En estos días nebulosos donde el ciudadano común se pasa la vida trabajando, consumiendo y descansando- muchos viendo la TV o chequeando las redes sociales – mientras tanto los cambios de mando de algunos políticos que rigen los destinos de la ciudad, y por ende los de población se llevan a cabo. Sus puestos se jugarán en las próximas elecciones de este próximo 5 de noviembre. Muchos andan apresurados haciendo campaña para ser los próximos encargados de la política.
Y hay que notar, que muchos se convierten en políticos de carrera, que empiezan por abajo, y luego que se les vence el período, se pasan a otra candidatura en otro departamento. Y poco a poco los puestos políticos se convierten en clubes exclusivos, donde el poderoso partido político que los alberga se convierte en el gran patrocinador. Detrás de esto está el gran capital soportando las campañas políticas de los que prometen ser dóciles y fieles, que si no me equivoco, pactan con estos políticos ambiciosos para que representen algunos de sus intereses económicos, ¿pero como? pasando algunas leyes amigables que les favorezcan. A veces pienso ficcionalmente que todo ello es una mafia de la cosa nostra.
Y las promesas de los políticos al público abundan, te prometen en temas como la seguridad, el aumento en la construcción de viviendas asequibles, etc., haciéndole creer al prospecto votante que las cosas van cambiar. Pero casi siempre te lo dicen cuando se acercan las elecciones. Qué cosa, ¿no?
Y sí, las cosas cambian, pero muchas veces para mal: aumento del costo de la vida – y de la muerte, el crimen, el abuso del alcohol y las drogas en las calles, venta de objetos robados en las aceras, robos en las tiendan, cuyos delitos dejan de ser perseguidos seriamente, pues si el botín no sobrepasa cierta cantidad en dólares, no hay castigo.
Después de una devastadora pandemia que causó el cierre de la mayoría de los comercios pequeños, a excepción de las grandes tiendas, la población quedó en choque, indefensa. El gobierno repartió dinero, y se perdieron muchas libertades. Muchos se quedaron sin trabajo, encerrados en sus casas o apartamentos, con los hijos sin ir a la escuela físicamente. Hubieron suicidios.
Durante la última década, pero más recientemente, desde que la ciudad empezó a pintar secciones de las calles en rojo – para darle prioridad al paso de taxis y autobuses, la ciudad desató un ataque contra los carros, reduciendo los espacios de parquímetros y convirtiéndolos en zonas rojas (donde uno no se puede estacionar, salvo que acepte una multa de casi $100, incluyendo la desaparición de espacios para parquearse en cada esquina.
Y todo sin ninguna racional, sin ninguna explicación; y muchos espacios fueron también designados para parqueo comercial. Y puedes ver que la mayor parte del día se mantienen vacíos, mientras los prospectos patrones de los negocios batallan para estacionarse.
Hay una crisis de estacionamiento ahora en SF, especialmente donde que debería beneficiar a los dueños de los negocios, que todavía no se recuperan, y los patrons.
Y pueden ver en la calle Valencia lo que hicieron, no hay estacionamiento, y nadie puede doblar a la izquierda. Todo esto ha creado confusión y desequilibrio tanto para los patrones y los comerciantes.
En 2014, una coalición bipartidista sometió una iniciativa llamada, Restableciendo el Equilibrio del Transporte en Francisco con el Departamento de Elecciones.
La propuesta buscaba:
– – Prohibir permanentemente el control del parquímetro los domingos y días festivos
– – Impedir la expansión de parquímetros a nuevas zonas sin la aprobación de los residentes y comercios de esos barrios.
— Rebajar las multas de parquímetros a la cantidad de hace 10 años
– – Garantizar que las personas con discapacidad tengan acceso a opciones de transporte convenientes.
– – Permitir la construcción de nuevos estacionamientos
Sin embargo, lo más preocupante de estos puntos es que ningún candidato de los que están corriendo para supervisor o alcalde ahora, se ha percatado de la necesidad de ¡crear más estacionamientos!
Sospecho que algunas de las razones deben de ser: extorsionar a la población de su dinero, forzándolos parquearse de emergencia en zonas ‘prohibidas’ y así clavarles el puñal de la multa; y también para forzar a la población a utilizar transportación rentada o pública, y por lo tanto hacerle la guerra a la transportación privada.
¡Qué vergüenza, políticos! Esto no es trabajar para tu comunidad, sino para otros intereses.