jueves, diciembre 26, 2024
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“¡Somos personas sin hogar y votamos!”

Gente sin casa quiere voz en esta elección

by David Bacon

Berkeley, California – Para cuando lea esto, la comunidad intencional móvil de los sin casa de Berkeley probablemente haya sido forzada a migrar de nuevo, en una relocación aún más forzada.

Hace una semana, a las 5 a.m., seis camiones de la ciudad y una van U-Haul se detuvieron en el pacífico campamento de tiendas de campaña en medio del camino lleno de hojas en el sur de Adeline Street en Berkerley. En cada camión había dos trabajadores municipales. Media docena de patrullas de policía los acompañaban, luces rojas y azules centelleaban en la oscuridad.

Brad, uno de los residentes del campamento, dio el aviso. Los habitantes dormidos en las tiendas de campaña rápidamente empezaron a advertir que la ciudad estaba amenazando de nuevo con llevarse las tiendas de campaña y sus pertenencias a los camiones y forzar a la gente que se retirara.
“Utilizamos tácticas de demora mientras se movilizaba el apoyo de la comunidad”, señala Mike Zint, uno de los líderes de la comunidad de indigentes. “Eso no los detenía, pero cada vez que esto ocurre tenemos más apoyo. Así que ellos se sentaron en sus camiones por cerca de seis horas –una docena de trabajadores de la ciudad y un oficial del cumplimiento del código, todos fuera de tiempo. Sacaron a siete policías de la patrulla. Y al final, después de los argumentos, sólo nos movimos alrededor de 200 pies, a lo largo de la calle. ¿Y cuánto costó eso?”

Esta comunidad sin casa no es sólo un grupo de gente que esté tratando de encontrar un lugar donde vivir. Se autodenominan “comunidad intencional” con un propósito político: forzar el debate público sobre la indigencia y defender los derechos de los indigentes. Los activistas indigentes luchan por las mismas cosas en muchas ciudades. Juntos, están comenzando a tener un impacto en las políticas locales hacia la gente sin casa (gente que carece de una casa formal). La participación política de las comunidades de indigentes también les está dando una voz en el debate nacional sobre la indigencia.

Hace algunas semanas el grupo de gente en esta comunidad “reventaron las tiendas de campaña”, como dicen, frente a Impacto HUB, una oficina donde la ciudad ha decidido centralizar la mayoría de los servicios para los indigentes. Ellos protestaron por un proceso en marcha que deja desprotegidos a los que aplican para vivienda. Al escribir en el periódico local Street Spirit, Dan McMullan, quien dirige Disabled People Outside Project, destaca: “Llevo una semana tratando de obtener ayuda para una mujer discapacitada en silla de ruedas y debo velar cuando duerme frente al refugio de mujeres una noche, y en Harrison House la siguiente. Pero ella no pudo entrar. No lo podía creer”. Continúa diciendo que un empleado de HUB afirmó que la mujer no encajaba en los criterios, y que se negaba una reconsideración del caso.

Pero las objeciones de la comunidad van más allá de la negación inmediata de los servicios. Ellos condenan la manera en que la ciudad trata a los indigentes como víctimas –como receptores pasivos de servicios–, más que como gente capaz de gobernarse a sí misma.

Durante semanas su campamento se ha movido de lugar en lugar, en una peregrinación que Zint llama el Paseo Pobre. “Es una ocupación móvil que puede irrumpir en cualquier parte”, explica. “Estamos viendo el factor de que no hay ninguna solución –nada sino la exposición para los indigentes. Y la exposición (el costo físico de dormir afuera) está matando a muchas personas.”

Una muerte reciente fue lo que desató el Paseo Pobre. El 19 de septiembre, Roberto Benitas, un trabajador por día, murió durmiendo en una puerta. Benitas laboraba en trabajos de salario mínimo, despertando en el frío amargo cada mañana frente a las madereras de los alrededores, tratando de ayudar a los contratistas en sus pickups. Un trabajo de días ocasionales no era suficiente para pagar las cada día más elevadas rentas.

McMullan dice con enojo: “Ningún centavo fue a la Seguridad Social para el trabajador de edad. Cuando murió a la entrada de la obsoleta tienda de alquiler U-Haul en Allston Way y San Pablo Avenue, tomó un día o más para que alguien lo notara”. McMullen y un candidato progresista a la alcaldía organizaron un memorial para Benitas, y el Paseo Pobre comenzó algunos días después.

Otra razón del paseo es la elección de noviembre, y un esfuerzo de estos activistas es reivindicarse políticamente. Durante más de dos años, los indigentes activistas han estado cada día más involucrados en la política de la ciudad de Berkeley.

Los orígenes de esta ocupación móvil en realidad se remontan a Occupy San Francisco, y la decisión de algunos de sus residentes es ir de San Francisco Bay a Berkeley en la estela de la dispersión de los Occupy. Al principio vivieron varios meses en tiendas de campaña frente a una tienda local de Staples. Después, hace dos años, Zint y otros instalaron un campamento frente a la principal oficina de correos de Berkeley.
La ocupación de la Oficina de Correos se convirtió en un arma política, la parte más visible de una coalición más amplia que luchó exitosamente contra la venta del edificio de New-Deal a desarrollistas privados. Esa coalición llegó a incluir al alcalde y la administración de la ciudad, que interpusieron una demanda para impedir la venta.

La comunidad de tiendas de campaña y lonas de tablas en los escalones duró cerca de año y medio, antes de que la Policía de la Oficina de Correos finalmente desalojara a los acampantes. Las autoridades postales entonces construyeron una imponente valla de barras de hierro alrededor del espacio vacío donde habían estado las tiendas de campaña, para impedir que cualquiera ponga el pie en esa área de la acera.

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