Cómo se desarrollo el activismo en el Valle de Santa Clara
por David Bacon
En los años 60, el surgimiento de movimientos por los derechos civiles y anti-guerra transformaron la política y los movimientos sociales en Santa Clara Valley. En parte, ello refleja el crecimiento de la población y el cambio demográfico.
En 1950, la población del condado de Santa Clara fue de 290,000, de los cuales12 por ciento eran personas con nombres en español. Para 1970, la población creció a cerca de un millón, y mientras los que tenían nombres en español se mantuvieron en 12 por ciento, su número se elevó a 129,000. Resulta significativo que los 2,333 filipinos del condado en 1960 pasaran a 28,000 en 1980, y a 60,000 en 1990, llegando a constituir una parte importante de la fuerza de trabajo en la industria electrónica de Silicon Valley. La categoría Hispano usada en el Censo de ese año incluyó a 307,000 personas –ahora más del 20 por ciento de la población.
Un personaje clave entre los organizadores de la lucha por los derechos civiles fue Sofía Mendoza. Ella y su esposo Gil lucharon contra la discriminación en San José en los tiempos en que ella estudiaba en el College. En los años sesenta ella y otros activistas de la comunidad chicana del barrio East San Jose comenzaron a organizarse contra la guerra de Vietnam. “Yo estaba extremadamente indignada, porque no sólo estaban matando a nuestros jóvenes en Vietnam, sino que también los mataban aquí en las calles de San José”, explicaría más tarde.
La década de 1960: el movimiento chicano se moviliza contra la brutalidad de la policía
La primera movilización de los estudiantes chicanos, que ayudó a impulsar el movimiento chicano, tuvo lugar en la Secundaria Roosevelt Junior en 1968. Rosalío Muñoz llegó de Los Ángeles para apoyar a los estudiantes, y habló con Mendoza. Luego regresó a LA, donde él, Carlos Muñoz y otros activistas iniciaron movimientos. Años más tarde, Rosalío Muñoz se convertiría en el principal organizador de la amplia marcha de Chicano Moratorium contra la Guerra de Vietnam en el Bulevar Whittier, donde Rubén Salazar fue baleado de muerte por la policía de Los Ángeles.
En San José, el movimiento comenzó organizando marchas frente al Ayuntamiento, y se formó un comité para detener la brutalidad de la policía, la Patrulla de Alerta Comunitaria. “Simplemente lo teníamos”, recuerda Mendoza. “Alcanzamos nuestro límite. La policía tenía pistolas, macanas y cachiporras. Siempre estaban listos para atacarnos. Parecía que nadie podía impedir lo que hacía la policía”.
Pero el CAP no los detuvo. Una marcha movilizó a 2000 personas, los miembros monitorearon la actividad de la policía, en gran medida como los Panthers estaban haciendo en Oakland, documentando golpes policiacos y arrestos. Los estudiantes que organizaron clases de estudios étnicos en la Universidad Estatal de San José se convirtieron en algunos de los miembros más activos de CAP, luchando al mismo tiempo para conseguir reclutas militares fuera del campus. El CAP tenía la participación de comunistas, socialistas, nacionalistas chicanos y otros grupos izquierdistas.
Mendoza, su compañero-de-armas Fred Hirsch y otros vieron que la zona necesitaba una organización múltiple para confrontar los distintos problemas de la gente en los barrios –educación discriminatoria, falta de servicios médicos, vivienda pobre, y por supuesto la policía. “Queríamos una organización que no se limitara a un solo grupo étnico, que organizara a nuestra comunidad entera”, explicaría más tarde, “así que nos llamamos United People-Arriba. Nos gustó el término ‘United People’ [Gente Unida] porque contenía la idea de personas de diferentes raíces étnicas unidas en San José para trabajar por el cambio social –negros, mexicanos, puertorriqueños y blancos unidos en una sola organización.” Hoy las organizaciones en Silicon Valley tienen el legado de UP Arriba y de las luchas anti-deportación –del Proyecto Justicia y De-Bug de Albert Covarrubias, de Silicon Valley, a la organización comunitaria de Somos Mayfair de Servicios, Derechos del Inmigrante y Red de Educación.
Mendoza fue a El Salvador, Nicaragua y Vietnam durante las intervenciones militares estadunidenses, y en 1973 viajó a Moscú como delegada al Congreso Internacional por la Paz. Ella estaba motivada no sólo por las muertes de jóvenes chicanos en Vietnam, sino por la transformación de su Valley durante la Guerra Fría. La planta de Westinghouse en Sunnyvale estaba produciendo misiles nucleares para los submarinos Trident. La planta donde trabajaba Gil comenzó produciendo equipo agrícola, pero luego giró hacia la producción de tanques y vehículos blindados.
Sobre todo, ella vio cómo el procesamiento de alimentos era suplantado por el crecimiento de una amplia industria electrónica. Del Monte finalmente cerró su Planta 3, otrora una de las más grandes y modernas del mundo, en el fin de la industria conservera en San José en 1999. La última de las conserveras es actualmente un complejo de condominio.
Contratos de defensa alimentan la industria tecnológica
Uno de los mitos más viejos sobre Silicon Valley es que las innovaciones de alta tecnología fueron escuela para algunos hombres brillantes blancos que iniciaron corporaciones gigantescas en sus garajes. De hecho, los inventos básicos que conforman la fundación de la industria electrónica, especialmente el transistor de estado sólido, fueron desarrollados por Laboratorios Bell, American Telephone & Telegraph, Fairchild Camera & Instrument, y General Electric.
Estas innovaciones fueron producto de la carrera armamentista de la Guerra Fría que siguió a la segunda Guerra Mundial. En 1958 se fundó la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa, la cual proveyó la investigación básica (a expensas de los impuestos) que permitió a la industria electrónica –especialmente a los fabricantes de chips– lanzamientos que en ese entonces eran alimentados por contratos militares. Mucho antes de la aparición de las computadoras personales, la industria de alta tecnología creció gracias a contratos de defensa y aumentando los presupuestos militares. Sus raíces en la Guerra Fría afectaron cada aspecto de la industria, desde su actitud hacia los sindicatos hasta la estructura de sus plantas y fuerza de trabajo.
Cuando la industria electrónica empezó a crecer en los años cincuenta, una lucha fraticida al interior del movimiento obrero condujo a la expulsión, en 1949, de sindicatos como UCAPAWA y el fundado para organizar a los trabajadores de la industria eléctrica –el United Electrical, Radio and Machine Workers of America (UE). Sólo ILWU y UE sobrevivieron como sindicatos independientes, y UE pasó de 650,000 al final de la segunda Guerra Mundial a 60,000 en los albores de los años ochenta. Como resultado, mientras crecía la nueva industria tecnológica en Santa Clara Valley, el apoyo a los sindicatos que organizaban a los trabajadores en las plantas en expansión prácticamente desaparecía.