lunes, noviembre 18, 2024
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¿Pueden los triquis irse a casa?

por David Bacon

Mujeres, hombres y sus niños indígenas de Triqui marchan por las calles de la ciudad de Oaxaca, para protestar contra una ola de: asesinatos en su comunidad de San Juan Copala en Oaxaca. (PHOTO BY DAVID BACON)Mujeres, hombres y sus niños indígenas de Triqui marchan por las calles de la ciudad de Oaxaca, para protestar contra una ola de asesinatos en su comunidad de San Juan Copala en Oaxaca. (PHOTO BY DAVID BACON)

­OAXACA, MEXICO – Justo antes de Navidad, las mujeres y niños que habían pasado 17 meses viviendo fuera del palacio del gobernador de Oaxaca anunciaron que se irían a casa. En la primavera de 2010, estos refugiados abandonaron sus hogares en San Juan Copala, el centro ceremonial del pueblo. Muchas casas fueron quemadas después de que se fueron.

Lonas con cordeles y cuerdas afuera de las columnas del palacio, formaron su plantón, una improvisada comunidad de áreas para comer y cocinar frente a la vereda del zócalo, la plaza en el corazón de Oaxaca. Se veía horrorosamente similar a los asentamientos de los manifestantes de Occupy que se esparcieron por Estados Unidos el otoño pasado, pero en vez de luchar para permanecer en sus tiendas, las familias Triqui en el plantón estaban luchando por el derecho no de vivir ahí, por el derecho de irse a casa.

Finalmente, este diciembre, anunciaron un acuerdo con representantes de Gabino Cue, el gobernador electo en Julio pasado, quien prometió proteger a las familias si regresaban a San Juan Copala. De todas maneras, muchos se preguntan si es que en realidad pueden regresar de manera segura. Incluso más importante, se preguntan si pueden terminar con la violencia que ha cobrado las vidas de al menos 500 personas en las últimas dos décadas.

Esta pregunta no solamente es debatida en la vereda del zócalo, o solamente en Oaxaca. Se lo preguntan, aunque en susurros, los granjeros inmigrantes en Baja California y Sinaloa, en el norte de México, y en Hollister y Greenfield, en el Valle Salinas de California.

Los Mixtecos han estado dejando Oaxaca por décadas, conducidos sobre todo por la pobreza endémica del campo mexicano, dice Gaspar Rivera Salgado, un profesor Mixteco en UCLA y coordinador pasado de las Organizaciones Binacionales del Frente Indígena. Sin embargo por muchos años, los Triquis, que eran igualmente pobres y vivían en la misma región, no hicieron nada. Su inmigración solamente comenzó cuando la violencia en sus comunidades hizo su vida insoportable.

Una vez desplazados, comenzaron a inmigrar dentro de la región ­Mixteca, luego dentro de 1Oaxaca, luego dentro de México. Viajaron hacia el norte, siguiendo a otra gente de Oaxaca a San Quintin en los 1980s, y luego en los 1990s, a California.

Los inmigrantes Triqui pudieron haber escapado a la violencia, pero no a la presencia política de los grupos de los que huían. Dondequiera que fueron, el Movimiento de Unificación de la Lucha Triqui (MULT) y la Unión de Bienestar Social de la Región Triqui (UBISORT) enviaron agentes, requiriendo a las personas pagar cuotas monetarias y participar en las movilizaciones.

En los 1980s, los activistas Triqui organizaron MULT. “Fue una organización de base para luchar contra los caciques (los jefes políticos rurales) sobre el control de la tierra, bosques y otros recursos naturales,” dice Rivera Salgado. “Los caciques eran tan violentos que los miembros de MULT tuvieron que armarse. Eventualmente, esos hombres armados se convirtieron en un grupo paramilitar. Los caciques fueron vencidos, pero lo que comenzó como una organización de base se convirtió en algo distinto. No hubo transición hacia una organización de sociedad civil.”

Eventualmente el mismo MULT se fracturó en facciones. Una facción se convirtió en UBISORT, que comenzó luchando con el MULT por el control político de las comunidades Triqui. El represivo gobierno estatal de Oaxaca usó el conflicto para potencial su propio control.

UBISORT fue organizado con el apoyo del entonces gobernador José Murat, y se convirtió en una base de apoyo político para el viejo partido gobernador de Oaxaca, el PRI (Partido Revolucionario Institucional). MULT organizó su propio partido politico, el Partido de Unidad Popular. Pero tras los partidos estaban las armas.

“Hubo una guerra civil entre ellos,” dice Rivera Salgado. En 2006, Raúl Marcial Pérez, un líder de UBISORT, fue asesinado. Luego en octubre de 2010, Heriberto Pazos, el fundador del MULT, fue muerto a tiros en las calles de la ciudad de Oaxaca.

En el único municipio que permaneció en manos de los Triqui, San Martin Itunyoso, Antonio Jacinto López Martínez, un líder de MULT, fue elegido presidente en 2004, pero no pudo asumir debido a las amenazas y huyó hacia la ciudad cercana de Tlaxiaco. En octubre pasado, mientras cruzaba la calle ahí con dos familiares, un

 

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