por Marvin Ramírez
Luego de batallar con una serie de situaciones de salud del hígado que luego se recuperó y volvió a caer producto del trago, el legendario guitarrista y compositor musical, René Mendieta, major conocido como “Manito”, entregó su alma al Creador el 28 de agosto de 2018. Nació en Managua, Nicaragua el 6 de febrero de 1953.
Expiró sin testigos, rodeado de los que fueron sus mejores amigos: sus herramientas musicales.
“Murió sólo, rodeado de sus guitarras e instrumentos, estaba en casa, su esposa Maxim estaba trabajando fuera”, dijo a El Reportero su hija, la escritora y poeta nicaragüense, Madeline Mendieta, desde su lugar de residencia en Nicaragua.
Un hombre lleno de sueños que incluso al final de su vida mantuvo esa etiqueta para llegar a las estrellas con lo que era su pasión, la música rock ‘heavy metal’.
Rene ‘Manito’ Mendieta tuvo la oportunidad de su vida – cuando cruzó caminos con un desconocido Eddie Van Halen durante tres años
Con orgullo recalcaba a la gente de su época sobre sus tres años tocando con el guitarrista, compositor, tecladista y productor, el holandés-estadounidense Eddie Van Halen, conocido por ser el guitarrista principal de la banda Van Halen, antes de llegar al estrellato.
“Cuando llegué a Los Ángeles en el 78…alrededor del 83 o el 84, él (Manito) andaba practicando y tocando con Eddy (Van Halen) cuando nadie lo conocia”, confirmó Roberto Martínez Guerrero, ex fundador de uno de los grupos de rock latino más populares en Nicaragua, Bwana.
Sucedió que al otro lado de la calle de la casa y el lugar de práctica de Manito, Van Halen también practicaba con otro grupo. Un agente, que estaba buscando un guitarrista y fue a ese lugar para contratar a Van Halen, escuchó a Manito tocar con su banda en su casa, al otro lado de la calle. Fue a escuchar a la banda y decidió contratarlos a ambos: a Manito y a Van Halen.
El tiempo mostró el destino de los dos guitarristas de rock: uno de Nicaragua y otro de Holanda que se separaron de diferentes maneras a lo largo de los años. Lo que sucedió y por qué, al final, solo Dios sabe. El joven nicaragüense siguió siendo un músico económicamente pobre, mientras que el holandés se convirtió en un multimillonario con fama internacional. Pero a pesar de no haber alcanzado el mismo éxito que su amigo holandés, Manito se mantuvo fiel a su sueño y amor por la música rock, y nunca se dio por vencido en su barrio de Los Ángeles.
Dentro de sus limitaciones económicas, la creatividad de Manito nunca se detuvo, siempre se mantuvo fiel a su género de música. Con el paso de los años continuó creando música original, que soñaba con grabar algún día y vender sus composiciones a otros músicos. Un estudio de grabación que estaba construyendo para cumplir parte de su sueño, nunca llegó a sonar, porque la muerte lo sorprendió, justo dos días después de ver a su hermano Ivan Mendieta, con quien tenía grandes planes.
Su hermano Iván, un baterista ex miembro de bandas mundialmente famosas y exitosas como Los Solitarios, Los Grillos de Argentina, Los Bondadosos y los Diablos, está buscando una manera de recuperar, entre las pertenencias de Manito, lo que su hermano dejó en la música y grabarla.
«Voy a tratar de sacarlo y ofrecerlo al público, y grabarlo», dijo a El Reportero, refiriéndose a algunas de las obras de Manito, como la composición, The Last Judgement, entre muchas otras canciones.
A pesar de no haber alcanzado el mismo destino de Van Halen, dentro de sus limitaciones económicas, su creatividad nunca se detuvo, ya que al pasar los años seguía creando música original, que para él serviría para grabar y para que otros músicos se la compraran. Un estudio de grabación que él venía creando para cumplir con parte de su sueño, nunca llegó a sonar, pues la muerte lo sorprendió, dos días después de verse con su hermano Ivan Mendieta.
“Me ha afectado mucho su muerte, pues yo pensaba grabar con él, especialmente El Juicio Final, una canción tremenda especialmente en estos tiempos”, dijo Ivan.
Manito sabía del valor de sus trabajos
“Son composiciones que nadie tiene”, decía Manito en vida, mientras orgullosamente realzaba la cultura latina en sus composiciones.
Desde que llegó a los EE.UU., en 1972, a raíz del terremoto que destruyó la mayor parte de la capital nicaragüense en ese año, Manito se dedicó a la música de rock, a diferencia de sus amigos y ex compañeros músicos del decano grupo de rock, Los Heller’s, en Nicaragua – en el cual tocó por nueve años – sus ex integrantes, quienes por motivos de supervivencia, se refugiaron en la música latina. Manito se mantuvo fiel a sus principios, rechazó eso, pues el vino a los EE.UU. sólo a tocar rock, era su mantra.
Algunos de sus ex compañeros en el grupo Los Hellers incluyen al veterano baterista Bayardo Rocha, quien vive en el áerea de San Francisco, Calif. desde hace más de 40 años. Y al ex baterista Raúl Barrios, quien después de haber vivido en San Francisco durante varios años regresó a Nicaragua, donde hoy en día se dedica al arte de la pintura.
Su hija poeta Madeline describe a través de la poesía debajo de estas líneas, quien era Manito, su padre, y como ella lo visualizaba.
No toco Rock, Soy Rocanrolero
Para Manito, por ser irremediablemente mi padre.
Estridente sonido
que aplaca las sombras
En re sostenido,
púrpura nota quiebra espectro
tu menguada figura
de melena humedecida.
Manito, de niño el alma quedó intacta
aquella tarde de parque accidentado
desafiando toda ciencia
falange movimiento.
infringes la guitarra
con sincope arritmia
chirriando agudas notas
electrónicos filamentos
infernal rock star, hippie setentero.
Piedra rodante, de lustrosa acústica
Tormentosos deciveles,
desgarrada garganta
Rolling and Rolling like Heller’s stones!
Acido roquero, legendario solista
ejecutante de martillados solos
con tu índice feroz
las cuerdas exhalaban fuego.
Áspero género, rebeldía causa
mayúsculo exponente de Hendrix,
Zeppelín y Morrison.
Renacuajo, nadie te mete mano.
A tu manera,”knock, knock, the heaven doors”
Expirarás con el pantalón
y botas de cuero.
Mascullando tu emblema anarquista
“No toco Rock, soy Rocanrollero”
Le sobreviven:
Sus hijos: Madeline Mendieta, René Mendieta, Natasha Youngwolfe Mendieta, Rachel Mendieta, Nicole Mendieta, Max Mendieta.
Sus hermanos y hermanas, Indiana, Sandra, Edwin, Mario Danilo, e Ivan Mendieta; deja seis nietos.
El personal de El Reportero, especialmente su editor Marvin Ramírez, dan su sincere pésame y se une al dolor de la familia doliente.