por Leonel Castillo Hispanic Link News Service
Hace unos diez años, comencé a pensar en cómo responder a aquéllos quienes creen que una malla en la frontera, para proteger a los Estados Unidos de los mexicanos que vienen aquí a trabajar y a vivir, sirve como un escudo. De lo contrario, la idea de construir un jardín fronterizo para unir a nuestros países vecinos de diferentes e importantes maneras comenzó a arraigarse.
Al principio pensé sólo de la frontera al sur, la que separa a México y a los EE.UU. Pero pronto empecé a pensar también en la frontera al norte, con Canadá.
En las tierras fronterizas del sur, no sólo son posibles las áreas florecientes y fragantes, con vegetación exótica y útil, con molinos de viento, planchas solares, y turbinas acuáticas para tener agua limpia, sino que es lo que se debe hacer. Los ríos podrían irrigar y proveer energía hídrica, la energía solar también podría transformar cómo pensamos de la tierra y la manera en que la usamos.
Desde que se me ocurrió la primera idea, ha habido tremendos avances en la tecnología de las planchas solares, grandes mejoras en la energía del viento, y en la energía derivada de las plantas. Por ende, ahora la idea de crear un jardín fronterizo floreciente no es tan rara como se podría haber percibido hace diez años.
En realidad, una implementación creativa de las plantas que no se comen, que sirven de combustible, nos ayudaría a emular lo que en otros países ya se está haciendo. Se conoce bien sobre el uso de la caña de azúcar en Brasil como fuente de combustible, por ejemplo, pero ¿qué sabemos del desarrollo de jatrofa, que se conoce en los climas tropicales y subtropicales de la India, de África y otras partes, y que tiene tremendas posibilidades como una fuente futura de biocombustible?
Imaginémonos a la frontera del sur como una gran región de turbinas de viento y planchas solares. Petrolero T. Boone Pickens ha estado agitando con su idea de establecer enormes regiones para turbinas de viento en Texas. Yo le instaría simplemente a Pickens que transfiera su idea a la frontera del Río Grande y que también haga la prueba en los estados de Dakota del Norte, Wyoming y Montana. ¿Y, por qué no establecer una industria de planchas solares al lado de los molinos de viento de Pickens?
La región fronteriza tendría jardines con plantas saludables como el aloe vera, y el cactus, que por décadas han sido la cura del pobre para la diabetes.
La idea es de mezclar la nueva energía de los jardines fronterizos con la red eléctrica nacional. No se desperdiciaría la energía que sobre, sino que se volvería a integrar a la rednacional o norteamericana de electricidad.
La frontera al norte, con Canadá, con su clima de temporadas frías, invita las oportunidades creativas e inusuales para fuentes de energía con base en el agua. Sus vínculos con los Grandes Lagos podrían ayudar a producir energía de bajo costo, y ofrecer nuevos empleos tanto para los Estados Unidos como para Canadá.
Al principio pensé en usar como fuente acuática los glaciares de Alaska, aplicando los oleoductos para transportar el agua a partes de los Estados Unidos continental, en vez de transportar petróleo. Pero ahora he aprendido que los mismos ductos podrían usarse para transportar agua de los Grandes Lagos a un costo mucho menor.
Según los cambios climáticos globales y las realidades políticas, la primera prioridad sería transportar el agua del Lago Superior para luego considerar el transporte del agua de Alaska.
La consideración de estas ideas sobre la tierra, la gente, los recursos y nuevos enfoques para pensar sobre el potencial norteamericano de crear nuevas soluciones ecológicas para los problemas nacionales me lleva a volver a considerar la noción de “frontera”, y hasta borrar, de hecho ofuscar, algunos aspectos del todo, sustituyéndolos con algún nuevo arreglo. Ya es hora de pensar de nosotros los norteamericanos con imaginación, y cómo podemos formar mejores relaciones nacionales, estatales y regionales mediante los recursos que todos podemos compartir. Hay otra energía que considerar.
Así como ni el sol ni el viento tienen en cuenta las fronteras políticas, la reciprocidad tampoco tiene que limitarse, como por ejemplo compartiendo el agua de una región para beneficiar a los que tienen escasez en otra. A menos que seamos capaces de imaginarlo, poco ocurrirá. Un poquito de imaginación es la chispa que conduce a mucha energía. Hispanic Link.
(Leonel Castillo sirvió de Comisionado para la Inmigración durante la administración de Jimmy Carter. Ahora vive en Houston, jubilado. Se le atribuye haber implementado importantes reformas en la patrulla fronteriza. Comuníquese con él a: Charlie@HispanicLink.org). 2009