por el Olman Valle Hernández
Mi padre, Marvin Hernández acaba de entregar su alma al Señor debido a un ataque cardíaco este día 31 de diciembre en la ciudad de Managua, Nicaragua. Tenía 65 años.
Hoy toda la familia Hernández esta de duelo por su fallecimiento. Era un gran esposo, padre y abuelo, muy amado por toda la familia y amigos
Nacido en Nagarote el 9 de septiembre de 1958, mi padre, el Sr. Hernández, era desde muy pequeño un apasionado al béisbol, deporte oficial de Nicaragua, y que practicó desde su niñez hasta su adultes. Orgullosamente participo en el Servicio Militar patriótico en Nicaragua en los años 80, y fue un gran amante de la música.
Se caso con mi madre, la señora Lesbia López, en 1989, de cuyo matrimonio nacieron ocho hijos, Gisella, Marvin junior, Darling, Marlín, Damaris, Luis, Adrián, Olman (este escritor), y Helena, de los cuales surgieron 12 nietos que extrañarán a su abuelito.
Con su frase famosa “para adelante siempre”, logro llenar de ánimo y vacíos a todos sus hijos e hijas sin importar las circunstancias y los embates de la vida. Pudo desarrollar su propio negocio de pólvora, actividad que toma mucha relevancia comercial para el mes de noviembre y diciembre en la ciudad de León y Chinandega.
Cuando era niño me contaba mil historias, charlábamos por largas horas como dos grandes amigos. Después que me alejé de él, lo lloré y le eche mucho de menos.
Hoy que soy un adulto me visita en mis pensamientos, mucho más en días como hoy. Lo recuerdo siempre sabio, siempre honesto, siempre preocupado por mí y mis hermanos y hermanas.
Me quiso con un amor profundo y sincero, y aunque no tuvo millones que regalarme, le agradezco por su herencia que fue su amor inmenso. Ese hombre era mi padre.
Será doloroso cuando llegue el Día del Padre. Hoy al final del años 2023, mi héroe, mi protector, mi más valiente saldado, ya no está aquí. En este día puedo decir con orgullo, que tuve el mejor padre del mundo.
Mientras escribo estas palabras, allá en Managua ya hace unas horas, fue colocado en su ataúd, y está velado en nuestra casa de habitación en Barrio El Vigil, donde se le celebrará una ceremonia religiosa. Sus restos serán llevados al cementerio municipal a las 9 a.m. para su eterno descanso.
Nota del editor: Olman Valle Hernández es reportero colaborador de El Reportero en SF.