por Adolfo Flores
Un estudio divulgado el 31 de octubre en el Consejo Nacional de La Raza y el Urban Institute, reveló que los niños sufren de desórdenes mentales y físicos luego de que sus padres fueran detenidos en redadas de inmigración en sus lugares de trabajo.
El informe, primero de su tipo, ‘’Paying the Price: The Impact of Immigration Raids on America’s Children”, reveló que por cada dos adultos detenidos, un niño era dejado atrás. Dos tercios de ellos eran menores de 10 años.
Casi todos los niños presentaron reacciones negativas emocionales y de comportamiento. Algunos sufrieron depresión, desórdenes de estrés post traumático, ansiedad de separación y en un niño, hubo pensamientos suicidas, reveló el análisis.
En Estados Unidos más de 3 millones de niños nacidos en EE.UU. tienen al menos un padre indocumentado.
Entre 2002 y 2006 el número de personas indocumentadas arrestadas en su lugar de trabajo aumentaron de 500 a 3,600.
“Las redadas tienen un impacto desestabilizador en las familias, escuelas y redes sociales de los niños”, dijo la co-autora del informe, Rosa María Castaneda. “Todas influencias son un factor crítico en el bienestar de estos niños”.
El estudio siguió a 30 familias afligidas por meses luego de redadas de ICE en New Bedford, Mass.; Grenley, Colo, y Grand Island, Neb., el año pasado. Un total de 912 personas fueron arrestadas y 506 niños fueron directamente afectados.
Muchos detenidos fueron mantenidos en instalaciones fuera de sus estados, con apenas un acceso limitado al teléfono.
Los padres solteros, cuidadores, y los que tienen temas familiares de salud fueron liberados en un día o dos, pero hubo inconsistencias en la liberación de los padres.
Algunos no revelaron que tenían hijos por miedo a que ellos también fueran detenidos o llevados a hogares.
En Greeley y Grand Island un gran número de los que fueron arrestados aceptaron partir voluntariamente.
Algunos fueron detenidos por hasta seis meses.
No hubo mucha gente que partió voluntariamente en New Bedford, donde casi todos los aprehendidos eran de Guatemala y América Central.
Inicialmente, las organizaciones comunitarias brindaron un fuerte apoyo social a la mayoría de los niños, pero pronto se acabaron los recursos.
El Rev. E. Roy Riley de Nueva Jersey se reunió con Berta, una madre soltera quien se escondió bajo unas tablas en el suelo bajo su estación de trabajo durante una de las redadas. Berta sigue preocupada por el bienestar de su hijo.
“Podría decir, Berta, que debió haber pensado en eso antes de mudarse a este país”, dijo el Rev. Riley.
“Pero la gran mayoría de estas jóvenes familias de inmigrantes es exactamente eso lo que hacen…quieren más que nada darles a sus hijos una buena comida casera y una buena educación”.
La Rep. Hilda Solis (D-Calif.), quien introdujo el Acta First Immigration Enforcement Act el 25 de octubre, está presionando para una audiencia sobre el estudio.
Su propuesta requeriría a Immigration and Customs Enforcement (Inmigración y Aduanas) a dar acceso a las agencias de servicio social para analizar y entrevistar a los detenidos debido a los problemas que pueden surgir cuando una persona le miente a la agencia por miedo e intimidación.
También obligaría a ICE a liberar al guardián cuando está solo, a los que tienen hijos con necesidades especiales, mujeres embarazadas y madres en lactancia en 72 horas luego de su aprehensión si no son sujeto de detención obligatoria o posan un riesgo inmediato.
El proyecto en el Senado fue introducido por el Sen. John Kerry (D-Mass.)
“Miembros de ambas caras de la moneda se preocupan mucho sobre la educación, bienestar y salud de estos niños”, dijo Miriam Calderón, una analista política senior de NCLR. “Está claro que (las redadas) están obstaculizando sus metas’’.
El Urban Institute espera realizar un estudio de seguimiento en un año para informar sobre los efectos a largo plazo que las redadas tienen en los niños inmigrantes.
“También queremos ver un rango más amplio de tipos de redadas de inmigración, como pequeñas redadas, algunas poblaciones no latinas y probablemente algunas redadas que ocurren en los hogares de la gente además a los que ocurren en los lugares de trabajo”, dijo Andy Capps, co-autor del estudio.
El estudio está disponible en www.ncir.org.
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