miércoles, diciembre 25, 2024
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La mayoría de los norteamericanos son esclavos y aun no lo saben

NOTA DEL EDITOR:

Quizá la mayoría de nosotros pensamos que somos libres, libres de ir a donde queramos, y de comprar lo que deseamos, pero, ¿somos realmente libres o en realidad somos esclavos? Encontré este artículo escrito por Michael Syder, mejor conocido por su trabajo como editor de The Economic Collapse Blog. Él cree que un gran despertar está llegando y trabaja para ayudar a traer la renovación de América. Michael es también autor del libro The Beginning Of The End [El comienzo del fin].

por Michael Snyder

La mayoría de los norteamericanos viven su vida trabajando para otros, pagando deudas a otros y desempeñando tareas que otros les dicen que “deben” hacer. En estos días, no nos gusta pensar en nosotros mismos como “sirvientes” o “esclavos”, pero eso es lo que somos la inmensa mayoría de nosotros. Sólo que los mecanismos de nuestra esclavitud se han vuelto mucho más sofisticados con el tiempo. Se ha dicho que el prestatario es el sirviente del prestamista, y la mayor parte de nosotros nos endeudamos desde los primeros años de la edad adulta.
De hecho, aquellos que van al colegio universitario para “obtener educación” son propensos a entrar al “mundo real” con una asombrosa cantidad de deuda. Y por supuesto ese es solo el comienzo de la acumulación de deuda. Hoy en día, cuando sumamos toda la deuda de hipoteca, toda la deuda de tarjeta de crédito y todo el monto de préstamos   estudiantiles, el norteamericano promedio carga un gran total de deuda de 203,163 dólares. En total, los hogares norteamericanos poseen una deuda de más de 11 trillones en este rubro. Y aunque la gran mayoría de norteamericanos no lo perciba, en el curso de nuestras vidas la cantidad de dinero que rembolsamos en nuestras deudas es mucho mayor que la cantidad que originalmente prestamos. De hecho, cuando se trata de la deuda de la tarjeta de crédito podemos fácilmente terminar doblando algunas veces la cantidad de dinero que originalmente solicitamos. Así que nos matamos para pagar estas deudas, y la vasta mayoría de nosotros ya no trabajamos para nosotros mismos. En lugar de eso, nuestro trabajo hace más rentable el negocio de otras personas. De forma que si pasamos los mejores años de nuestra vida construyendo negocios de otros, sirviendo a deudas que debemos a otros y enriqueciendo a otros, ¿eso que nos da?
En 2015, las palabras “sirviente” y “esclavo” tienen connotaciones muy negativas, y por lo común no las utilizamos mucho.
En su lugar, usamos palabras como “empleado” porque nos hacen sentir mucho mejor.
¿Pero hay realmente mucha diferencia?
He aquí como define Google “sirviente”…
“una persona que realiza tareas para otros, especialmente una persona empleada en una casa en tareas domésticas o como asistente personal.”
Aquí la definición de Google de “esclavo”…
“una persona que es propiedad legal de otro y está forzada a obedecerlo.”
Definición de “empleado” en Google …
“una persona empleada por sueldo o salario, especialmente a un nivel no ejecutivo.”
Sí, muchos de nosotros podemos no ser “propiedad legal” de alguien más en un sentido estricto, pero en un sentido más amplio todos debemos responder por alguien.
Todos nosotros tenemos a alguien a quien obedecer.
Y todos tenemos la obligación de asumir y enfrentar las consecuencias.
En este punto, los norteamericanos de hoy son más dependientes del sistema que nunca antes. La propiedad de pequeños negocios está alcanzando un record, y el porcentaje de los norteamericanos autoempleados ha llegado a niveles sin precedentes en años recientes. Desde temprana edad, se nos inculca que debemos estudiar duro para conseguir un buen “trabajo” (“poco más que quebrados”) y ser buenos subalternos en el sistema.
¿Pero se trata de esto la vida?
¿Se trata de ser un subalterno en un sistema que finalmente beneficia a otros?
Quizá piense que nada de esto aplica para usted personalmente.
Bueno, si alguien se acerca y le pregunta qué tiene realmente, ¿qué diría?
¿Tiene un vehículo?
La mayoría de los norteamericanos, no.
De hecho, hoy el autofinanciamiento promedio es de aproximadamente $27,000, y muchos de ellos los prolongan hasta por seis o siete años.
¿Qué hay sobre su casa?
¿Es de su propiedad?
Para la mayoría de los norteamericanos, no.
De hecho, ante todo son los bancos los que tienen mucho mayor interés de “propiedad” de nuestros hogares y nuestras tierras que nosotros mismos.
Pero si incluso su casa está totalmente “liquidada”, ¿significa que realmente es “suya”?
Bueno, no, no en realidad.
Sólo observe lo que pasa si deja de pagar sus impuestos a la propiedad (renta) a las mismas autoridades.
Así que si lo pueden echar a la calle por no pagar la renta (impuestos a la propiedad), ¿es realmente el dueño?
Esto es algo que da que pensar.
¿Qué sobre todas sus cosas?
¿Son suyas?
Quizá.
Pero un gran porcentaje de nosotros nos hemos esclavizado voluntariamente para adquirir todas esas cosas.
Hoy, el hogar típico norteamericano que posee al menos una tarjeta de crédito tiene aproximadamente una deuda de su tarjeta de $15,950.
Y si usted no paga esos balances de crédito, las compañías de estas tarjetas desatarán los sabuesos en usted.
¿Alguna vez ha tenido un encuentro con un cobrador de deuda?
Ellos pueden ser absolutamente brutales. Y utilizan esas tácticas porque funcionan. De hecho, son tan buenas en lo que hacen que muchos de los cobradores de deudas han acumulado grandes riquezas.
Yates. Mansiones. Fiestas de cenas extravagantes. La vida es buena para los fundadores de uno de los mayores recolectores de deuda pública.
Esa firma, Linebarger Goggan Blair & Sampson, está inundada de cuantiosas sumas de dinero de contratos del gobierno que les permiten perseguir deudores por violaciones de cuotas, impuestos y multas de estacionamiento. Mientras a menudo las deudas comienzan pequeñas, la firma de Austin cobra honorarios elevados, que pueden añadir cientos o miles de dólares a la factura.
Después de crecer el negocio desde una pequeña firma legal en Texas a fines de los años setenta, hasta una ponderosa recolectora nacional de deuda, los fundadores de la firma y los altos mandos se han hecho de millones de dólares.
Y aún no he mencionado nuestras deudas colectivas.
Hemos decidido voluntariamente esclavizarnos a un nivel local, estatal y nacional.
Es suficientemente malo que nos hagamos esto. Pero también ensillamos cruelmente a las generaciones futuras de norteamericanos con la mayor montaña de deuda en la historia del planeta. Lo que sigue es de mi artículo previo titulado “Barack Obama Says That What America Really Needs Is Lots More Debt” [Barack Obama dice que lo que América realmente necesita es mucha más deuda]…
Cuando Barack Obama tomó posesión de su cargo, la deuda nacional de Estados Unidos ascendía a 10.6 trillones de dólares. Hoy, ha sobrepasado la marca de 18 trillones de dólares. Y a pesar de que se nos dice que “los déficits están disminuyendo”, la verdad es que la deuda nacional estadunidense aumentó más de un trillón de dólares en el año fiscal 2014. Pero eso no es suficiente para Obama. Él dice que debemos salir de este periodo de “austeridad sin sentido” y robar dinero a nuestros hijos y nietos más rápidamente.
Además, Obama quiere volver a aumentar los impuestos. Su presupuesto considera 2 trillones de dólares en incrementos a impuestos para la próxima década.
Promociona estas subidas de impuestos como “alzas de impuestos a los ricos”, pero de alguna manera casi siempre terminan golpeando también a la clase media. Pero la cuestión no es si el Congreso adopta o no el presupuesto de Obama. La realidad de la cuestión es que los “impuestos y gastos demócratas” y los “impuestos y gastos republicanos” son ambos responsables de meternos en este lío. Las generaciones futuras de norteamericanos ya están enfrentando la mayor montaña de deudas en la historia del planeta, y ambos partidos quieren hacerla aún más grande. El único desacuerdo es la velocidad en que debe suceder. Es una desgracia nacional, pero la mayoría de los norteamericanos han llegado a aceptar esto como “normal”. Si nuestros hijos y nietos tienen la oportunidad, nos maldecirán por lo que les hemos hecho.

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