por Mexico Institute/Wilson Center
Sin juego de palabras, las predicciones electorales hacen que las apuestas en las carreras de caballos parezcan estables.
“Secretariat”, el legendario ganador de la “Triple Corona”, se dio a conocer por ahorrar energía con un comienzo lento, para luego adelantar a sus rivales equinos en el último tramo con formidable velocidad por un tiro lejano. Algo similar ha ocurrido con los dos principales candidatos presidenciales en México.
Claudia Sheinbaum era toda tonos de grises cuando comenzó la carrera. Aunque intelectualmente dotada, tiene el carisma de una directora reservada. Así, al igual que Secretaría, parecía una corredora lenta hasta que, con el látigo del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ahora está muy por delante de sus adversarios.
En cierto sentido, ha sido Claudia compitiendo contra Sheinbaum, hasta la aparición de Xóchitl Gálvez en la carrera en el verano de 2023. Claudia es el modelo de AMLO, la política, la mujer que incondicionalmente ha seguido sus pasos y ha cubierto sus huellas. Sheinbaum es la científica, la mujer que puede discernir los hechos del discurso; Por muy profundo que sea en su mente, existe la conciencia de que el sector energético requiere una variedad de actores más rica, más diversa y moderna para una transición justa.
En este sentido, Claudia y Sheinbaum pueden chocar. La chica del cartel le debe a su mentor lo que es ahora, que ya no es una estudiante radical desaliñada que grita consignas encima de una caja de jabón. La mujer estilizada que vemos ahora ha prometido ampliar el legado energético de su creador. Si es así, Sheinbaum está en problemas y tal vez tenga que dar un paso atrás para permitir que Claudia defienda el caso de una gigantesca refinería en Tabasco que aún está en construcción y que no garantiza combustibles más baratos y menos contaminantes.
El desempeño en pista de Xóchitl Gálvez es exactamente lo contrario. Ella entró inesperadamente al césped y la multitud se despertó. Sin embargo, lo que comenzó como un auge pronto se convirtió en una crisis. En la reciente encuesta realizada por El Universal, uno de los principales periódicos de México, Gálvez estaba a 30 puntos detrás de Claudia. La analogía ecuestre es acertada. Al igual que Secretary, el que comienza lentamente es el que tiene más probabilidades de ganar.
El declive de Gálvez puede haber comenzado con sus declaraciones sugiriendo que se privatizara Pemex, un comentario que ningún político mexicano jamás pronunció públicamente. El resto de su plataforma energética está dentro del consenso del establishment de la “transición” orientada al mercado, aunque algunas partes no son realistas, a saber, que Pemex debe ser un productor líder de hidrógeno. La reactivación de las subastas de energía, una mayor inversión privada en energía limpia y esfuerzos sin precedentes en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, aunque heréticos por el momento en México, son objetivos bastante estándar en las políticas energéticas globales.
Lo inusual de Gálvez es que carece de filtros. No es lo que dice sino su modo de expresión lo que la convierte en un caso atípico en el sistema político. La energía es una cacharrería y ella es un toro que pisotea las sensibilidades más crudas. Es una iconoclasta malhablada cuando habla del tema más sagrado de México: la “soberanía energética” que, desde una perspectiva política, choca incluso con una privatización parcial de Pemex.
Claudia ha tratado de hacer las paces con Sheinbaum, pero la presencia de Xóchitl aún acecha, particularmente porque una encuesta reciente de Alejandro Moreno en El Financiero muestra que Xóchitl solo está detrás de Claudia por 16 puntos. A principios de noviembre, anunció un plan de 30 años para el sector energético que incluye la inversión privada, para modernizar la industria y lograr el bien público. Queda la pregunta de si este esquema realmente descarbonizará a México, mejorará la dinámica del mercado y, lo que es más importante, asegurará el camino hacia una transición energética justa.
Este artículo fue publicado originalmente por el Instituto México del Wilson Center.
Miriam Grunstein (PhD) es actualmente una abogada independiente cuya experiencia en el sector energético comenzó hace 21 años como asesora personal de un Comisionado de la Comisión Federal Reguladora de Energía (CRE) de México. Actualmente es académica no residente en el Centro México Estados Unidos del Instituto James Baker de la Universidad Rice.
NOTA DE EDITOR:
En un recorrido por las redes, encontramos declaraciones de Gálvez que desmienten lo que dice el artículo de arriba, ‘que ella aboga por la privatización de Pemex’.
Según Animal Político, Xóchitl Gálvez no dijo que su sueño es privatizar Pemex. El president Andrés Manuel López Obrador fue, durante su conferencia de prensa del 8 de septiembre, quien dijo que le «ayuda que Xóchitl quiera privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex)». A partir de ahi surgió un video que fue manipulado, que decia Xóchitl Gálvez sobre privatizar Pemex porque en su declaración original dijo que ‘quiere modernizar la empresa paraestatal’.
Xóchitl respondió:
“Presidente, ya sé que me trae puesto el ojo (…) lo que exijo es que mida sus palabras. Ahora dice que yo voy a privatizar Pemex. Otra mentira. Y como ya sé que usted nada más promete las réplicas, pero no las cumple, aquí le explico rápido. Mi sueño como senadora es modernizar Pemex y CFE, empresas que le entiendan al mundo, que estén a la vanguardia, que cuiden el planeta y le sean de utilidad a todos los mexicanos”. https://youtu.be/t5pwY-Uf8Bc
Pese a las declaraciones anteriores, este video de Xóchitl Gálvez fue manipulado. Ella dijo que quiere modernizar Pemex y CFE, no privatizar la petrolera estatal como dice el video en redes sociales.