por Garrett McAuliffe
A pesar de su aparente accesibilidad, fuerte apoyo a las raíces y su involucramiento en una elección altamente visible y competitiva, muchos residentes del Distrito de la Misión y Bernal Heights aún consideran al nuevo miembro electo a la Junta de Supervisores David Campos, una figura política relativamente desconocida.
“Mientras (Eric) Quezada y (Mark) Sánchez tienen fuertes lazos como organizadores comunitarios, Campos parece haber venido de ninguna parte”, dijo Steven Pazarek, quien ha vivido en el lado sur de Bernal Heights los últimos seis años, refiriéndose a los otros dos fuertes contendores que se enfrentaron a Campos para llenar el puesto de supervisor por el Distrito 9.
Muchas personas en el barrio pueden señalar su inspiradora biografía: Luego de llegar al país desde Guatemala con su familia a los 14 años, indocumentados y hablando solamente español, Campos eventualmente obtuvo becas para estudiar en Stanford y luego en la escuela de Leyes de Harvard, antes de involucrarse en la política local como abogado de la ciudad y, más recientemente, como comisionado de policía y miembro del Comité Central Demócrata de San Francisco.
Pero más allá de los datos de fondo, algunas personas en el barrio aún se preguntan exactamente dónde encaja en el espectro político de izquierda de la ciudad.
“El gobierno de la ciudad tiene que trabajar para todos, incluyendo los que tienen menos, y creo que muchas veces esas personas son las olvidadas”, dijo Campos a El Reportero. “Así es como veo la esencia del movimiento progresista, y siento que soy parte de eso y estoy orgulloso de ser parte de eso”.
Se explicó, “Con eso dicho, creo, especialmente en estos tiempos con problemas de presupuesto, hay que trascender a las etiquetas, mientras uno sigue fiel a los principios de base. Necesitamos llegar a la gente que puede no estar de acuerdo con nosotros y encontrar una forma de trabajar juntos para abordar de verdad lo que estamos enfrentando, que es una crisis, una crisis económica que ahora está afectando a San Francisco. Debemos encontrar una forma sobre cómo nosotros, como una familia electa, podemos trabajar juntos para abordar eso de manera colectiva”.
El estado de nuestra economía que empeora también agrega preocupación a una de las prioridades de David Campos, mejorar la seguridad pública.
“Sabemos que el crimen puede aumentar en momentos de durezas económicas”, explicó. Según Campos, entender las causas sistémicas del crimen, social y económico, es clave para abordar este tema.
“Creo que las razones por las que las personas se meten en problemas, sobre todo los jóvenes, es porque no pasa mucho en sus vidas”, dijo. “Si les das algo que hacer, creo que eso es importante para mantenerlo fuera del sistema de justicia criminal. Por eso necesitamos invertir en programas que brinden, especialmente a los jóvenes, oportunidades de empleo y pasantías”.
Campos destaca la necesidad de un involucramiento comunitario y una conexión con los programas propuestas, un énfasis que extiende a su visión de una fuerza policial más receptiva y comprometida.
Pero algunos residentes han manifestado sus dudas respecto de cualquier creencia de que la policía pueda tener un rol significativo en el mejoramiento de la seguridad pública.
“No creo que una mayor presencia policial haya tenido alguna vez mucho efecto en la reducción del crimen violento en un barrio”, dijo Antonio Román-Alcala, un jardinero urbano con experiencia en organización comunitaria y proyectos juveniles, quien creció y todavía vive en la Misión.
Al mismo tiempo que reconoce que la seguridad pública no sólo es un tema de policía, Campos sí aboga por mayores patrullas y conexiones más cercanas y entendimiento entre la policía y la comunidad.
Campos está particularmente orgulloso de sus esfuerzos mientras era comisionado de la policía para implementar más programas de competencia cultural para los oficiales.
“Tuvimos una conversación policial con alguien que era indocumentado y explicamos la experiencia de ser alguien indocumentado en la Misión y las barreras idiomáticas que van con eso”, explicó, agregando, “Creo que los nuevos oficiales son receptivos”.
Mientras la capacitación en diversidad cultural es importante, Campos cree enfáticamente que los recursos de la ciudad no deberían dedicarse fomentar la criminalización de los trabajadores indocumentados.
“Nuestro estatus de ciudad santuario contribuye a hacer de nuestra ciudad una más segura”, dijo.
“Es un tema que creo que puede definir quiénes somos como ciudad y creo que necesitamos proteger nuestro estatus de santuario.
Eso será una prioridad para mí, asegurándome que los derechos e intereses de los inmigrantes en esta ciudad sean respetados y abordados”.
Uno de esos derechos, que Campos apoya, podría permitir a los inmigrantes indocumentados a poder optar a licencias de conducir.
En respuesta a las preguntas relativas a la continua confiscación de vehículos en la ciudad por la sola ofensa de no contar con una licencia (una infracción que se traduce en una incautación de 30 días y que generalmente cuesta hasta $1500 recuperar), Campos calificó de injusta esta política que regularmente se enfoca en los inmigrantes.
La ley relativa a la confiscación de vehículos, en la que El Reportero se ha estado enfocando el mes pasado, también se enfrenta a un creciente escrutinio respecto de las objeciones de confiscación no razonable.
A la luz de esas objeciones, Los Ángeles y otros condados del estado han establecido una moratoria en tales confiscaciones.
“Es un tema del que me ocuparé”, dijo Campos. “Sentimos que es consistente con el espíritu de la ordenanza de santuario que nosotros establezcamos también una moratoria. Siempre que haya un espacio legal, deberíamos hacerlo”.
Este tema será cubierto más en profundidad en una serie de artículos en las próximas semanas. El Reportero seguirá comprometiendo a David Campos y otros supervisores, compartiendo estadísticas y trabajando hacia una política más razonable y justa respecto de la aplicación local de esta ley.