by CHINGOZKY
El Siglo de Durango
Uno de los temas más espinosos que se dan en la actual administración es el de quitar el fuero militar al Ejército y Marina mexicana, o sea, juzgar a quienes cometan un delito en las esferas civiles por jueces civiles y no militares… ¡opóngome! Primero leamos y luego opinamos.
El compuesto de las esferas del poder en México están bien definidas con la intención de que ninguno de los tres tenga más poder que el otro; la intención era buena, no se le quitan los méritos a quienes dieron su vida para darnos un México mejor, todo habría sido perfecto si el hambre de poder de los políticos no hubiera rebasado las instituciones.
El Poder Legislativo, compuesto por sus dos cámaras, se sienten dueños y señores de todo lo que en México se mueve y respira, por lo tanto, paga impuestos y ellos, a su vez, lo destinan a placer, dándose preferencia por sobre todo lo demás; fue de ese poder que algún legislador, que ojalá no haya sido Godoy, tuvo la idea de quitarle a los militares y marinos su fuero para que los uniformados sean juzgados al igual que todo mexicano por el Poder Judicial… ¡opóngome! Ha sido esa hambre de poder la que ha llevado a pensar que sería buena idea someter al Ejército y la Marina a los estatutos que dicten los poderes Legislativo y Judicial. El Poder Judicial en México es uno de los más descarados que se hayan visto en este continente; sus excesos en sueldos y burocracia rebasan cualquier pensamiento para colocarse en el nivel de las fantasías.
El Legislativo es sólo un compuesto de diputados y senadores temporales que nada más piensan en los intereses de su partido antes que en los intereses de la nación. Los del PAN bloquean los proyectos del PRI, los del PRI a los del PAN, los del Verde a los rojos, los feos a los bonitos… iniciativas ridículas pero que al sentido común le hacen daño, y para muestra basta un Godoy. El Poder Ejecutivo nombra a sus secretarios, entre ellos al de Marina y Defensa, que es más un teatro que una realidad; estos honorables secretarios son elegidos por una Oficialía Mayor dentro de sus instituciones; después el Presidente en turno hace como que los nombra.
Es por eso que jamás en la historia moderna de este hermoso país se ha destituido a uno de esos dos secretarios, le han dado “cuele” a los de Educación, de Turismo, Hacienda, Relaciones Exteriores, Comunicaciones, Salud, y muchos más que han engrosado las listas de los destituidos o despedidos, pero ninguno de Marina o Defensa.
En otras palabras, estas instituciones mantienen su autonomía para mantener la estabilidad social de un país y son leales al presidente en turno. Bien, mi oposición a tal iniciativa de esos flamantes políticos es por una razón muy simple: la última institución a la que le queda credibilidad en México son las Fuerzas Armadas, siendo estas secretarías que dependen directamente del Poder Ejecutivo, quienes han sido las que más se han desprestigiado con esta pseudo guerra contra el narcotráfi co.
Los militares no están muy contentos que digamos, pero sigue prevaleciendo la lealtad con la que fueron educados, servir a su patria y a su Comandante Supremo temporal, en este caso, Felipe Calderón, pero dentro de esas mismas instituciones, ellos tienen mandos que no renuncian al terminar el sexenio. Las fuerzas armadas van más allá de ser un capricho político; las Fuerzas Armadas fueron llamadas a la calle porque falló el Poder Judicial, porque ese poder se corrompió con todo y sus componentes, PGR, AFI, PJF, PFP, etc., absolutamente todas las instituciones de seguridad pública han fallado.
La corrupción es tal en el Poder Judicial que el máximo representante de él se jacta de que está haciendo justicia, pero consigo mismo. Si el Poder Legislativo quiere legislar sobre las Fuerzas Armadas, el día que esta institución se someta a caprichos políticos, México estaría destinado al caos total, no existiría ni la más mínima oportunidad de que el mismo Ejército nos defienda como pueblo.
Es el Ejército la última esperanza de frenar los abusos de quienes perdieron la verdadera misión de ser servidores públicos para hacer de México una panacea a su antojo, de crear un sistema corrupto y hacer de esta patria un servidor de ellos; han sido sus errores como políticos los que nos han llevado hasta este presente. No fue el Ejército el responsable de esta situación, pero sí ha sido el Ejército el receptor de sus desaciertos por conveniencias políticas. El Ejército, con sus errores, es lo último que nos queda.
A ustedes como militares, que no sea un error o un mal elemento el que les robe su pasado; ustedes juraron lealtad a México por sobre todas las cosas. Son, hasta hoy, la última institución en la que aún creemos. Hey, Burro, ¿cómo se veía Felipe con su gorra de cinco estrellas? Aaaahhhhiiii, aaaahhhiiiii. No, Burro. La cuarta estrella se la debemos a Durazo. http://www.elsiglodedurang o.com.mx/noticia/293020.austedes-militares.html
(Julio Cesar Godoy is a Mexican lawmaker-elect sworn in after evading police. He is accused of ties to traffi ckers, and is now immune from prosecution.)