P. Jorge Atilano González Candia sj
(Sacerdote jesuita)
Las protestas de los universitarios de la IBERO ante la presencia de Peña Nieto ha derivado en un movimiento estudiantil que pretende romper el cerco informativo establecido por las principales cadenas de televisión y los diarios de la Organización Editorial Mexicana (OEM).
Se pretende informar a la ciudadanía de la parcialidad que existe en los medios de comunicación más importantes del país y dar a conocer la corrupción que habita en el actual sistema político. Ellos demandan democratizar los medios de comunicación para tener una ciudadanía bien informada sobre los principales problemas del país y los distintos proyectos de nación que ofrecen los candidatos.
¿Qué pasó el viernes 11 de mayo en la IBERO? Las torpezas de Peña Nieto y su equipo de campaña degeneró en una inconformidad de los estudiantes que vino a develar que no existe esa renovación del PRI que tanto se nos ha querido vender en los medios de comunicación.
Ese día quedó en evidencia las prácticas del viejo PRI: acarreo, compra de votos, autoritarismo, ineptitud, manipulación de la información, control de los medios de comunicación, etc. La marea roja que venía ganando terreno desde las elecciones federales del 2009 se topó con una ciudadanía crítica e intolerante al engaño.
Según el testimonio de los universitarios de la IBERO son cinco los acontecimientos que generan el enojo antes de la aparición de Peña Nieto en el Foro Bueno Ciudadano:
1) la llegada de estudiantes ajenos a la universidad con propaganda de Peña Nieto que ingresan al auditorio ocupando las primeras filas,
2) los agentes de seguridad del candidato se colocan en la entrada el auditorio para quitar los carteles que llevaban los jóvenes,
3) la presencia de un hombre de traje negro que ofrece 250 pesos para no hacer preguntas críticas al candidato,
4) Las fotos que tomaba el estado mayor presidencial a quienes gritaban o portaban alguna consigna, y
5) La presencia de una dirigente del PRI que coordinaba a los seguidores de Peña Nieto para invisibilizar las protestas.
En la ponencia de Peña Nieto los estudiantes van descubriendo a un hombre soberbio, que llega a decir “no pasa nada si no los convenzo”, un candidato que responde superficialmente las preguntas, y que utiliza discursos prefabricados.
Pero la gota que derramó el vaso fueron sus declaraciones sobre Atenco al final del Foro, donde Peña Nieto asume la responsabilidad de las violaciones a los derechos humanos que se dieron en ese acontecimiento: dos muertos (Alexis Benhumea y Javier Cortéz Santiago), 253 personas detenidas brutalmente y 47 mujeres violadas por los policías del Estado de México. Esto desató entre los jóvenes una indignación se expresó con el grito de ¡Fuera! ¡La IBERO no te quiere! ¡Atenco no se olvida! A tal grado que suspendió la entrevista en la Radio IBERO y salió de emergencia de la universidad.
El dirigente del Partido Verde Ecologista y el Partido Revolucionario Institucional adelantan la interpretación de los hechos para decir cuatro cosas: fue un grupo pequeño, no eran universitarios de la IBERO, que eran seguidores de López Obrador y que era necesario investigarlos para castigarlos. Lo cual generó mayor indignación entre los estudiantes de la IBERO y por medio de las redes sociales logran armar un video para desmentir las acusaciones: 131 alumnos responden.
La publicación de la noticia con el titular “Éxito de Peña en la IBERO pese a intento orquestado de boicot” en la cadena de periódicos más grande del país (OEM) generó mayor indignación entre los universitarios que dieron seguimiento a estos acontecimientos. Un hecho que develó el control de los medios de comunicación en el país y mostró la prácticas del PRI del siglo pasado. Hoy gracias a las redes electrónicas se pudo conocer esta manipulación y desatar el enojo popular ante un PRI que no se quiere en la presidencia.
Los gritos de ¡Fuera! ¡La IBERO no te quiere! Resonaron en el corazón de muchos ciudadanos que saben que el país se está destrozando por la corrupción y la ambición de poder. Esos gritos se conectaron con el deseo de justicia, el deseo de libertad, el deseo de recuperar la paz del país.
Las simpatías que ha despertado está siendo un catalizador de la inconformidad ante la política tradicional que termina beneficiando a unos cuantos. Fuera la ambición de poder, fuera la imagen que engaña, fuera la soberbia que no escucha.
El movimiento “Yo soy 132” puede ser ocasión de sembrar en los jóvenes el deseo de una nueva manera de hacer política. Más allá de las contiendas electorales, la chispa que se ha encendido es una buena ocasión para articular esfuerzos y crear redes que permitan conspirar a favor de una Nación herida. La situación del país necesita de políticos decididos a realizar los cambios culturales que reviertan la espiral de violencia en que nos hemos hundido. Necesitamos mirar al pasado para recuperar la sabiduría de nuestros pueblos indígenas y mirar al futuro para imaginar el México que nuestro corazón reclama. La gran tarea de la política es reconstruir el tejido social, y ahí la energía y la creatividad de los jóvenes tienen mucho que aportar.