¿Que está pasando en Nicaragua?, me preguntaban en Facebook.
También me la hicieron desde México, otra persona del Perú aquí en el Distrito de la Misión en San Francisco: “¿y de que se trata todo eso que está pasando en Nicaragua?”
Realmente que podría estar pasando en Nicaragua, un país muy pobre en América Latina que hasta ahora había estado gozando de una calma envidiada por sus vecinos centroamericanos, figurando entre uno de los países más seguros del continente hispanohablante por su ausencia de pandillas criminales como las que tienen en Honduras, El Salvador y Guatemala, del cual el gobierno se jactaba, hasta hoy, de ser el país más seguro de Centroamérica después de Costa Rica.
Mientras unas personas oían pero no sabían concretamente de que se trataba las noticias que tenía puesto el lente en ese país centroamericano después de haber sufrido una de las guerras más sangrientas en América Latina hace casi cuatro décadas, otras lamentaban los sucesos de violencia que volvían a tormentar a la bella patria del gran poeta Rubén Darío, después del triunfo de la Revolución que derrocó al dictador Anastacio Somoza Debayle un 19 de Julio de 1979.
Una pregunta en Facebook de una mujer de nombre Sylvia me llamó la atención, pues sugería que los acontecimiento mostrados por la prensa donde la policía de Nicaragua estaba cometiendo graves violaciones de los derechos humanos y matando a estudiantes que protestaban contra las reformas al Seguro Social (INSS), eran falsas.
Esto lo dijo mientras fuerzas de choque creadas por la pareja presidencial, la Juventud Sandinista, enfrentaban, perseguían y golpeaban salvajemente a personas de la tercera edad que protestaban pacíficamente por sus derechos. Luego grupos de estudiantes universitarios se les sumaron a la protestas reemplazando a estos. De ahí todo cambió para siempre en ‘el país de lagos y volcanes’, el más seguro de Centroamérica.
Le contesté a Sylvia:
El problema de Nicaragua es mayor que lo que tu sugieres tan simplemente, le contesté, cuando dijo: que la gente debería de “no dejarse embaucar por gente que está encargada de desestabilizar y causar caos, si no les gustan los árboles artificiales pues unámonos y sembremos árboles”. Se refería a unos árboles metálicos que fueron instalados a un costo por unidad de unos $20 mil, por Rosario Murillo.
Le expliqué que el problema es la toma del país de un dictador dúo, Daniel Ortega y Rosario Murillo, quienes hacen y deshacen de todo en la vida diaria del país. Que si no eres de su partido no tienes acceso a la justicia, al empleo estatal, a los beneficios del estado, te pueden quitar tu propiedad cuando quieran, te apalea la policía y no tienes recurso, la policía te puede violar y no hay acceso a la justicia – inclusive rehusan llenar el reporte policial cuando lo requiere la víctima en una denuncia. No puedes protestar si quieres cambiar el rumbo del país yendo a votar en elecciones “libres”, pues te roban las elecciones. El partido gobernante, liderado por la pareja, tienen sus filas a los jueces electorales, y militarizan los precintos de votación intimidando a los votantes que no son afines a ellos.
Imagínense, todos los poderes del estado: el ejecutivo, el judicial y el legislativo, están al servicio de la pareja presidencial y manejan al país como su propiedad privada… y estos son sólo unos cuantos de los asuntos por lo que la gente está enfadada y ya se les quitó el miedo. Ahora el pueblo se les ha venido encima luego que vieron de lo que es capaz el gobierno cuando vieron a sus compañeros caer muertos por las balas de la policía.
El pueblo se desbordó en apoyo a los estudiantes. Y ahora estos estudiantes, junto al pueblo, ahora piden la renuncia a sus cargos de la pareja y la cúpula del poder, por no estar calificados para gobernar el país para todos los nicaragüenses.
Imagínese, también, que esta pareja presidencial tiene una reserva de «soldados» leales que reclutaron en los barrios marginales, y que cultivaron, miembros de pandillas que no se ven en las calles: drogadictos, matones, etc., a quienes se les dio el rango de miembros de la ‘Juventud Sandinista’. Se les llama cuando hay protestas, cuando necesitan detener el avance de la oposición que puede arrebatarles el poder en elecciones libres. Pero esta vez les falló. Por primera vez, el miedo desapareció en la juventud, y de hecho en el resto de la población, y lo que nadie esperaba ocurrió.
Bajo contrato, esos pandilleros que ves ahora asaltando a los que protestan y saqueando los negocios, son lo que hacen el trabajo sucio que la policía no quiere hacer, y son protegidos por la misma fuerza del orden. Todo esto se ha visto en los videos en los noticieros. Se hacen pasar por opositores al gobierno durante las protestas para cometer actos de violencia y destrucción de la propiedad y ser grabados en el acto con las cámaras de los canales de TV controlados por la misma pareja presidencial, y culpar a los estudiantes que protestan.
Y sí has oído decir por ahí que Nicaragua es el país más seguro de Centroamérica, es porque las pandillas han estado resguardadas por la familia presidencial bajo su mando como empleados en reserva por varios años. Estos reciben salario y beneficios, pero más que todo, protección y trato especial, que a veces ni los mismos policías tienen.
En Nicaragua, el capital mayor se mueve alrededor de sus intereses y sus socios, mientras se embolsan grandes sumas haciendo negocios con otros países utilizando su posición gubernamental. La Constitución la han diseñado a su conveniencia, y el pueblo ha sido convertido en su alcancía.
El presidente creó una ley que autoriza a cualquiera a robarse la propiedad privada de los nicaragüense que se han ido a trabajar al exterior por falta de oportunidades en Nicaragua.
Los miembros de la Asamblea son sus siervos, a quienes los tienen chantajeados para que voten por lo que la pareja les dictan.
Les quitan al pueblo sus vehículos y por violaciones de reglamentos de estacionamiento y tránsito que ellos mismos han creado para que la gente caiga en las redes y quitarles su dinero. Se han apoderado del país de una manera tan increíble, que parece ciencia ficción.
Silvia, tu dices: “Paisanos lo único que podemos hacer es tratar de unirnos y no esperar que el gobierno haga todo por nosotros”.
Creo que precisamente por eso nació la Autoconvocatoria de los estudiantes, pues no pueden esperar que el gobierno que ha creado las condiciones para su esclavitud y destrucción, sea el que les conceda la libertad.
Y ahora todos piden que la pareja se vaya, pero antes, que se abra una investigación para encontrar a los culpables que dieron la orden de atacar y disparar, que ha causado más 65 muertos, y sean juzgados.