por Michael Snyder
Economic Collapse
Si usted tiene una granja o una pequeña empresa, ¿le gustaría traspasarla a sus hijos cuando muera? Bueno, a menos que el Congreso haga algo, es algo que va a ser mucho más difícil a partir del próximo año. Ahora, hay una exención de impuesto a la propiedad de 5 millones y cualquier cosa por sobre ese monto tiene un impuesto del 35 por ciento. Pero el 1 de enero, la exención bajará a 1 millón de dólares y la tasa tributaria subirá a 55 por ciento. Muchos liberales están muy emocionados al respecto, porque creen que el gobierno estará estrujando a personas ricas como Warren Buffett y Bill Gates. Pero la verdad es que muchas granjas, ranchos y pequeñas empresas estarán absolutamente devastadas por este cambio en la ley tributaria. Hay muchos granjeros y rancheros hoy que no ganan mucho dinero, sino que están sentados en tierras que valen millones de dólares. Según la American Farm Bureau, aproximadamente 97 por ciento de todas las granjas y ranchos en Estados Unidos estarían sujetas al impuesto si esta exención fuera reducida a apenas un millón de dólares. Eso significa que los hijos de los granjeros y rancheros se verán enfrentados a una cruel opción cuando sea tiempo de heredar estas granjas y ranchos. Tendrán que o tener suficiente dinero para pagar al gobierno cerca de la mitad de lo que vale la granja o rancho, o tendrán que vender la granja o rancho que puede haber estado en sus familias por generaciones. No es necesario decir que la mayoría de las familias granjeras y rancheras no tienen esa cantidad de dinero. Muchos de ellos apenas logran ingresos año a año. Entonces este cambio en la ley tributaria va a acelerar la muerte de la granja familiar en EE.UU. Esto también va a devastar a muchas pequeñas empresas familiares. Muchas pequeñas empresas no ganan mucho dinero, pero tienen edificios o tierras o activos que valen millones de dólares. Los hijos que tal vez quieran continuar con el legado familiar se verán obligados a vender debido al masivo proyecto tributario que reciben del tío Sam. Esto es una crueldad insidiosa, y muestra cuán fallado está nuestro sistema.
El deseo de dejar la riqueza por la cual ha trabajado tan duro para acumular toda su vida para sus hijos es algo que es virtualmente común a todas las sociedades humanas. Queremos saber que se cuidarán a las futuras generaciones.
Es simplemente inmoral que el gobierno federal se tire en picada y los impuestos a las granjas, ranchos y pequeñas empresas que debían ser pasadas de padres a hijos queden a una tasa del 55 por ciento.
Muchas de las personas que se verán afectadas por este cambio no son “ricas”. Un reciente informe de Fox News examinó lo que este cambio en la ley va a significar para el ranchero producKevin Kester y su familia…
El ranchero Kevin Kester trabaja del crepúsculo al amanecer, conduce un viejo camión de 12 años y gana menos que un típico burócrata en Washington D.C., sin embargo el gobierno federal lo considera lo suficientemente rico para pagar el impuesto a la propiedad— también conocido como el “impuesto mortal”.
Kester dijo a Fox News que no duda que su rancho será vendido cuando muera, solamente para pagar los impuestos…
“No hay manera financiera para que mis hijos puedan pagar lo que el IRS les va a exigir nueve meses después de la muerte y mantener este rancho intacto para su generación y las próximas”, dijo Kester,del Rancho Bear Valley en California Central.
Hace dos décadas, Kester pagó al IRS $2 millones cuando heredó un rancho de ganado de 22,000 acres de su abuelo. En enero, la carga tributaria para sus hijos será de más de $13 millones.
Leer eso debiera enojarlo. Cada año, miles de miles de granjas, ranchos y pequeñas empresas van a perderse ante el monstruo del impuesto federal.
Es casi como si el gobierno federal no quisiera que activos productores de ingresos permanezcan en las manos del “tipo pequeño”.
¿Qué se supone que debemos hacer?
No es como si todos esos granjeros y rancheros pueden irse a las grandes ciudades y encontrar buenos empleos. Como escribí antes, nuestros políticos están haciéndose a un lado mientras millones de nuestros buenos empleos están siendo sacados del país.
La fría y dura verdad es que nuestro sistema ya no funciona para el norteamericano promedio. Aquéllos que salen de la cama cada mañana, trabajan muy duro y nunca alegan parecen siempre salir perdiendo.
El gobierno se pone siempre más duro con la gente que representa la columna vertebral del país.
Desafortunadamente, hemos llegado a un punto donde el gobierno está buscando más “ingresos” de cualquier parte porque desesperadamente necesita el dinero. Las finanzas del gobierno de EE.UU. son un completo y total desastre y estamos ahogándonos en el mayor océano de deuda que el mundo ha jamás visto.
Tenemos una deuda de más de 16 millones y hay más de 100 millones de norteamericanos registrados en al menos un programa de beneficencia.
Algún día habrá que pagar por esto.
Los norteamericanos de clase media ya sufren con docenas de diferentes impuestos cada año, y puede estar seguro de que nuestros políticos seguirán inventando maneras para extraer incluso más “ingresos” de nosotros.
Y claro, nuestros políticos nunca detendrán sus salvajes gastos. A pesar de todas las negociaciones que se han realizado en los últimos años, nuestros problemas de gastos siguen aumentando. Por ejemplo, el déficit del presupuesto federal para el mes de octubre fue de $120 billones, 20 por ciento más grande que el déficit del presupuesto federal de octubre de 2011.
¿Entonces cuál es la solución?
Bueno, el Secretario del Tesoro, Timothy Geithner ahora dice que quiere eliminar el techo de la deuda por complete. Dice que no debiéramos tener un límite y que el gobierno federal debiera endeudarse tanto como quiera.
Al final, todo esto de la deuda nos va a destruir. Hemos literalmente destruido el futuro de EE.UU., y todavía la mayor parte del país parece no tener idea al respecto. Los ciegos lideran a los ciegos, y estamos avanzando hacia un desastre completo.
Un día, cuando la gente mire para atrás hacia este período de la historia norteamericana, ¿qué cree que van a decir de nosotros?