miércoles, julio 17, 2024
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La agenda de los Illuminati (20ma parte de una multi serie)

by Marvin Ramíre­z­

­Marvin  J. Ramírez­Ma­rv­in­ R­­a­m­­­í­r­­ez­­­­­­

­Dada la importante e histórica información contenida en este artículo de 31 páginas sobre la historia de la sociedad secreta y malvada, los Iluminados, El Reportero se honra en brindar a nuestros lectores la oportunidad de leer tal documento, que los medios principales han catalogado de una teoría de conspiración. Para comprender mejor esta serie, le sugerimos que lea los artículos previos publicados en nuestras editoriales.

Esta es la vigésima parte de la serie.

Lo siguiente es una transcripción de una grabación distribuida en 1967 por Myron C. Fagan. El ha esperado que si suficientes norteamericanos han escuchado (o leído) este resumen, la agenda de dominación de los Iluminados para Estados Unidos se abortaría, tal como Alexander I de Rusia torpedeó los planes de los Iluminados para Un Mundo, Liga de Naciones en el Congreso de Viena de 1814-15. Fagan describe correctamente a los miembros del Congreso, el poder Ejecutivo, y el poder Judicial de ese momento como TRAIDORES por su rol en contribuir a implementar la caída de la soberanía de Estados Unidos. Es comprensible que gran parte de la audiencia de ese período haya considerado imposible de creer que, por ejemplo, los Kennedy, eran (son) parte de la trama de los Iluminados, pero sí dijo que Jack tuvo un renacimiento espiritual e intentó rescatar al país del estrangulamiento de los Iluminados al emitir certificados de plata de EE.UU., que aparentemente contribuyeron en gran parte a la decisión de los Iluminados de asesinarlo (su hijo, John Jr., también fue asesinado porque intentó exponer a los asesinos de su padre después de llegar al poder).

— El estatuto de Naciones Unidas fue escrito por Alger Hess, Palvosky, Dalton, Trumbull, y otros cómplices de CFR. Una falsa, llamada conferencia de Naciones Unidas fue establecida en San Francisco en 1945.

Todos los llamados representantes de más de 50 países se reunieron ahí y firmaron el Estatuto, y el despreciable traidor, Alger Hess, voló a Washington con él, lo entregó con regocijo a nuestro Senado, y el Senado (elegido por nuestro pueblo para salvaguardar nuestra seguridad) firmó el Estatuto sin leerlo mucho. La pregunta es:

“¿Cuántos de nuestros Senadores fueron cómplices traidores de CFR?”. De todas maneras, fue lo que las personas aceptaron como “Naciones Unidas” como lo “sagrado de lo sagrado”. Nuevamente y nuevamente hemos sido sorprendidos, asombrados y horrorizados por los errores de Naciones Unidas en Corea, Laos, Katanga, Cuba, Vietnam, errores que siempre favorecieron al enemigo, nunca a Estados Unidos. Bajo la ley de promedios, debieron haber hecho al menos uno o dos errores en nuestro favor, pero nunca lo hicieron.

¿Cuál es la respuesta?

La respuesta es el “CFR” y los papeles interpretados por sus subsidiarias y cómplices en Washington D.C., por lo que sabemos que el control completo de nuestra política de relaciones exteriores es clave para el éxito de la trama entera de un mundo de los Iluminados. Aquí hay mayor prueba. Antes, establecí totalmente que Schiff y su pandilla habían fi nanciado la toma de Rusia por parte de Lenin, Trotsky, Stalin, y moldearon su régimen comunista para que se convirtiera en su instrumento clave para mantener el mundo en desorden y fi nalmente aterrorizarnos a todos para buscar paz en un gobierno de un mundo

de Naciones Unidas. Pero los conspiradores sabían que la “pandilla de Moscú” no podría volverse tal instrumento hasta que y a menos que todo el mundo aceptara el régimen comunista como el “gobierno legítimo de jure” de Rusia. Sólo una cosa podría lograrlo y es el reconocimiento de Estados Unidos.

Los conspiradores pensaron que todo el mundo podría seguir nuestro liderazgo y eso fue lo que hicieron para inducir a Harding, Coolidge, y Hoover, para obtener ese reconocimiento. Pero los tres se negaron. Como resultado de fi nes de los 1920’s, el régimen deStalin sufría estrecheces. A pesar de todas las purgas y los controles de la policía secreta, el pueblo ruso estaba volviéndose más y más resistente. Es un hecho, admitido por Lipdenoff, que durante 1931 y 1932, Stalin y toda su pandilla siempre estaban amontonados y listos para un vuelo instantáneo.

Luego en noviembre de 1932, los conspiradores lograron su mayor golpe, aterrizaron a Franklin Roosevelt en la Casa Blanca, hábil, inescrupuloso y totalmente sin conciencia. Ese traidor charlatán hizo el truco para ellos. Sin siquiera pedir el consentimiento del Congreso, proclamó ilegalmente el reconocimiento para el régimen de Stalin. Eso hicieron. Y exactamente como pensaron los conspiradores, el mundo entero siguió nuestro ejemplo. Automáticamente eso salpicó al creciente movimiento de resistencia previa del pueblo ruso. Esto lanzó automáticamente la más grande amenaza que ha conocido el mundo civilizado. El resto es lo suficientemente conocido como para ser repetido. Sabemos cómo Roosevelt y su traidor Departamento de Estado siguieron construyendo la amenaza comunista justo ahí en nuestro país y a través del mundo. Sabemos cómo perpetuó toda la atrocidad de Pearl Harbor por su excusa para arrojarnos a la Segunda Guerra Mundial.

Todos sabemos de sus reuniones secretas con Stalin en Yalta y cómo él, con la ayuda de Eisenhower, entregó los Balcanes y Berlín a Moscú y, fi nalmente, pero por ningún motivo menos importante, sabemos que el Benedict Arnold del siglo 20 no sólo nos arrastró a ese corredor, Naciones Unidas, hacia un gobierno de un mundo, sino que en realidad planifi có todos los arreglos para fi jarla en nuestro país.

En resumen, el día que Roosevelt ingresó a la Casa Blanca, los conspiradores de CFR obtuvieron nuevamente control completo de la maquinaria de nuestras relaciones exteriores y firmemente establecieron ­Naciones Unidas como la sede para el gobierno de un mundo de los Iluminados. Quisiera destacar otro punto vital. Que el fracaso de la “Liga de las Naciones” de Wilson hizo que Schiff y su pandilla se dieran cuenta de que el control solamente del Partido Demócrata no era sufi ciente.

Es verdad, podrían crear una crisis durante la administración Republicana como lo hicieron en 1929 cuando su Reserva Federal fabricó el Crash y la Depresión que traería a otro cómplice Demócrata de regreso a la Casa Blanca, pero se dieron cuenta de que una interrupción de cuatro años en el control de nuestras políticas de relaciones exteriores podría causar estragos en el progreso de su conspiración. Incluso quebraría su estrategia entera como casi lo hizo antes de que Roosevelt la salvara con su reconocimiento del régimen de Stalin. CONTINUARÁ EN LA EDICIÓN DE LA PRÓXIMA SEMANA.

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