miércoles, diciembre 25, 2024
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Meteórico ascenso de la enfermedades modernas para efecto sinérgico y vacunas

por Jonathan Benson

Algo siniestro en la era moderna está destruyendo los cuerpos y las mentes de los niños de hoy a un ritmo acelerado –y no, no es un mejor diagnóstico u otras excusas poco convincentes promovidas por los medios. Hoy en día las personas, especialmente en los Estados Unidos, tienen cada vez mayor sobrepeso, fatiga crónica, cerebro perpetuamente “abrumado”, y en un creciente número de casos, son regresivamente incapaces de funcionar normalmente o interactuar socialmente debido a problemas mentales y trastornos neurológicos inexplicables.
La tasa de autismo, como un ejemplo altamente relevante, se ha elevado exponencialmente desde la década de 1970, brincando de 1 cada 5,000 niños en ese entonces a 1 cada 68 el día de hoy, ¡un incremento de más de 7,400 por ciento! Seguramente esta tendencia dramática no sólo es debida a un mejoramiento de los protocolos de diagnóstico que, siendo inexistentes hace 40 años, permitieron de algún modo que decenas de miles de niños autistas no fueran detectados.
Creer esas bobadas es como creer en el hada de los dientes, como dicta el sentido común que algo más que los avances modernos en el diagnóstico de la enfermedad es responsable de la escalada en las tasas de enfermedad. Si estudiamos de cerca los datos, encontraremos algunos denominadores comunes que los principales medios y las autoridades de salud hacen todo lo posible por ignorar, pero que también aparecen junto con la enfermedad: pesticidas como Roundup  y las vacunas.
Roundup daña las bacterias intestinales y en gran medida amplifica la toxicidad de otros herbicidas y toxinas
Al contrario de lo que afirma Monsanto, su fabricante, Roundup (glifosato más ingredientes “inertes”, que en gran medida aumentan su toxicidad), el herbicida más popular del mundo, es extremadamente tóxico para los humanos. El complejo microbioma en el intestino humano contiene el shikimato infame para cuya inhibición fue diseñado Roundup, lo que significa que este proceso necesario de producir aminoácidos deja de funcionar propiamente cuando es expuesto al herbicida.
La mayor parte del trigo convencional que hoy crece en Estados Unidos es bañado con Roundup justo antes de la cosecha, como lo son virtualmente todos los cultivos genéticamente modificados (GM, transgénicos) aprobados comercialmente, cuyos derivados son comúnmente añadidos a los alimentos procesados. En otras palabras, Roundup está en todas partes, y la información sobre su uso a lo largo de los años revela una correlación directa entre el aumento de la exposición al herbicida y el aumento de las tasas de enfermedad.
Peor es el hecho de que se ha demostrado que Roundup aumenta sinérgicamente la toxicidad de otros herbicidas y toxinas, volviéndolos mucho más destructivos de lo que serían por sí solos. Dr. Stephanie Seneff, investigadora de MIT, ha descrito este fenómeno extensamente, notando que Roundup amplifica en gran medida la toxicidad del aluminio, por ejemplo, el cual se encuentra en muchas vacunas a la infancia.
El glifosato  impide la absorción de los nutrientes, provoca la acumulación de toxinas en la sangre y el cerebro
El glifosato, que es sólo uno de los muchos ingredientes tóxicos utilizados en Roundup, también impide la expresión de las enzimas de citocromo P450, que el cuerpo humano necesita para aquilatar minerales y sintetizar aminoácidos. Cuando las enzimas de citocromo P450 no están funcionando como deberían, virtualmente todos los sistemas del cuerpo lo resienten.
“A pesar de su reputación, Roundup fue por mucho el más tóxico entre los herbicidas e insecticidas probados”, sostiene un estudio de 2014 publicado en la revista BioMed Research International. “Esta inconsistencia entre el factor científico y la demanda industrial puede ser atribuida a grandes intereses económicos que han llegado a falsificar las evaluaciones de los riesgos para la salud y posponer decisiones políticas de salud”.
El vínculo entre la exposición al glifosato y el autismo ha sido extensamente documentado en la literatura científica, así como el vínculo correspondiente entre el glifosato, las vacunas y el autismo. Gran parte de la toxicidad sinérgica de Roundup y las vacunas puede encontrarse en el siguiente reporte de la investigadora Stephanie Seneff: People CSAIL.MT.edu. Natural News.

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