sábado, diciembre 28, 2024
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Investigadores descubren cómo el cloro mata las bacterias

por la Universidad de Michigan

ANN ARBOR, Michigan.— El cloro blanqueador, conocido como hipoclorito o lejía y desarrollado hace más de 200 años, ahora se encuentra en los hogares de todo el mundo y es uno de los desinfectantes de uso más amplio pero los científicos no sabían, exactamente, cómo este producto tan popular mata las bacterias.

Una nueva investigación de la Universidad de Michigan, sin embargo, revela detalles clave en el proceso por el cual el hipoclorito es efi caz contra las bacterias.

En un estudio que se publica en la edición del 14 de noviembre de la revista Cell, un equipo encabezado por la biología molecular Ursula Jakob describe un mecanismo por el cual el hipoclorito, el ingrediente del blanqueador hogareño, ataca proteínas esenciales en las bacterias y termina matándolas.

“Como ocurre a menudo en la ciencia, nosotras no nos habíamos propuesto responder a esta pregunta”, dijo Jakob, de biología molecular, celular y de desarrollo. “Pero cuando tropezamos con la respuesta a mitad de camino en un proyecto diferente, que fue muy excitante para todas”.

Jakob y su equipo llevaban a cabo un estudio sobre una proteína bacterial conocida como la proteína del golpe de calor 33 (Hsp33 por su sigla en inglés) la cual está clasificada como una chaperona a molecular. La tarea principal de las chaperonas es proteger a las proteínas de las interacciones desfavorables, una función que es particularmente importante cuando las células están en condiciones de estrés, tales como las temperaturas altas que resultan de la fi ebre.

“A temperaturas altas las proteínas empiezan a perder su estructura molecular tridimensional, comienzan a aglomerarse y forman conjuntos grandes e insolubles tal como ocurre cuando cueces un huevo”, dijo la suyots principal Jeannette Winter, quien realizaba trabajo de post doctorado en el laboratorio de Jakob. Y al igual que los huevos, una vez que están cocidos jamás se vuelven líquidos otra vez, las proteínas aglomeradas habitualmente siguen siendo insolubles, y las células estresadas eventualmente mueren.

Jakob y su equipo investigador tuvieron la idea de que la lejía y las altas temperaturas tienen efectos muy similares sobre las proteínas. Al igual que el calor, el hipoclorito en la lejía hace que las proteínas pierdan su estructura y formen grandes aglomeraciones.

“Muchas de las proteínas a las cuales el hipoclorito ataca son esenciales para el crecimiento bacterial, de modo que la desactivación de esas proteínas probablemente mata la bacteria”, dijo la segunda autora Marianne Ilbert, que a ese trabajo doctoral en el laboratorio de Jakob.

Estas conclusiones son importantes no sólo para entender cómo la lejía mantiene sanitarias las mesadas de nuestras cocinas, sino porque pueden conducir a un mejor conocimiento en la lucha contra las infecciones bacteriales. Nuestras propias células de inmunidad producen cantidades significativas de hipoclorito como primera línea contra los microorganismos invasores. Desafortunadamente el hipoclorito no daña solamente a las células bacteriales sino también a las nuestras. Se cree que es la producción descontrolada de ácido hipoclorito lo que causa daños de los tejidos en los sitios de inflamación crónica.

¿Cómo fue que el estudio de la proteína Hsp33 llevó a este descubrimiento sobre la lejía? Las investigadoras encontraron que el hipoclorito, en lugar de dañar la Hsp33 como daña a la mayoría de las proteínas, en realidad activa a la chaperona molecular.

­Cuando la bacteria encuentra el desinfectante la Hsp33 entra en acción para proteger las proteínas bacteriales contra la aglomeración inducida por la lejía.

“Con la Hsp33 las bacterias han evolucionado un sistema muy astuto que percibe directamente el ataque, responde a él e incrementa la resistencia de la bacteria a la lejía”, dijo Jakob.

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