por Bob Livingston
Personal Liberty Digest
Los ciudadanos que cumplen con la ley ya no están seguros de la policía. Una vez el lema de los oficiales de policía era “Proteger y servir”, pero ahora parece ser “Acosar y atacar”.
En todo el país, los oficiales de policía están cada vez más militarizados y militantes. Hacen leyes del aire, clamando que actividades inofensivas como mirar o grabar actividades policiales – incluyendo arrestos en calles públicas, caminar en ciertos barrios, estacionar en ciertas calles y poner la basura en los basureros – son crímenes.
Mientras los criminales más viles son los equipos SWAT, incluso los oficiales regulares de patrullas se vuelven violentos a la menor provocación. Gracias a YouTube y similares sitios para compartir contenido, más de estos incidentes están saliendo a la luz. Sin embargo, capturar video de esos incidentes ha puesto al camarógrafo en riesgo de la policía, quien generalmente le quita el teléfono o la cámara de manera ilegal para borrarle sus contenidos o sacarle la tarjeta de memoria. No es inusual que el camarógrafo reciba una paliza y/o sea amenazado con arresto en el proceso.
Una lista de incidentes recientes de brutalidad policial y otra mala conducta policial puede leerse en Injustice Everywhere.
oficiales esperan que cumplanLos policías han llegado a pensar en ellos mismos como dioses por sobre la ley cuyas órdenes deben ser obedecidas inmediatamente y sin cuestionamientos. Cualquier duda generalmente lleva a que el “sospechoso” quede sangrando y herido o agitado por la electricidad introducida por un TASER. No importa si la persona no fue capaz de entender la orden debido a una barrera de lenguaje, o si la persona no pudo obedecer debido a que tenía una discapacidad o defecto. Los inmediata y completamente sin hacer preguntas.
Disparan por ladrar, usan el Taser (por aquí y por allá) y rocían con spray paralizador a los niños en las escuelas y disparan a un hombre en silla de ruedas en la calle. Aparentemente sienten que operan dentro de la ley.
http://personalliberty.com/2012/02/13/the-violent-militarization-of-local-police/.
Muchas, si no todas las patrullas, ahora llevan cámara. A veces, los videos de estas cámaras se guardan, lo que permite que los ciudadanos abusados – si son lo suficientemente persistentes y obstinados – obtengan justicia y restitución ocasionalmente. Tal fue el caso mostrado acá, donde el oficial amenazó con disparar a un sospechoso en la calle por no revelar que tenía un arma escondida en el auto.
Generalmente, sin embargo, la cámara desaparece misteriosamente antes del juicio. Según un informe del Instituto CATO, decenas de miles de redadas son conducidas por los equipos de SWAT cada año. El informe sostiene: Estas redadas cada vez más frecuentes, 40,000 al año según una estimación, están sometiendo innecesariamente a infractores por drogas no violentos, pasantes, y civiles que han sido señalados erróneamente por el terror de que se invadan sus hogares mientras están durmiendo, generalmente por equipos de unidades paramilitares fuertemente armadas vestidas no como oficiales de policía sino como soldados. Estas redadas traen innecesaria violencia y provocación a los infractores de drogas no violentos, muchos de los cuales han sido culpables sólo de delitos menores. Las redadas terrorizan a inocentes cuando la policía por error se enfoca a la residencia equivocada. Y han resultado en docenas de muertes y daños innecesarios, no solamente por parte de los infractores, sino también de oficiales de policía, niños, pasantes y sospechosos inocentes.
La llamada Guerra contra la droga es sin duda el casus belli para la creciente militarización de la policía. Los oficiales del SWAT están armadas y protegidos tan bien, sino mejor, que los soldados. Las fuerzas de tarea de drogas reciben financiamiento federal para comprar armas de asalto, armaduras y vehículos blindados para ser usados en redadas contra las drogas. Ya no usan órdenes al golpear las puertas o capturar sospechosos en las calles. En vez, derrumban las puertas o usan puños de cadenas para entrar.
Los equipos del SWAT sostienen que su seguridad requiere que irrumpan en los hogares. Pero eso no niega el hecho de que crean una situación explosiva que generalmente lleva a que gente inocente sea herida o muera. Tristemente, generalmente irrumpen en la residencia equivocada.
El caso en Tucson, Ariz., cuando el veterano de Irak José Guerena recibió 60 disparos por parte de los oficiales del SWAT en su hogar es evidencia prima facie del peligro que estas situaciones crean.
A primera hora de la mañana, la esposa de Guerena, Vanessa, vio a un hombre apuntándole con un arma a través de la ventana. Despertó a su marido, quien dormía después de trabajar un turno nocturno. Pensando que era una invasión a su hogar, Guerena le dijo a su mujer que se escondiera en el clóset y tomó su arma.
El equipo de SWAT forzó la puerta hasta abrirla y disparó a Guerena, luego se quedó ahí y lo vio sangrar por una hora antes de dejar que los paramédicos lo trataran. Para entonces, estaba muerto. Los oficiales del SWAT luego mintieron sobre quién disparó primero. El seguro todavía estaba puesto en el arma de Guerena, lo que indica que nunca disparó. No se encontró nada ilegal en la casa de Guerena.
Está arraigado en la psiquis norteamericana conservadora el defenderse y defender su propio hogar. Sin embargo responder a una intrusión no anunciada y violenta de la policía lo dejará tan muerto como dejó a Guerena.
Incluso si no muere, la policía no tiene reparos sobre destruir su residencia. Sostienen que es procedimiento policial echar gas a la casa, romper el suelo, patear puertas y muros, y tirar los contenidos de alacenas y muebles por la ventana. Las solicitudes de compensación son ignoradas, incluso cuando no se encontró nada.
Pero no solo los sospechosos de narcotráfico sufren la ira de los oficiales de policía. Pregúntele a Marianne Godboldo de Detroit. Matones de la policía tomaron a su hija por el crimen de Godboldo, sin darle una pastilla recetada por el doctor.
La mayoría de las personas rechazan las afirmaciones de una cada vez más violenta y agresiva fuerza policial, ya sea como una teoría de la conspiración o como frustración de los criminales. Las minorías han por largo tiempo visto que sus declaraciones respecto de la brutalidad policial son rechazadas por los blancos. Muchas personas ingenuamente creen que si no cometen un crimen, no tendrán nada de qué preocuparse respecto de la policía. Pero es hora de que las personas vean esto por lo que es y saquen sus conclusiones en las noticias actuales.
El Congreso acaba de autorizar tener 30,000 aviones no tripulados patrullando en el cielo de EE.UU. El FBI y el Departamento de Seguridad Interior están expandiendo la definición de extremista y terrorista para incluir a personas que realizan actividades normales o que se niegan a pagar impuestos. El Acta Patriótica de EE.UU. y el Acta de Autorización de la Defensa Nacional han dado al gobierno carta blanca para detener a los norteamericanos sin cargo, sin juicio y enviarlos al resort de la prisión de Guantánamo. En una serie de debates sobre el socialismo en 1914, John Basil Barnhill dijo, “Donde las personas temen el gobierno, hay tiranía. Donde el gobierno teme a las personas hay libertad”.
El gobierno temea las personas y las venidera conflagración. Al estrechar su dominio sobre la libertad a través de la militarización de la fuerza policial, el péndulo ahora está tendiendo hacia donde las personas comienzan a temer al gobierno. Nadie sabe dónde va a llevar todo esto, pero predigo que no sera lindo.
http://personalliberty.com/2012/02/13/the-violent-militarizaztion-of-local-police/.