martes, noviembre 19, 2024
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La inmigración como metáfora

por José de la Isla Hispanic Link News Service

HOUSTON Ð El tal llamado tema de “inmigración” es en realidad una metáfora, una representación de los juegos de poder de las varias facciones en los que el resolver problemas es lo que menos atañe.

El público, de mentalidad cívica, que quiere soluciones pragmáticas, va llevada de la mano por un sendero que pareciera complejo, como la arena movediza ideológica, y por el que todos están entreverados. En realidad, no es tan complicado.

En resumidas cuentas, aquí está lo que hay que hacer: (1) legalizar a los ilegales, (2) imponer multas contra la entrada subrepticia o requerir el servicio comunitario, (3) una receta de una nueva política se encuentra en el libro de Darrell M. West, “Brain Gain: Rethinking Immigration Policy”, (4) negociar con México y con Canadá para establecer un nuevo tipo de seguridad fronteriza norteamericana, y (5) norteamericanizar con permitir a las personas que acatan la ley la libertad de movilizarse por el continente sin que esto signifique la transferencia de ciudadanía.

Cualquiera tres de estas cinco recomendaciones vuelve a movilizar al país y con ellas no hay necesidad de acrimonia ni que nadie incurra en memética vociferante. Al hacer claros estos valores, se rompe el atolladero que construyeran los castores políticos para sostener un statu quo insostenible.

Lo más importante es que lo que está en cuestión no es la “inmigración” sino el deshacerse de todo un modo de vida de liderazgo falso, en el que un tema tras otro lo hurtan del público. Los ciudadanos individuales han caído en el juego de roles hasta necesitar prácticamente doctorarse para sencillamente tener una opinión informada del tema. Mientras tanto, aquellos responsables de generar soluciones tienen la Biblioteca del Congreso y otros servicios de investigación a su disposición para tomar decisiones informadas.

De hecho que para ahora ya es obvio que algo anda muy mal y que a mucho del público lo están timando con esto.

Prueba de esto se hizo evidente justo después que el Departamento de Justicia entablara un pleito para parar la legislación de Arizona que usurpa la autoridad federal y permite que la discreción filuda de sus agentes infrinja sobre o bordee infracciones de los derechos civiles. Se pensaría que los libertarios y los del Tea Party se alzarían furiosos por esta intrusión e infracción de los derechos personales. Pero no lo han hecho y esta hipocresía expone la charada ideológica que los “temas” se tratan en realidad de los derechos de algunos y no de los derechos de la Gente.

Por qué es que los libertarios y los del Tea Party no han puesto la mano al fuego contra la ley de Arizona? Pues, ¿saben cuál es la respuesta?

Del lado izquierdo de la página están los que corren a cubrirse con la primera señal de oposición o calentura del público. Esa clase política sencillamente quiere tener ventaja a la hora de las elecciones futuras, para explotar el problema y  perfilarse cual sabios-conla espuesta, lo que ahora parece ser más y más una extorsión.

En lo que se oyó el primero de siete pleitos el 15 de julio, una encuesta de TechnoMetrica Market Intelligence (TIPP) del 6 de julio parecía tener mucha influencia sobre la opinión pública. Mostró que el 51 por ciento de los estadounidenses apoyan la ley de Arizona. Pero esto está en contraste con una encuesta de ABC News-Washington Post en junio que mostró que el 57 por ciento apoya el dar a los inmigrantes ilegales el derecho “a vivir aquí legalmente si pagan una multa y cumplen con otros requisitos”.

Drew Westen y Celinda Lake hicieron una investigación de esta información contradictoria Ð realizada en conjunto con la empresa republicana Public Opinion Strategies y auspiciada por America’s Voice. Hallaron que el 84 por ciento de las personas que apoyan la ley de Arizona también apoyan la reforma migratoria integral. Lo que es más, de manera abrumadora, los electores quieren una solución nacional que realice el gobierno federal y no quieren medidas que se den estado por estado.

Frank Sharry, director de America’s Voice, observó que la ley de Arizona resulta popular no por lo que es anti-inmigrante sino porque el público está “de ánimo anti-Washington”. La inmigración es una representación, una metáfora, para una respuesta lenta, o nula, a una prioridad del público.

No es la primera vez que resulte secuestrada la inmigración para la explotación de los temores, la hostilidad, y las agendas políticas. Ésta es una vez en la que la solución es fácil. El que los legisladores varíen de la cuestión y hagan algo es lo difícil.

En vez de hablar más de la Reforma Migratoria, ¿no es hora de exigir que Washington Reforme la Inmigración?

[José de la Isla redacta un comentario semanal para Hispanic Link News Service y es autor de The Rise of Hispanic Political Power (2003). Su último libro, auspiciado por la Fundación Ford, se encuentra en versión digital gratuita en www.D ayNightLifeDeathHope.co m. Comuníquese con él a: joseisla3@yahoo.com].

 

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