domingo, noviembre 24, 2024
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La verdad sobre su subida de peso

por David Zinczenko

Natural news

Dos de tres personas en Estados Unidos actualmente tienen sobrepeso o son obesas. Eso significa que cada vez que se sienta en un avión o en un cine con mucha gente, lo más probable es que termine siendo el centro de un gran sandwich. Pero mientras mira a la derecha y a la izquierda y no ve más que peso, no puede evitar pensar, ¿qué pasó?

¿Cómo nos volvimos tan gordos?

Bueno, la respuesta simple es que comemos más calorías. Los Centros para Control y Prevención de Enfermedades descubrieron que los hombres norteamericanos comen 7 por ciento más calorías que en 1971; las mujeres norteamericanas comen 18 por ciento más—¡335 calorías adicionales al día!

Pero la pregunta más difícil es ésta: ¿Por qué comemos tantas calorías adicionales? ¿Somos repentinamente más glotones? ¿Tenemos algún tipo de último deseo colectivo? ¿Está todo el país determinado para calificar para la próxima temporada de Biggest Loser?

No. Hay una razón más loca: ¡Es la comida!

Hemos agregado calorías extra a la comida tradicional, generalmente en vehículos baratos, de producción masiva como el jarabe de fructosa de maíz.

Estos nuevos alimentos extraños están diseñados no por chefs, sino por técnicos de laboratorio que empacan cada bocado con el máximo de calorías al mínimo costo, sin preocuparse del impacto en la dieta.

Ciertamente, Eat This, Not That! 2011 ha revelado la verdad sobre algunos de sus alimentos de comida rápida favorites y artículos de supermercado y cómo le están generando libras innecesarias. Es sufi – ciente para matar su apetito, lo que—al menos en estos casos—sería algo bueno.

LA HAMBURGUESA DE COMIDA RÁPIDA

El gran alimento básico norteamericano. No se preocupe, las hamburguesas realmente vienen de las vacas— ¿pero se ha preguntado alguna vez cómo esas cadenas gigantes procesan y distribuyen tanta carne de manera tan barata? ¿Y está seguro de querer saber?

La verdad: La mayoría de las hamburguesas de comida rápida comienzan su viaje hacia su trasero en manos de una compañía llamada Beef Products. La empresa se especializa en tomar cortes de ­matadero—del tipo cabezas y pezuñas—que son tradicionalmente usadas solamente en comida para mascotas y aceite para cocinar, y los vuelven hamburguesas. El desafío es lograr que este subproducto de loa carne sea lo sufi cientemente limpio para consumo humano, ya que tanto la E. coli como la salmonella suelen concentrarse en los depósitos de grasa.

La empresa ha desarrollado un proceso para matar a los patógenos de la carne, forzando la carne de base a través de tuberías y exponiéndola a gas de amoníaco—el mismo químico que puede usar para limpiar su baño.

No solamente la USDA aprobó el proceso, sino que también permitió a los que venden carne que lo escondan de sus consumidores. A instancias de Beef Products, el gas de amoníaco ha sido considerado un “agente procesador” que no necesita ser identifi cado en las etiquetas con información nutricional.

Sin importar que si el amoníaco entra en contacto con su piel, puede causar quemaduras severas y si entra en sus ojos, puede dejarlo ciego. Agréguele el factor de que después de avanzar por todo este largo proceso industrial, una simple hamburguesa de carne puede consistir de distintas piezas de vacas diferentes de todo el mundo, una práctica que sólo aumenta las probabilidades de contaminación.

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