by David Bacon
TruthOut News Analysis
La semana pasada el Presidente Obama rompió su compromiso de campaña y puso tres tratados de libre comercio en votación en el Congreso. Hace 19 años, cuando el Tratado de Libre Comercio para Norteamérica (NAFTA) estaba en el Congreso, sus partidarios dijeron que crearía empleos y protegería los derechos de 2los trabajadores. Antes de aprobar los tratados de libre comercio con Colombia, Corea del Sur y Panamá, el Congreso debería mirar los sombríos antecedentes.
Promesa #1. Un típico estudio pro-negocios predijo en 1992 que NAFTA crearía 130,000 empleos en EE.UU. en dos años, duplicaría las exportaciones de EE.UU. a México, y crearía 609,000 empleos ahí. Hoy Tom Donahue, CEO de legalizationla Cámara de Comercio norteamericana, repite la primesa, diciendo que estos tres nuevos tratados “están a punto de crear empleos.”
Según el Economic Policy Institute, sin embargo, entre 1993 y 2004 el déficit comercial de EE.UU. con México aumentó en $107 billones, lo que costó 1,015,290 empleos en EE.UU. México perdió más empleos debido al tratado que aquéllos relocalizados de EE.UU. Como el tratado permitía a las compañías semilleras de EE.UU. botar maíz en México, 1.3 millones de granjeros perdieron su calidad de vida también.
Seis millones de personas de México vinieron a vivir y trabajar a EE.UU. como resultado de este desplazamiento. El TLC con Colombia tiene una disposición idéntica al NAFTA, que llevó al desecho de maíz, entonces esos agricultores también serían desarraigados.
Enrique Athankasiadis, presidente de la Organización Agrícola Nacional de Panamá, dice, “Estamos seguros de que el TLC causará gran desplazamiento en el sector agrícola panameño, del cual depende 40 por ciento de nuestra población. Nosotros los panameños no queremos seguir a los mexicanos y centroamericanos en la gran inmigración hacia Estados Unidos.”
El TLC de Obama con Corea costará 159,000 empleos a EE.UU. en siete años, según EPI.
Promesa #2. Los partidarios prometieron un acuerdo laboral paralelo a NAFTA que protegería el derecho a unirse a sindicatos y elevaría los salarios en México.
En los pasados dos años, el gobierno mexicano despidió a 44,000 trabajadores eléctricos para destruir su sindicato, y ayudó a una compañía minera gigante a terminar con un paro de 4 años. NAFTA no hizo nada para evitar éstas y otro tipo de violaciones a los derechos de los trabajadores. Los salarios en México han disminuido desde que el tratado entró en efecto, produciendo más trabajadores desempleados, más desplazamientos y más inmigración forzada.
Esta será también la historia en Colombia, donde más de 2850 sindicalistas comerciales han sido asesinados en los últimos 25 años.
Líderes sindicales en Corea del Sur también han sido repetidamente arrestados y encarcelados. Pero no hay protecciones propuestas para los trabajadores ni en Corea del Sur ni en Panamá.
Mayores utilidades y mayor competitividad no aseguran que las empresas mantendrán empleos en Colombia. El fundador de EPI Jeff Faux dice, “estos acuerdos dan a las corporaciones globales la oportunidad de hacer outsourcing en su producción para el mercado norteamericano.”
Los trabajadores y sindicatos en EE.UU., Colombia y Corea del Sur están de acuerdo. EL AFL-CIO Rich Trumka dice, “Debemos estar creando empleos y no aprobando acuerdos que se llevarán más empleos.”
“No necesitamos un tratado de libre comercio al estilo NAFTA,” agregan los sindicatos coreanos, calificándolos de “dañinos no sólo para los trabajadores coreanos y familias trabajadoras, sino también para los trabajadores y familias trabajadoras de EE.UU.” El Congreso debiera escuchar.
Los tratados de libre comercio mandan a más trabajadores a la calle, minan los derechos laborales y conllevan a migración forzada, son un suicidio político para los Demócratas, ya que necesitarán los votos de los trabajadores el próximo año. Independiente de las promesas sobre un estímulo o un proyecto sobre nuevos empleos, las familias trabajadoras no se olvidarán cómo votaron por estos tratados que destruyen empleos.