por James Greenberg
Una producción desde el corazón de los hermanos Benjamin y Peter Bratt sobre el barrio de San Francisco donde crecieron, La Misión es un intento honesto para retratar la destructividad de la violencia en la comunidad latina.
Conducida por la carismática interpretación de Benjamin Bratt, la cinta ofrece una absorbente visión de una cultura extranjera para la mayoría de los cinéfilo. Sin embargo, será difícil de vender a una audiencia extranjera y podría estar más en el hogar en distintos outlets de cable.
Como Che Rivera, Bratt es un patriarca del distrito de la Misión. Cuando no se encuentra en su trabajo diario manejando un bus de la ciudad, hace buenas acciones para sus vecinos y mantiene el código de honor que aprendió al crecer. Desafortunadamente, criado sobre ese código es un fuerte machismo y una rabia explosiva. Bratt es especialmente bueno al mostrar cómo su carácter puede revertirse, pasando de un alma gentil a un hombre peligroso.
Che es un padre soltero que tiene una relación de amor con su hijo adolescente, Jess (Jeremy Ray Valdez), hasta que se entera que el chico es gay. A pesar del liberalismo de la ciudad, el Distrito de la Misión es un lugar de valores tradicionales latinos y americanos nativos y la homosexualidad no es uno de ellos.
La revelación trae el lado oscuro del carácter de Che, y reacciona de la única manera que sabe hacerlo– violentemente. Padre e hijo pelean en la calle, y el secreto se hace público. Che es demasiado a la antigua como para aceptar la sexualidad de su hijo, y el distanciamiento parece irreparable. Su rabia se cuela en todas las areas de su vida y se interpone en una incipiente atracción hacia su nueva vecina (Erika Alexander) e incluso su amor por los autos hidráulicos que arma.
No todos en la comunidad son intolerantes: El hermano de Che, Rene (Jesse Borrego) está sorprendido, pero lo acepta y recibe a Jess. Pero otros en el barrio no son tan abiertos de mente, y Jess se convierte en sujeto del ridículo y finalmente de un ataque.
La mayoría de las tendencias violentas de Che están justo bajo la superficie, canalizadas en darle puñetazos a una bolsa de boxeo o echar a niños ruidosos de su bus. Cuando descubre que su hijo es gay, se convierte un catalizador para los realizadores para explorer sus valores y los de una comunidad cambiante llena de contradicciones.
La Misión es presentada como un barrio en transición, y al compartir su historia, los Bratts esperan claramente crear un ambiente más abierto. Su corazón está en el lugar correcto y su historia es colorida, completa con bailarines indios en trajes ceremonials bailando en una esquina. Pero la dirección de Peter Bratt es un poco pesada de mano, martillada con música muy usada y canciones obvias. La película pudo haber sido más potente con cortes judiciosos a sus 117 minutos de duración.
La cinematografía de Hiro Narita y el diseño de producción de Keith Neely capturan el estilo y sentimiento de La Misión y los actores locales están bien usados. Los Bratt obviamente conocen el territorio y la película está llena de energía – a veces demasiada. Hispanic Link.