Texas – Tamaulipas, en un recoveco debajo de Texas, su vecino, se ha declarado el primer estado mexicano bilingüe. La proclamación recibió poca atención de los medios en los Estados Unidos, pero hay que subestimar su importancia.

Tamaulipas cuenta con más de 3 millones de habitantes. Sus ciudades principales son Nuevo Laredo, Ciudad Victoria y Tampico.

El estado ha decidido buscar nuevas oportunidades sociales, económicas y tecnológicas a nivel global, y tiene como requisito académico que sus 320.000 estudiantes de escuela pública aprendan inglés a nivel de conversación. En febrero el gobernador Eugenio Hernández declaró que, “Nuestros esfuerzos se enfocan en preparar a los estudiantes para un mundo más competitivo lleno de tecnología e inglés”.

Desde la Ciudad de México hasta los estados fronterizos de Chihuahua y Nuevo León, México están enfatizando más la instrucción del idioma inglés.

El experimento mayor es Tamaulipas. Más del cincuenta por ciento del comercio entre los EE.UU. y México pasa por Tamaulipas y Texas. Cuando se anunció el programa en enero, el entonces embajador estadounidense, Tony Garza, oriundo de Brownsville, Texas, visitó a Hernández y a unos 1.200 estudiantes, maestros, padres de familia y alcaldes.

El embajador empezó sus comentarios en español, cambiando luego al inglés, diciendo, “Cuando yo crecía, no teníamos un programa como éste”.

Mary Lou Támez, maestra bilingüe de 36 años, sugirió que Texas también se hiciera estado bilingüe.

Su comentario podrá considerarse o consejo político sobrio, o como astillas resecas que encienden aquellos elementos políticos fervorosos estancados en la mentalidad del siglo XIX. (Otra realidad social: la madre de Támez es de Alabama).

En los Estados Unidos viven más de 45 millones de hispanos, pero eso no implica que retendrán su ventaja lingüística después de la primera generación. Un informe del Censo de los EE.UU. del 2007 develó que el español es la lengua principal hablada por 34 millones de residentes de los EE.UU. de la edad de 5 años o mayor.

No obstante, somos la segunda comunidad más grande de hispanohablantes en el mundo, después de sólo México, y delante de Colombia, España y Argentina.

Aproximadamente la mitad de todos los hispanohablantes de los Estados Unidos también hablan inglés “muy bien”, de acuerdo con el Censo.

El problema que tiene México es otro. Una fuente entendida me dijo que aproximadamente el 80 por ciento de sus estudiantes de medicina no aprueban sus exámenes de inglés, un requisito para continuar estudiando medicina. Las razones que dan incluyen la falta de buenos instructores, la metodología implementada y algo de resistencia cultural.

Para México hoy en día, es importantísimo aprender el inglés. Como la doceava economía más grande del mundo, se calcula que pierde al año unos 20.000 profesionales, quienes van en busca de mejores oportunidades en otras partes. Para atraer empleos, sus trabajadores profesionales deben estar preparados para lidiar con tecnologías y oportunidades que con frecuencia llegan envueltas en el inglés.

Según Rodolfo Tuirán, subsecretario de educación superior, la fuga de profesionales le cuesta a México $7 mil millones por la capacitación que se les da a los profesionales que luego emigran.

Lo que está haciendo Tamaulipas podrá ser poco, pero el estado reconoce que tiene que cambiar las cosas NOTICEy ganarse una ventaja estratégica.

­Para mantener el flujo de bienes comerciales y mejorar la estabilidad y el crecimiento laboral, tiene que enfocarse en los idiomas como imperativa económica y cultural. Con importantes cambios pequeños como éste, las cosas podrán volverse a su favor.

Albert Einstein alguna vez notó que “No podemos resolver los problemas con la misma mentalidad que usamos cuando los creamos”.

Tal vez no sea mal momento volver a conceptualizar cómo pensamos en los EE.UU. sobre la tierra, la gente y el idioma. No hay mejor región por la que empezar que con la frontera entre los Estados Unidos y México. Ya está ocurriendo. Pero los gobiernos estatales, los que guían y controlan las políticas, se especializan en una negación peculiar, la cual con frecuencia provoca tensiones culturales. El pequeño vecino que tiene Texas, Tamaulipas, está dando un paso en la dirección correcta.

[José de la Isla, cuyo último libro Day Night Life Death Hope, lo distribuye la Fundación Ford, redacta un comentario semanal para Hispanic Link News Service. También es autor de The Rise of Hispanic Political Power (2003). Comuníquese con él a: joseisla3@yahoo.com].­

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