por Mark Carney
Buscando terminar con el problema del robo de salaries, muchas organizaciones progresivas de San Francisco realizaron una manifestación el jueves 18 de noviembre, en las escaleras de la Alcaldía. El evento, parte del “Día Nacional de Acción Contra el Robo de Salario”, se realizó en ciudades en EE.UU. con el fin de llamar la atención sobre un tema que afecta a muchos trabajadores norteamericanos de bajos ingresos, y en particular, a los trabajadores inmigrantes.
Los grupos participantes, que incluyeron Young Workers United, Chinese Progressive Association, Centro La Raza, centro de la Comunidad Filipina, y Pride at Work, están instando a una mayor aplicación de las leyes laborales, y la creación de un Proyecto de Derechos de la ciudad para los Trabajadores de Bajos Ingresos. Apoyando esta propuesta apareció el Supervisor David Campos, quien dijo que “Es un valor de San Francisco que los derechos de los trabajadores estén protegidos”.
En San Francisco, gran parte de los robos en salario victimiza a los trabajadores inmigrantes, según muchos de los oradores. Aunque San Francisco tiene un salario mínimo de $9.92 la hora, muchos trabajadores reciben un salario menor—a veces de tan poco como $5. “Los trabajadores inmigrantes no reciben el salario mínimo, u horas extra, ni obtienen períodos de descanso. Algunas veces, después de haber trabajado todo el día, no reciben su pago”, dijo Renee Saucedo, del Centro Legal de La Raza, Programa de Trabajador Diurno.
La Chinese Progressive Association (CPA), una organización que defi ende los derechos de los trabajadores chino-norteamericanos, recientemente completó un exhaustivo estudio sobre las condiciones de trabajo de los trabajadores de restaurantes de Chinatown. Las violaciones al salario mínimo y la falta de pago de horas extra son tan comunes, según Alex Tom, director ejecutivo de CPA, que “ocho millones de dólares en salarios se han perdido. Los trabajadores que tratan de obtener sus derechos algunas veces son despedidos, o hacen que sus horarios sean cambiados, como represalias”. Y, como en muchas comunidades inmigrantes, el miedo a su empleador generalmente impide que tomen acción. “Algunos de ellos, después de ganar sus alegatos por sueldos atrasados, tienen miedo de recoger sus cheques. Los cheques se quedan ahí”, agregó.
Mientras la mayoría de los inmigrantes chinos trabajan en restaurantes o tiendas de vestuario en los barrios de Bayview, Chinatown, o SOMA (Sur de Market), los inmigrantes latinos trabajan en un mayor espectro de industrias: Los hombres en general trabajan en restaurantes o en construcción como obreros diurnos, mientras las mujeres trabajan en restaurantes o como empleadas domésticas.
Aunque el típico salario de un trabajador diurno es de $15 la hora, los que esperan en la calle, o fuera de las tiendas de abastecimiento, generalmente hacen entre $8 y 12 la hora, según Renee Saucedo, del Centro La Raza. Saucedo, quien dirige un programa en La Raza que garantiza a los participantes $15 la hora, dijo que los “trabajadores diurnos que buscan trabajo en las calles no siempre reciben los salarios acordados al fi nal del día…a veces ni siquiera les pagan”.
Las trabajadoras domésticas también tienen problemas para obtener sus salarios y porque trabajan dentro de la casa de su empleador, pueden incluso ser objeto de acoso sexual. “Cuando piden los salarios que se han ganado, son amenazadas con la pérdida de su trabajo o incluso con la deportación”, señaló Saucedo.