por John Rosales
Los mexicanos están usando máscaras de nuevo. Máscaras azules.
Aunque estas máscaras contemporáneas, de salud son para protegerse de la gripe porcina, las máscaras han sido parte de la cultura mexicana desde el 3000 A.C. Antes de la Conquista Española de 1521, eran usadas por los sacerdotes para canalizar el poder de los dioses.
Durante siglos, usar máscaras en México fue ceremonial. Desde ritos culturales (Día de los Muertos, Carnaval) y danzas cristianas (Nuestra Señora de Guadalupe, San Sebastián, Moros y Cristianos, Pastorela) hasta danzas históricas (Batalla del Cinco de Mayo, La Conquista) y aquéllas ligadas a la cosecha (Primeras Frutas, petición de lluvia).
La ingenuidad y belleza de algunas máscaras mexicanas combinan características humanas con animales. Aves, cocodrilos y varias bestias pueden identifi carse en una máscara humanizada.
Serpientes y lagartijas a veces emergen de una nariz humana como una expresión abstracta de la unidad entre humanos y animales. Algunas máscaras retratan figuras de animales completas (como un tigre) pegado a un rostro humano, hacienda imposible distinguir el animal del humano.
Las máscaras de guerra, tales como jaguares y tigres, significan valor y coraje.
Una vez posicionadas en un rostro real, invisten a quien la usa con cualidades nobles.
También lo esconden y protegen de los enemigos, tales como un repugnante virus porcino. La casi universal aceptación de temas culturales y creencias ligadas a las máscaras revelan mucho sobre el carácter mexicano.
Entre en la máscara celeste de salud. Si las imágenes de la televisión e internet son una clave, los mexicanos en todas partes están usando esta última máscara de rostro, la que contiene temas como “curación” y “sobrevivencia”.
Después de todo, los doctores dicen que la nueva máscara protege a las personas sólo si alguien les estornuda encima.
Parece que la máscara es más psicológica que nada, dada que el tamaño de los poros de ésta es demasiado grande para impedir que el virus las atraviese. No importa. El surgimiento de la tragedia de la infl uenza en México podría ser un nuevo tratamiento artístico de una máscara moderna.
En el uso tradicional de máscaras en México, el color azul significa agua y pureza. El rojo representa el derramamiento de sangre y la maldad, mientras que el verde alude a las cosechas y el negro a la muerte. En México hoy, no he visto retratada ni una sola máscara quirúrgica roja o negra.
La máscara quirúrgica puede no proteger contra la muerte o de contagiarse con la infl uenza porcina más que una vacuna lo haría (en desarrollo mientras vamos a la imprenta), o lavarse las manos, usar limpiadores de manos a base de alcohol, o los anteriores besos y estrecharse la mano. Pero ayuda.
Sabemos que el virus de la gripe porcina puede ser transmitido entre humanos, pero no sabemos cuán fácilmente. Casi ciertamente es transmitido al estornudar y toser y con el contacto piel a piel (como darse las manos y besarse) con una persona infectada.
Mientras los científi cos siguen confundidos sobre por qué la infección parece ser peor en México que en Estados Unidos, la nueva máscara azul parece brindar un poder místico, si no pragmático, a quien la usa. El de la sobrevivencia.
Las máscaras de México siempre han sido un registro de su pueblo, culturas y religiones. Desde antes de la Conquista y la colonización española al catolicismo, guerras y tiempos modernos, las máscaras han sido usadas para enseñar historia y valores.
La máscara de calavera usada durante las ceremonias del Día de los Muertos enseñaba que la muerte es una parte natural del ciclo de la vida y no debe temérsele.
La de Viejos generalmente refleja algo humorístico más que depresivo, bondad (ángel) y maldad (demonio), masculino y femenino, vida (humano) y muerte (esqueleto). Las máscaras de la dualidad humana-animal reflejan la unidad mística entre personas y animales.
En el mundo moderno de los deportes mexicanos, las máscaras de lucha libre agregan terror y temeridad al arsenal de un luchador mexicano. Parece que la delgada máscara quirúrgica hace lo mismo por quienes las llevan en su batalla contra el germen porcino transportado por el aire.
Como un méxico-norteamericano que vivió en México un corto período, creo que es refrescante en un sentido artifi cial ver que las máscaras mexicanas conservan el poder para proteger contra el mal, para transformar a quien la usa en algo que los dignifi ca, y para enseñar lecciones sobre el coraje, la sobrevivencia y, claro, la higiene.
La belleza y el misterio inherente a las máscaras mexicanas de lo antiguo es incuestionable. Los museos, galerías de arte y coleccionistas desean las máscaras mexicanas como arte folklórico dignas de colección.
Falta por ver el efecto cultural a largo plazo de la máscara quirúrgica azul en México.
Por ahora, estoy satisfecho de dejarlas que protejan a quienes las portan. Hispanic Link.