jueves, diciembre 26, 2024
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¿Por qué meten a la cárceles a los maestros mexicanos por protestar?

por David Bacon

ÚLTIMO BOLETÍN:  El domingo, 25 de junio, fuerzas armadas federales en Oaxaca dispararon a los profesores y la gente que los apoyaba en el pueblo mixteco de Nochixtlán, y hasta el momento había al menos una docena de muertos y algunas decenas de heridos.

La noche del domingo, 12 de junio, cuando Rubén Núñez, líder del sindicato de maestros, estaba abandonando la Ciudad de México, su carro fue detenido por unas camionetas de doble cabina. Hombres fuertemente armados vestidos de civil salieron y con uso de violencia los metieron a él, a otro maestro y a un taxista en su camioneta, y los condujeron a alta velocidad hacia el aeropuerto. Núñez fue trasladado inmediatamente a miles de kilómetros hacia Hermosillo, Sonora, y encerrado en una cárcel federal de alta seguridad.

Sólo unas horas antes, agentes armados no identificados hicieron lo mismo en la capital de Oaxaca, tomando prisionero a Francisco Villalobos, el segundo funcionario más importante del sindicato, y también lo trasladaron en avión a la misma prisión de Hermosillo. Hace un año, Villalobos fue inculpado de posesión de libros de texto robados. Los cargos de Núñez se desconocen.

Ambos se unieron a Aciel Sibaja, quien ha estado en la misma penitenciaría desde el 14 de abril. ¿Delito de Sibaja? Aceptar cuotas donadas voluntariamente por maestros en el estado de Oaxaca. La Sección 22, el sindicato estatal de los maestros, ha tenido que recolectar donativos en efectivo desde julio pasado, cuando las autoridades estatales congelaron no sólo las cuentas bancarias del sindicato, sino también las cuentas personales de sus funcionarios. Sibaja era responsable de manejar el dinero de los maestros pagado voluntariamente, lo que el gobierno denominó “fondos de fuerzas ilícitas”.

Los tres no son los únicos líderes detenidos del sindicato de Oaxaca. Otros cuatro han sido encarcelados desde octubre pasado. “Los líderes de la Sección 22 son rehenes del gobierno federal”, dice Luis Hernández Navarro, un ex maestro y ahora editorialista del diario capitalino La Jornada. “Su detención es simultáneamente un aviso de lo que puede ocurrir a otros maestros si continúan rechazando la reforma educativa [del gobierno federal], y un paliativo para desmovilizar el movimiento”.

Los arrestos son sólo un intento que el gobierno mexicano ha realizado en meses recientes para parar las protestas. El 19 de mayo, el secretario de Educación Aurelio Nuño Mayer anunció que 3,000 maestros de Oaxaca, Guerrero y Michoacán quedaban despedidos por no haber trabajado tres días.

Esos tres estados están a la cabeza del movimiento independiente de los maestros al interior de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, del Sindicato Nacional de Maestros (CNTE o “Coordinadora”). Los maestros del CTE han realizado huelgas desde fines de marzo para detener la implementación gubernamental del programa de reforma educativa. Mientras las huelgas en México son ampliamente seguidas, no existen precedentes de despidos tan masivos sólo por ir a huelga.

La noche de los despidos, la policía federal atacó y levantó el campamento que los maestros habían organizado frente a la Secretaría de Educación de la Ciudad de México. El 11 de junio, la policía de la capital de Oaxaca desmanteló un campamento similar frente a las oficinas educativas estatales. Cuando 500 policías fuertemente armados avanzaron echando gas lacrimógeno, las confrontaciones ser plegaron a las calles aledañas, acaso una reminiscencia de la forma en que fue atacada una huelga similar en 2006, que desembocó en una insurrección que duró algunos meses.

Una controvertida disposición de la reforma educativa del gobierno federal requiere que los maestros realicen pruebas para evaluar sus calificaciones. Aquellos que no tienen buenas notas son sujetos de despido. Este año, cuando el gobierno trató de comenzar las pruebas de evaluación, comenzaron las protestas magisteriales.

En marzo, cuando Nuño intentó premiar a “maestros distinguidos y excelentes”, uno de ellos, Lucero Navarrete, maestra de primaria en Chihuahua, le dijo: “Los resultados pueden depender de muchos factores y también cuentan las circunstancias personales de cada uno… muchos no obtienen los resultados que merecen porque el trabajo que realizan actualmente en las escuelas es muy diferente de lo que aparece en la prueba”. El periodista Hernández Navarro dice que los educadores tienen una tradición de apoyo mutuo e igualitario, y piensan que “no hay maestros de primera, segunda o tercera clase. Sólo maestros”.

El 22 de marzo Nuño también anunció una medida que pondría fin a las escuelas del sistema nacional de capacitación de maestros, llamadas “normales”. En lugar de tener que graduarse en una normal, dijo, cualquiera que posea un grado universitario en cualquier asignatura podría ser contratado para enseñar. Desde la Revolución Mexicana, e incluso antes, las normales han sido un medio para los niños de familias de pocos recursos del interior del país, y de las familias de los maestros mismos, para convertirse en educadores capacitados. Al retornar a las comunidades rurales y de la clase trabajadora, con frecuencia los maestros desempeñan un importante papel en desarrollar movimientos de justicia social. Las escuelas normales mismas han sido astilleros de movimientos de protestas sociales que desafían al gobierno.

La escuela normal rural de Ayotzinapa, en Guerrero, fue objeto hace dos años de un ataque que dejó la desaparición y posible asesinato de 43 estudiantes, que desde entonces han galvanizado a México. Recientemente, una comisión de expertos internacionales criticó al gobierno por negarse a cooperar en los esfuerzos para identificar el destino de los estudiantes, y señalaron el posible involucramiento de funcionarios de muy altos niveles en la desaparición.

Despedir profesores y desmantelar las normales no es un objetivo “oculto” de la reforma educativa federal. La Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica ha hecho un llamado a abolir las escuelas normales, y le pidió al presidente Peña Neto despedir a los maestros que tengan malas notas y excluirlos de la enseñanza. Medidas semejantes han sido aclamadas por un “tanque pensante” de Washington, la Asociación de la Revitalización Educativa de las Américas, un proyecto de Diálogo Interamericano con financiamiento de USAID.

Ambas organizaciones trabajan en conjunto con la organización que impulsa la Reforma Educativa mexicana, Mexicanos Primero, encabezada por Claudio González Guajardo, miembro de una de las familias más ricas del país. González instruyó a Peña Nieto que “los mexicanos lo eligieron, no el sindicato [de profesores]”, y le pidió “terminar con el poder del sindicato de contratar, promover, pagar y beneficiar a los maestros”.

Oaxaca se ha convertido en el objetivo porque la Sección 22 propuso su propia reforma educativa alternativa hace cerca de seis años, la cual se centra en el respeto a la cultura indígena y en forjar alianzas entre los maestros, los estudiantes, los padres y sus comunidades (para más información sobre las propuestas de la reforma alternativa y los ataques del sector corporativo a los maestros, véase “US-Style School Reform Goes South”). Luego de la insurrección de 2006, el sindicato se volvió el blanco de los esfuerzos de la izquierda para derrocar al Partido Revolucionario Institucional (PRI), y en 2010 por primera vez los oaxaqueños eligieron un gobernador no-priísta, Gabino Cué. Al deber su elección a los maestros, Cué estuvo de acuerdo en impulsar su reforma en lugar de la federal.

DEBIDO A LA FALTA DE ESPACIO NO PODEMOS PUBLICAR EL ARTÍCULO COMPLETO. PARA LEER MÁS VISITE http://davidbaconrealitycheck.blogspot.com/2016/06/why-are-mexican-teachers-being-jailed.html.

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