por Raúl Damacio Tovares
Esta es una historia sobre las pandillas latinoamericanas – sólo que es diferente de las que hemos estado leyendo en los periódicos y viendo en los noticieros.
Con el título “Pandillas juveniles en Centroamérica, México y Washington, D.C.: Un examen transnacional”, con base en investigaciones realizadas por el Centro para Estudios y Programas.
Interamericanos del Instituto Tecnológico Autónomo de México.
El estudio, presentado por la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos el mes pasado en la Universidad Johns Hopkins, en Washington, D.C., concluye que no existe una red internacional de pandillas latinas envueltas en el narcotráfico u otro tipo de crímenes.
El equipo de investigación encontró que, si bien las pandillas juveniles constituyen un serio problema comunitario tanto en los Estados Unidos como en América Latina, el pensar que existe un cartel internacional de narcotráfico, asesinatos y armas es más una idea ficticia de lo reporteros de prensa escrita y televisión, que un reflejo de la verdadera situación de las pandillas.
Las entrevistas realizadas con pandilleros, algunos de los cuales se encontraban encarcelados, en cinco países latinoamericanos y en el área de Washington, D.C., revelaron que si bien algunos miembros de pandillas en América Latina conocen a alguien que vive en los Estados Unidos, la participación directa de jóvenes de diferentes países en actividades criminales organizadas no existe.
El estudio, con financiación de la Ford Foundation y la Kellogg Foundation, reunió a académicos de varios países latinoamericanos, como Nicaragua, Guatemala, México, Honduras, El Salvador y Colombia, así como de Washington, D.C., y Long Beach, California.
Se entrevistó a dirigentes comunitarios, agentes de la policía, y políticos. Solían considerar el tema de las pandillas un problema
serio, pero no tan serio como lo reportan los medios de comunicación. Los medios locales han pintado una imagen de las pandillas juveniles en el “triángulo norteño” como una seria amenaza a la seguridad pública, hasta a la seguridad nacional.
En realidad, los grupos están compuestos mayormente de hombres jóvenes marginados, con poca preparación académica y destrezas mínimas laborales, y no cuentan con muchos recursos.
El que los medios noticiosos hayan podido inventar una imagen de una organización infame, bien organizada, adinerado y cruel, con una red extendida por un área geográfica de varios países, es evidencia del poder de los medios y del miedo e ingenuidad del público.
No cabe duda que algunos jóvenes en ciertos barrios están aterrando a los residentes locales. Los sacuden en busca de dinero, venden drogas, y no se restringen en el uso de la violencia para salir con la suya. No obstante, la mayoría de los jóvenes latinos, incluso la mayoría de los pandilleros, no hacen más que juntarse. Saben cuales son las consecuencias de violar la ley, y comprenden que el crimen no paga.
El estudio encuentra que los miembros de las pandillas tienden a salir de hogares violentos. O no les va bien en la escuela, o han sido expulsados o sencillamente han dejado de asistir a clases. No tienen las destrezas que les permitirían conseguir trabajo bien remunerado.
Si bien los reportes en los medios pueden dar legitimidad a acciones excesivas por parte de la policía, estas mismas acciones pueden llevar a fortalecer la unión de la pandilla. También puede llevar a que los jóvenes quienes nunca han participado en una pandilla, se unan en busca de apoyo y protección.
Un modelo más eficaz de métodos policíacos lo ofrece el Gang Prevention Partnership, en Washington, D.C. Este grupo, además de realizar su trabajo de policías, se une con las escuelas, agencias de salud y sociales y dirigentes de la comunidad para intervenir, con el fin de evitar el que se formen las pandillas. Cuando resulta necesario, reprimen la actividad de pandillas con acciones policíacas.
Otros programas exitosos son Homeboy Industries de Los Ángeles, y Operation Ceasefire, en Boston. Home boy Industries, establecida en 1988, anima y ayuda a los pandilleros a encontrar empleo. Operation Ceasefire combina la acción policíaca con el control de las armas. Desde que se fundó, se han reducido los homicidios por pandilleros en un 70 por ciento, informa el estudio.
Los medios harían bien en dejar el reportaje sensacionalista,
el cual sólo lleva al miedo y la frustración, y después a tácticas agresivas policiales y a retórica política incendiaria.
Haría mucho más de beneficio a la comunidad el reportaje realista de la actividad de las pandillas, de los jóvenes involucrados y de los programas que logran algún éxito. Hispanic Link.
(Raúl Damacio Tovares es autor de Manufacturing the Gang. Es profesor en el programa de comunicaciones de la Universidad Trinity en Washington, D.C. Comuníquese con él a: tovaresr@trinitydc.edu) © 2007.