La difunta monarca visitó el país Azteca en 1975 y 1983
por Diario de Noticias de México
“Vestida con un vestido con estampado gris y azul pavo real y un sombrero a juego, la reina fue recibida por dignatarios locales y miembros de la comunidad británica”, se lee en un relato de United Press International sobre la visita de la reina Isabel II a Puerto Vallarta en 1983.
La monarca, que murió hoy a los 96 años en el Castillo de Balmoral en Escocia, contó dos viajes a México entre las muchas visitas de estado internacionales que realizó durante su reinado de 70 años, el más largo jamás realizado por un monarca británico.
En esa visita en los años ochenta, se quedó en la costa del Pacífico, ya que visitó Acapulco en el estado de Guerrero, Lázaro Cárdenas en Michoacán, Puerto Vallarta en Jalisco y La Paz en Baja California Sur del 17 al 25 de febrero.
Su primera visita fue en 1975, cuando vio la Ciudad de México, Guanajuato, Oaxaca, Yucatán y Veracruz en tan solo unos días, del 24 de febrero al 1 de marzo. Ese primer viaje relámpago por México fue más de dos décadas después de haber sido coronada en 2 de junio de 1953.
Cuando finalmente visitó México, acompañada de su esposo, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, el presidente de México era Luis Echeverría Álvarez. Aunque las relaciones entre México y el Reino Unido se remontan a principios del siglo XIX, esta marcó la primera visita oficial de un monarca británico a tierras mexicanas.
La pareja real llegó en el Royal Yacht Britannia de 412 pies a Cozumel, donde apenas pisaron tierra: inmediatamente después de abandonar el yate, abordaron un avión rumbo a la Ciudad de México. Allí, los reyes fueron recibidos por Echeverría y su esposa, María Zuno Arce. La visita coincidió con el Día de la Bandera, por lo que los niños llenaron el zócalo capitalino con tableros rítmicos, demostraciones de gimnasia, coros y coloridos pompones para dar la bienvenida a la realeza.
Esa celebración terminó con el presidente y su esposa acompañando a los monarcas en un recorrido por la ciudad a bordo de un auto abierto, con las calles llenas de observadores que vitoreaban. Posteriormente, la pareja real se hospedó un par de días en el hotel Camino Real, aprovechando para visitar a Echeverría en su residencia privada en San Jerónimo, al sur de la ciudad.
La siguiente etapa del viaje incluyó un viaje en tren a la ciudad de Guanajuato, donde los miembros de la realeza visitaron el monumento a la independencia del Pípila, el Teatro Juárez, la Universidad de Guanajuato, la Alhóndiga de Granaditas (un museo en un antiguo granero que fue un sitio importante en la lucha de México por la independencia) y el mercado local, donde comieron tlacoyos, un refrigerio hecho de masa espesa de maíz y relleno con pasta de habas y otras delicias.
En la ciudad de Oaxaca, los monarcas visitaron las salas de telares y el mercado de artesanías y compraron diversos artículos pagando con libras esterlinas. También visitaron el sitio arqueológico de Monte Albán. Por la noche, celebración de la tradicional Guelaguetza oaxaqueña.
Su siguiente parada fue Mérida, donde una lluvia de confeti saludó a la reina, acompañada de una canción cuya letra decía: “Reina de reinas, cuando pasas, todas las flores desprenden su fragancia”, interpretada por la Orquesta Típica Yucalpetén. En un momento, un fuerte viento casi le voló el sombrero y le levantó la falda.
“Jovial, sencilla, risueña, mucho más bella que sus fotografías”, así calificó el Diario de Yucatán a la reina de 48 años.
Al día siguiente, cerca de la costa norte de Yucatán en Tizimín, inauguró el Zoológico La Reina (The Queen’s Zoo). Allí, 2,000 niños cantaron parte del himno inglés “Land of Hope and Glory”, casi conmoviendo a la reina hasta las lágrimas. “Es el mejor regalo que he recibido de Yucatán”, le habría dicho al gobernador.
Durante su estadía de 23 horas y 50 minutos en Yucatán, lució cuatro vestidos, guantes blancos, un sombrero, aretes de diamantes y esmeraldas, colgantes, un collar de perlas de tres vueltas y zapatos blancos, y por supuesto se complementó con su cartera. Al partir hacia Veracruz, vestía un vestido amarillo y naranja y, según los informes, había 10 litros de helado en el equipaje de los miembros de la realeza.
Cuando la pareja real regresó en 1983, llegaron en un avión de la Royal Air Force a Acapulco, donde fueron recibidos por el presidente Miguel de la Madrid.
Recorrieron la costa y luego visitaron el municipio de Lázaro Cárdenas, donde se reunieron con el Gobernador Cuauhtémoc Cárdenas y el Secretario de Relaciones Exteriores Bernardo Sepúlveda. El grupo real viajó por la costa en el Britannia, en el que Sepúlveda y su homólogo británico, Francis Pym, sostuvieron tres días de conversaciones, supuestamente discutiendo las Islas Malvinas, los precios del petróleo y varios conflictos en América Central.
Durante su recorrido por Puerto Vallarta, la reina de 56 años fue llevada a un hogar de ancianos en medio de una exuberante vegetación en las afueras de la ciudad, donde un grupo coral de 22 ancianas le dio una serenata con largos vestidos rojos que se dice que son del color de la flor de la buganvilla.
Después de navegar a La Paz, la pareja real visitó la Laguna Ojo de Liebre, la catedral de Nuestra Señora de la Paz y las islas Jacques Cousteau y Espírito Santo.
Y eso fue todo. El viaje de la reina continuó hacia Estados Unidos y Canadá, pero nunca regresó a México.
El presidente López Obrador respondió a los anuncios de la muerte de la reina con un tuit el jueves.
“Envío mis condolencias al pueblo del Reino Unido por el fallecimiento de la reina Isabel II, monarca británica y gobernante de 14 estados independientes. Del mismo modo, los hago extensivos a su familia, amigos y miembros de la Casa Real”.
Con reportes de Infobae, Diario de Yucatán y UPI.