por los servicios de noticias de El Reportero
Los residentes de una vecindad de Oakland del Este, incluso víctimas de la creciente ola de ejecuciones hipotecarias y funcionarios públicos, recorrieron la vecindad devastada debido al abandono de propiedades.
Ellos dicen que están hartos de la plaga de delitos que se ha desatado con las casas deshabitadas y culpan del problema a la falta de un derecho que les permita redimir sus propiedades.
El miércoles por la tarde ellos invitaron a funcionarios del Ayuntamiento para presentarles la situación que viven.
Fannie Brown llevó a la Concejal de la Ciudad de Oakland Desely Brooks a realizar lo que ella llamó “un paseo por la realidad” en el área 11 del bloque de la Avenida 78 a la 89.
Brown, quien ha vivido en la vecindad durante casi 40 años, aseguró que debido a la crisis 150 casas en un área de 11 bloques han sido abandonadas en el año pasado y lo que va de este.
A muchos de los antiguos dueños no se les brindó ningún tipo de alternativa que les permitiera salvar la deuda sobre sus propiedades afirmó Brown.
“Nuestras comunidades están siendo desarticuladas, los valores de nuestras propiedades han sido depreciados. Ahora tenemos expendios de drogas y vertideros de basura, donde antes habían hogares.
Agregó que “las casas vacías son imanes para delito y ocupantes ilegales”.
Después del viaje, Brooks Concejal de Oakland dijo a Brown que ella planea proponer una legislación que obligue a los prestamistas que han reposeído las propiedades, dar mantenimiento a estas, para asegurarse que esta situación no sea un fastidio para la vecindad.
Al propietario, Gerald Ruffin, le gustó la idea. El ya retirado conductor de maquinaria pesada dijo que él está enfrentando reposesión después que los pagos de su hipoteca se elevaron de 1,500 dólares al mes a 2,200 dólares.
A los ciudadanos de Oakland les gustaría ver que se impongan multas a los bancos y a los dueños de otras propiedades descuidadas hasta por 1,000 dólares por día, hasta que la situación se corrija y que si ellos rehusan que los empleados de la ciudad hagan el trabajo y después le pasen la cuenta a los dueños.