por Randall Wilkens
Con la amplia difusión de la obesidad a lo largo de Estados Unidos, la mayoría de la gente está buscando por todos lados medios para bajar su peso corporal.
Aquellos que creen en lo probado y verdadero van a hacer ejercicio regularmente y recortes en la dieta para mantener su peso sanamente controlado. Otros, que quieren seguir experimentando los placeres a los que están acostumbrados, usarán otros medios para lograrlo. Algunos tomarán medidas drásticas como procedimientos quirúrgicos, mientras otros se inclinarán por el nocivo, y potencialmente letal, camino de la anorexia y/o bulimia. Pero también están los que sustituirán una sustancia dañina, como el azúcar, por otra. A menudo, sin embargo, el sustituto puede ser tan horrible, si no es que más, para el cuerpo humano que lo que remplaza.
Una de esas sustancias es un endulzante natural que recientemente ha estado bajo escrutinio en un estudio “pionero en su tipo” publicado en European Journal of Nutrition. La Sucralosa, mejor conocida como Splenda, se ha demostrado que tiene un efecto adverso en la actividad del axis de la tiroides en ratas masculinas.
Esencialmente, la sucralosa tiene las cualidades de supresor endócrino en mamíferos. El resultado final es que la hormona tiroidal es suprimida, hay un aumento del apetito en el sujeto de la prueba y, consecuentemente, registra un aumento de peso. (Nota: manténgase informado sobre los endulzantes químicos en Sweeteners.news.)
Las personas que están remplazando el azúcar con Splenda para controlar su peso probablemente se están haciendo más daño que si sólo usaran azúcar regularmente, y los problemas no terminan en cuestiones de peso. De hecho, incluyendo la neurotoxicidad, hay cerca de 15 síntomas de daño relacionados con el endulzante químico.
Esta información está unida al factor de que, al calentarse, la sucralosa crea dioxinas cancerígenas. Con base en esta información los investigadores han clasificado la sucralosa junto con los pesticidas tóxicos como el DDT. Esto es aún más aterrador si consideramos que la publicidad de los medios de comunicación masiva (e incluso el sitio web Baking and Cooking) anuncian Splenda como un sustituto seguro del azúcar para tareas como hornear.
Esa misma publicidad utiliza la imagen “segura” de una mujer horneando con Splenda mientras abraza a su hijo. Incluso si ese niño no consume los productos horneados que está preparando su madre, otro estudio ha demostrado que la sucralosa contamina 65 por ciento de la lecha de pecho para quienes la consumen. Mientras que los padres creen que están tomando una decisión más saludable, al menos para ellos mismos, en realidad están exponiendo a sus hijos a los efectos tóxicos del endulzante artificial.
Parece que quizá haya una luz en el horizonte al tratar la sucralosa. En 2013, el Centro de Interés Público en la Ciencia cambió la clasificación de la sucralosa como “segura” y la reclasificó en la categoría de “precaución”. Otro estudio mostró también que Splenda tiene un efecto en cambios asociados con la diabetes, como el aumento en los niveles de insulina en la sangre.
La cuestión finalmente saldrá a flote cuando estas pruebas sean realizadas en humanos. Aparte del factor de que el costo sería altamente prohibitivo, la cuestión más importante es la ética detrás de realizar estos estudios químicos en seres humanos. Ello da un amplio margen a las compañías que usan la sucralosa como Splenda para decir que, mientras los efectos dañinos son visibles en ratas de laboratorio bajo los lineamientos de un ambiente controlado, es posible que los mismos efectos no sean compartidos en humanos. Así, las declaraciones externas de productos que usan la sucralosa en cualquier nivel para promover una vida sana técnicamente no constituirán una publicidad engañosa hasta que puedan realizarse nuevos estudios. (Natural News).