Ian Michael James
Hace medio siglo, flotó por el aire el confeti en La Habana en lo que Fidel Castro llegaba al grito jubiloso de la gente que celebraba la caída de un dictador. Entre los rebeldes barbudos, acogidos como héroes, se encontraba Eloy Gutiérrez Menoyo, comandante del Segundo Frente Nacional del Escambray, una facción que se había sumado a la lucha para destituir al presidente Fulgencio Batista. En aquel entonces, Eloy creía que su revolución había liberado a Cuba de un régimen represivo.
Hoy Eloy recuerda aquellos días exuberantes de enero de 1959 con la pesarosa convicción de que desde entonces Cuba ha quedado pasmada en una abrumante inamovilidad. Su lucha contra Castro le ha consumido gran parte de su vida – primero intentando derrocarlo y, actualmente, más bien favoreciendo el diálogo para realizar el cambio.
Eloy, quien vive en La Habana, no es un típico dirigente anti-castrista. Él con frecuencia censuraba al gobierno de Bush por sus políticas de mano dura contra Cuba y, a los 74 años, está tratando de constituir una oposición independiente en la isla, aunque no se le está permitido formar un partido político ni expresarse en los medios de comunicación bajo control del estado. Sin embargo, él cree que sólo es cuestión de tiempo para que el sistema atrincherado en Cuba empiece a desmoronarse, y que los cubanos gradualmente recobren sus libertades personales y políticas.
Tiene la esperanza de que los primeros pasos que ha tomado el presidente Barack Obama para reducir las sanciones contra Cuba puedan lograr acelerar estos cambios.
Se siente animado con el distanciamiento de las medidas de Obama de las políticas aislacionistas de Bush, una posición de apertura que Obama resumió ante el aplauso de los líderes en la reciente Cumbre de las Américas al decir, “Los Estados Unidos está buscando un nuevo comienzo con Cuba”. Desde hace mucho tiempo Eloy ha visto el embargo comercial de EE.UU. contra Cuba como un fracaso, y ha pedido que se elimine. Pero ahora dice que a menos que Cuba muestre la voluntad de hacer algunas concesiones a cambio, “Obama va a poder hacer muy poco por el levantamiento del embargo”, y no guarda ninguna ilusión que el gobierno cubano vaya a ceder terreno fácilmente.
“Tienen temor a cualquier tipo de apertura que les pueda costar una buena tajada de pérdida de poder”, dijo Eloy en una de nuestras conversaciones por teléfono. “En el momento actual, Cuba requiere una nueva revolución, y los que están gobernando no se atreven a hacer esa nueva revolución”.
Intentar encontrar grietas en el sistema autocrático de Cuba ha sido una obsesión de Eloy desde 1961, NOTICEcuando rompió lazos con Fidel Castro y se escapó a la Florida. Primero optó por la insurrección armada. Pasó dos décadas en cárceles cubanas tras fracasar en un intento por iniciar una rebelión en la isla. Esa dura experiencia lo dejó creyendo que sería más productivo entablar al viejo enemigo mediante el diálogo. Esa posición ha sido controversial para Eloy, a quien algunos dirigentes cubanos en Miami han vilipendiado por tener la esperanza – ingenua, dicen ellos – de que el diálogo con Fidel o con Raúl Castro pueda lograr un cambio.
La persistencia inabatible de Eloy me impresionó hace una década, cuando nos conocimos en Miami, donde comencé a entrevistarlo para mi libro, “Ninety Miles: Cuban Journeys in the Age of Castro”. En su oficina dentro de un pequeño centro comercial, haciendo ademanes con un cigarrillo en la mano explicaba cómo su grupo, Cambio Cubano, buscaba ayudar a llevar la democracia a la isla.
Aleteó un fajo de notas amenazantes que había recibido de compatriotas exiliados después de reunirse con Castro en 1995, pero las amenazas no habían logrado disuadirlo de tratar de negociar con Castro.
Ahora piensa que las medidas de Obama de reducir las restricciones de viajes y de transferencias de dinero a la isla podrían crear las condiciones necesarias para que empiecen a bajar algunos controles del estado. Sin embargo, aún no queda claro cuán dispuestos están los hermanos Castro en involucrarse en un verdadero diálogo de toma y dame. Raúl ha ofrecido discutir “todo” con el gobierno estadounidense, pero de igual a igual y sin negociar el sistema comunista uni-partidario de Cuba. Pero, la sugerencia de Obama de que Cuba responda con un gesto como la liberación de prisioneros políticos recibió una respuesta fría.
Las propias exigencias de Eloy de poder obtener libertades políticas en La Habana han sido ignoradas y sus solicitudes de volver a reunirse con Fidel o con Raúl han quedado sin respuesta durante años.
“No te dicen negativamente que no, rotundamente, pero tampoco te dicen que sí’”.
Dejan la puerta abierta, pero no del todo, dice. Esta vez, Eloy espera que los cubanos reconozcan la oportunidad histórica que se les ha presentado. “Cuba tiene que dar algún paso en el cual no estanque la posición positiva que está manteniendo Obama”.
[Ian Michael James es periodista y vive en Caracas, Venezuela. Es autor de “Ninety Miles: Cuban Journeys in the Age of Castro”. (Rowman & Littlefield)] © 2009