La llamada de Biden a legislar la portación de armas nos trae de nuevo a la agenda del Nuevo Orden Mundial de las Naciones Unidas sobre desarme global. Sólo se necesita un tiroteo más para que las fuerzas globalitas empiecen a mover las teclas del desarme o reinicien su intento de desarmar. El desarme es común en los países de régimen autoritarios para mantener y proteger el control absoluto, y las armas en mano de la población es una amenaza.
Small Arms Survey estima que los civiles estadounidenses poseen 393 millones de armas y alrededor del 40 por ciento de los estadounidenses adultos poseen un arma o viven con alguien que las tiene. Pero cada vez que un loco hace un tiroteo masivo, los políticos culpan a todos los ciudadanos respetuosos de la ley.
Se dice que lo único que impide la instalación del Socialismo global son los EE.UU. y el poder del pueblo armado para detener esa gigantesca ola totalitaria que nos mantendría enmascarados perennemente y vacunados a medida que lanzan nuevos virus para gradualmente ir reduciendo nuestro número poblacional, por mencionar unos pocos. Sino sólo fíjate en las etiquetas de los alimentos que contienen químicos, las drogas que aprueban para consumo – inclusive vendidos durante la pandemia para mantenernos sedados; las leyes que promulgan en la legislatura para reducir el número de nacimientos, las vacunas que lanzan al mercado, las guerras y la separación familiar, todo ello apuntando a la reducción de población. Está claramente inscrito en los puntos del Nuevo Orden Mundial de la ONU, y que la prensa convencional la etiqueta como teoría de conspiración.
Por 234 años, nuestra Constitución se ha mantenido como el eje de la libertad, la libre expresión, el derecho a la propiedad privada, y especialmente para proteger el derecho de todos los estadounidenses a portar armas – y todo calibre – en caso de que fuera necesario que el pueblo mismo tuviese que defender estos derechos inalienables que Dios nos los dio. Y nadie más que Dios nos los puede quitar. Y cínicamente, quienes quieren borrarnos la Constitución lo intentan en nombre de la Democracia, pero a través del engaño. “La democracia no es la característica definitoria de la grandeza americana”, dice Gary M. Galles Catedrático de Economía en la Universidad de Pepperdine y becario adjunto en el Instituto Ludwig von Mises.
“La libertad sí lo es. La democracia es importante sólo en la medida en que sirve y defiende la libertad. Por ejemplo, si lo que la actual mayoría decidió ‘democráticamente’ fuera ley, nuestra Constitución y Declaración de Derechos, que pone algunas cosas más allá de la determinación de la mayoría, no podría ser de hecho la ley más alta de la tierra.