jueves, noviembre 14, 2024
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Preparando el terreno para más denunciantes

[Author]por Jon Rappoport

www.nomorefakenews.com[/Author]

 

Es posible que  habrá más denunciantes que admitirán que ellos mismos cubrieron los daños de la vacuna.

Para ayudar a preparar el terreno, se requiere educación.

Este artículo asienta antecedentes. La intención es hacer a un lado a los propagandistas de la vacuna, cuya idea clave es: el sistema médico de los Estados Unidos es excelente, está muy bien, la ciencia triunfa en todos los frentes, así que por qué debemos dudar de las vacunas, no te preocupes, sé feliz.

Cuando comenzó el escándalo de las denuncias de CDC, muchos “defensores de la materia” salieron a la luz.

Al expresar indignación generalizada y escepticismo, nos aseguran que ningún doctor ni agencia de salud harían un gran daño a la población.

Nos dicen que la medicina moderna, en todos sus aspectos, es una tierra maravillosa.

Nos aseguran que todo lo que diga el denunciante, William Thompson, acerca de la investigación fraudulenta publicada y las vacunas es simplemente incorrecto.  Todo está bien. Arcoiris y malvaviscos.

Qué poco saben. Qué poco les importa.

Documentos de los pasillos privilegiados del establishment médico prueban que están equivocados.

En primer lugar y sobre todos estos documentos,resalta el soprendente artículo de la doctora Barbara Starfield del 26 de julio de 2000, publicado en Journal of Medical Association, “¿Es realmente la salud de Estados Unidos la mejor del mundo?”

Las credenciales propias y de élite estaban nítidamente presentes y eran representativas en todo su esplendor. El Journal of Medical Association. La doctora Starfield era una experta en salud respetada públicamente, que trabajaba en la Escuela de Salud Pública de la Johns Hopkins University.

¿Sus conclusiones?

Cada año, en los Estados Unidos, el sistema médico mata a 225,000 personas. Esto representa 2.25 MILLONES por década.

De éstas, las drogas aprobadas por la FDA mataron a 106,000 norteamericanos al año. Esto representa 1 MILLÓN de muertes por década.

En mi entrevista de 2009 con la doctora Starfield, ella afirmó que, desde su publicación en julio de 2000, otros investigadores han elevado aún más las cifras de muertos.

Si visitas Startpage.com y buscas “FDA Why Learn About Adverse Drug Reactions” podrás ver, en la página web de la FDA, una página donde se confirma la cifra de muerte anual de 100,000.

Por supuesto, la FDA no asume ninguna responsabilidad de este hecho horroroso. Siendo la única agencia norteamericana  cuya función es certificar que las drogas sean seguras, cuando esas drogas matan a 100,000 estadunidenses al año… la conciencia de la FDA no vacila un ápice. Para plantearlo de otra manera: ¿qué conciencia?

¿Quieren más?

La cita es: BMJ Junio 7, 2012 (BMJ 2012:344:e3989). Autor, Jeanne Lenzer. (Véase http://www.bmj.com/content/344/bmj.e3989 – “Anticoagulants cause the most serious adverse events, finds US analysis”. [Anticoagulantes causan los eventos más adversos, revela estudio de US].)

Lenzer se refiere a un reporte del Instituto de Prácticas Médicas Seguras: “Calcularon que en 2011 la prescripción de drogas estaba asociada a dos de los cuatro millones de personas en los Estados Unidos que experimentaron ‘lesiones serias incapacitantes o fatales, incluyendo 128,000 muertes.”

El reporte denomina esto “uno de los peligros más significativos para los humanos resultado de la actividad humana”.

Y he aquí la daga final. El reporte fue compilado por investigadores externos que fueron a la base de datos de la FDA de “eventos adversos serios [de drogas médicas]”.

Dado lo que he escrito hasta aquí, los lectores alertas van a empezar a preguntarse: ¿cómo pueden estas drogas médicas matar a tantas personas, cuando los periódicos médicos reportan, en miles de estudios publicados, que son seguras?

Ah sí, la confianza en los estudios sobre drogas publicados.

El estándar de oro. Esto es lo que “los profesionales” señalan ante el reto. Ésta es la base de su “ciencia”.

Todo es una estratagema. Los estudios publicados que declaran que las drogas son seguras son fraudes. Un enterado entre los enterados lo confirma.

Durante veinte años, el doctor Marcia Angell era editor de uno de los más prestigiosos periódicos del mundo: The New England Journal of Medicine.

El 15 de enero de 2009, el NY Review of Books publicó la devastadora aseveración del doctor Angell de la literatura médica: “Simplemente ya no será posible creer en gran parte de la investigación clínica que se publica, ni creer en el juicio de médicos de confianza o en lineamientos médicos autoritarios. No me produce ningún agrado esta conclusión, a la que he llegado lenta y reluctantemente al cabo de dos décadas como editor del The New England Journal of Medicine”. (Marcia Angell, MD, “Drug Companies and Doctors: A Story of Corruption”, NY Review of Books, 15 de enero de 2009.)

He aquí otra cita de naturaleza similar, también publicada en el NY Review of Books (Helen Epstein, “Flu Warning: Beware of Drug Companies”, 12 de mayo de 2001):

“Hace seis años, John Ioannidis, profesor de epidemiología de la Escuela de Medicina de la University of Ioannina en Grecia, encontró que cerca de la mitad de los artículos publicados en periódicos científicos contenían hallazgos que eran falsos.”

Aquí otra cita del mismo artículo:

“El año pasado, la droga contra la diabetes Avandia, de GlaxoSmithKline, estuvo relacionada con miles de ataques cardiacos, y a comienzos de la década, se descubrió que el antidepresivo de la compañía, Paxil, exacerba el riesgo de suicidio en jóvenes. El analgésico Vioxx también está asociado a cientos de muertes por trastornos del corazón. En estos casos, la literatura científica dio pocos indicios de estos peligros.”

Y finalmente, presentamos otra cita de Marcia Angell, ex editor de The New England Journal of Medicine: “Una revisión de setenta y cuatro ensayos clínicos con antidepresivos, por ejemplo,  demostró que se publicaron treinta y siete de treinta y ocho estudios positivos [que elogiaron las drogas]. Pero de los treinta y seis estudios negativos, treinta y tres no se habían publicado o lo habían hecho de forma que mostraran resultados positivos”.

Tal parece que la fuente de información que alimenta la entera percepción de la medicina farmacéutica tiene calidad de fraude.

Así… cuando el denunciante de CDC, WilliamThompson, hizo una declaración pública el 27 de agosto, admitiendo que él y sus coautores cocinaron y enterraron información vital en un estudio pediátrico de 2004 de la vacuna de MMR y autismo, y cuando los observadores shockeados se apresuraron a afirmar que no había allí un problema y la “ciencia oficial” era segura y verdadera y buena, y el CDC era inocente de hacer el mal y todo era una tempestad en una taza de té, eran enteramente ignorantes del cuadro completo, o en realidad estaban mintiendo.

El denunciante Thompson sólo añadía otra nota al pie sobre el fraude médico a una masiva y creciente enciclopedia del fraude.

La enciclopedia se alza, cubierta de polvo, en un estante remoto. El gobierno de Estados Unidos, el CDC, otras agencias de salud pública, doctores, escuelas de medicina, compañías de medicamentos y estos execrables hombres del frente corporativo –anclas de los medios y de la televisión– proceden a buen ritmo, alabando la ciencia médica estadunidense.

¿Problema? ¿Cuál problema? Todo está bien en el país de las hadas. Arcoiris y malvaviscos.

(Jon Rappoport es autor de tres colecciones explosivas, The Matrix Revealed, Exit From The Matrix, and Power Outside The Matrix.)

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