Bebés: desde propiedad…a bebés anclas…a niños del terror
by Gebe Martínez, Ann García and Jessica Arons
En las agonías de la política electoral, los conservadores están sugiriendo que cambiemos la Constitución de EE.UU. para negar la ciudadanía a los bebés nacidos de madres indocumentadas. Esta cínica estrategia se enfoca explícitamente en la comunidad latina para librarse de estos nuevos votantes en vez de hacer el duro trabajo de cultivarlos.
Es alimentada por el sexismo y el racismo, inmiscuyéndose en una larga historia de control de la población— los esfuerzos del gobierno para controlar el crecimiento entre las poblaciones desfavorecidas. Durante la esclavitud, los dueños de niños esclavos engendrados con sus esclavos eran condenados a ser esclavos ellos mismos. Serían vendidos como mercancía, aumentando la riqueza de los amos en vez del tamaño de sus familias.
Las mujeres chinas en los 1800s eran calificadas de prostitutas y se les negaba la visa para unirse a sus maridos quienes trabajaban en nuestros caminos de fierro.
Y las mujeres afro-norteamericanas, americanas nativas y latinas eran esterilizadas sin su conocimiento o consentimiento hasta los 1970s. La retórica de los conservadores es particularmente insultante, al asimilar el proceso de reproducción humana al de los animales de granja.
“Vienen a dejar a un niño. Se llama ‘déjelo y váyase’”, dice el Senador Lindsey Graham (R-SC). Los comentarios de Graham son especialmente chocantes dado su pasado rol de liderazgo como patrocinadora de una exhaustiva reforma a la inmigración, con el objetivo de unir, no dividir, a las familias. Sus comentarios sacaron a flote los esfuerzos por terminar con la ciudadanía por derecho de nacimiento, creando un eco en Capitol Hill donde los líderes conservadores llamaron a audiencias al respecto. El obstetra y ahora Congresista Phil Gingrey (R-GA) califica el producto de esa “situación de dejar” un “bebé ancla”.
El Senador del estado de Arizona Russell Pearce (RMesa), arquitecto del SB1070, la ley anti-inmigrante del estado que ahora está siendo cuestionada en la corte, reconoció que su apoyo para cambiar la Constitución tiene un sesgo de género. Hizo circular un correo electrónico de un ex funcionario de Minuteman que dice, “Si vamos a tener un efecto en el asunto del bebé ancla, debemos enfocarnos en la madre. Llámelo sexista, pero es la forma en que la naturaleza lo hizo. Los hombres no dejan botados a bebés anclas, las madres ilegales sí lo hacen”. Ese tipo de perfil racial contra las mujeres embarazadas ya ocurrió en Utah, incluso sin ninguna legislación que sancionara. Dos trabajadores del gobierno estatal enviaron los nombres de 1,300 personas a las agencias de control de la ley y a los medios porque sospechaban que eran indocumentadas.
La lista incluyó las fechas de parto de las mujeres embarazadas, una perturbadorainvitación ya que hawagon también dice ser “pro-vida” y “pro-familia”.
Sin embargo no dudan para separar a las familias a través de duras políticas de deportación o deshumanizando a mujeres inmigrantes y sus hijos con su retórica de odio. Al retratar a las mujeres inmigrantes como animales que “abandonan” a sus retoños, los opositores a la inmigración alimentan los temores de que los extranjeros vienen específicamente a tener hijos para obtener la ciudadanía de esos niños o para exigir beneficios del gobierno. O, como ha sugerido el Rep. Louie Gohmert (RTexas), para “criar y mimar” a futuros terroristas. El hecho es que la mayoría de las mujeres inmigrantes vienen a Estados Unidos a trabajar, no a tener hijos.
Un niño ni siquiera puede pedir que sus padres sean ciudadanos hasta cumplir los 21 años.
Es más, los inmigrantes indocumentados nunca han sido elegibles para los beneficios de seguridad social, y los nuevos inmigrantes legales de EE.UU. se volvieron no elegibles en la reforma social de 1996 que firmó el Presidente Bill Clinton.
No es coincidencia que dos subcomités del Congreso hayan realizado una audiencia conjunta de siete proyectos o resoluciones para limitar los derechos de ciudadanía por nacimiento pocos meses antes.Deben permanecer las cabezas frías. El Senador John McCain (R-Ariz.), quien está en una dura elección primaria este mes, originalmente no objetó las audiencias sobre el derecho a ciudadanía por nacimiento, pero luego se opuso a cambiar esta parte de la Constitución.
Y las principales candidatas del GOP en California — ambas mujeres—también han negado los derechos de ciudadanía por nacimiento. Pero los conservadores siguen presionando por esquemas adicionales, tales como negar a las mujeres extranjeras embarazadas la entrada para ingresar a Estados Unidos.
¿Entonces qué sugieren? ¿Administrar pruebas de embarazo a todas las mujeres en la frontera? El sátiro político Stephen Colbert satirizó correctamente su absurdidad, hacienda un irónico llamado para instalar un muro de 2,000-millas de látex en la frontera, cubierto con gel espermicida.
Aunque resulta ridículo, este fabricado tema político no es para la risa. Debemos recordar al público que los únicos “conductores” en este debate son los pesos muertos que se niegan a actuar de manera responsable y arreglar nuestro arruinado sistema migratorio, al poner en práctica una exhaustiva reforma a la inmigración. Enfocarse en las mujeres y los niños es en cambio, la salida cobarde. Hispanic Link.
(Gebe Martínez es un escritor senior y analista político, Ann García es asistente especial para políticas de inmigración, y Jessica Arons es directora del programa de salud y derechos para la mujer en el Center for American Progress. Preparado por Hispanic Link News Service, este comentario condensa un mayor análisis que puede encontrarse en http://www.americanprogress.org/issues/2010/ 08/citizenship_debate.html).