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Empatía política y suicidio político

por José de la Isla Hispanic Link News Service

José de la IslaJosé de la Isla

HOUSTON – Profesor de lingüística de la Universidad de California, en Berkeley, y líder progresista, George Lakoff, tiene una manera interesante de explicar el por qué no entendemos lo de la inmigración.

Lakoff ha completado un nuevo libro con un largo título, The Political Mind: Why You Can’t Understand 21st Century American Politics with an 18th Century Mind (La mente política: Por qué no se puede entender la política estadounidense del siglo XXI con una mente del siglo XVIII). Con este libro, el autor llega muy lejos en explicar por qué la política de esta nación se volvió tan polarizada y maltrecha durante el último cuarto de siglo.

Fundamentalmente tiene que ver con el marco de valores que llevamos en la mente y las palabras que utilizamos para ilustrar los valores.

Nos conocimos y conversamos cuando llegó Lakoff a esta ciudad en febrero para dar un discurso ante el Progressive Forum. Yo propuse que la historia del núcleo urbano era la historia de una oleada de inmigrantes que llegó aquí para vivir en lugares que otras personas iban abandonando – lugares que habían llegado a ser barriadas o algo similar. En Houston, primero se mudaron hombres, y después familias enteras, a partes del lado este de la ciudad y a los distritos dos y tres del centro de la ciudad. Esto ocurrió a pesar de muchos esfuerzos fracasados y tal vez cientos de millones de fondos destinados a combatir la pobreza urbana, que se anticipaba crearían y mantendrían una infraestructura social para comunidades habitables.

Los pioneros urbanos, con frecuencia inmigrantes, crearon barrios que luego fueron “descubiertos” por su potencial urbano, justo antes que el vivir en la ciudad se volvió una moda creciente. En lo que se establecían, volvieron al paisaje vecinal inversiones, bancos y centros comerciales.

En muchas partes del país, se formó una mentalidad que negaba las contribuciones de los inmigrantes, y por lo contrario, describía a personas quienes sólo agotan los servicios públicos, los recursos educativos, que atiborran las salas de emergencia, pintando una imagen de personas que no contribuían a la ley y el orden social. No importaba el número de estudios que nos mostraba que esta imagen era falsa, los hechos no tenían valor. Hasta ahora tampoco lo tienen.

Lakoff sostiene que un 98 por ciento del pensamiento no es conciente. Por 6.11.08eso es que los hecho, al menos que vengan enmarcados, no tienen importancia. Los marcos son la perspectiva personal que nutre las palabras que usamos. Nuestro sentido moral y perspectiva política originan desde lo que hacen nuestros cerebros debajo del nivel conciente.

Todos tenemos neuronas reflexivas que se encienden cuando se hace algo o se ve a otra persona haciendo algo, explicó. Por eso podemos sentir el miedo, la ira y la felicidad cuando lo vemos en otros. Así es como sentimos la empatía. Además, aquellas neuronas se encienden más cuando cooperamos, añade. Entonces, tenemos conexiones biológicas cuya tendencia es la cooperación.

Ahora la parte sorprendente. Dice Lakoff que es necesario desarrollar y usar el sentido de empatía, sino se atrofia.

“Por ende, eso significa que el liberal muy progresista…” comencé a decir.

Lakoff me completó la frase, “es el verdadero americano. El liberal progresista es lo que es el americano. Lo que significa es que te importan las demás personas y que con base en ese sentimiento, actúas responsablemente”.

En su libro, Lakoff describe la manera en que los marcos conservadores – como el de “es tu dinero y el gobierno te lo quiere quitar” y “cortar y correr” – se han convertido en una manera de pensar difícil de romper. En su mayor parte, estas nociones van en contra de nuestra misma naturaleza de seres que sienten la empatía. Lakoff propone una hipótesis que no tardará mucho la investigación en mostrar que las mentes sin empatía se atrofian. Lakoff ayuda a explicar por qué es que algunos conservadores – diríamos regresivos – no entienden la situación.

Mientras tanto, los progresistas hacen argumento con base en los hechos. Sin embargo, esa manera de razonar del siglo XVIII tampoco logra conexión.

Por ejemplo, en las encuestas nacionales de mayor reputación, el público dice que lo que quiere es la reforma migratoria y un camino hacia la legalización. En el 2006, se aparecieron en números nunca vistos latinos a votar con otros estadounidenses de todo tipo para echar a 30 miembros republicanos de la Cámara de Representantes y seis del Senado, de los cuales todos menos uno apoyaron el proyecto de ley HB 4437, el cual proponía hacer criminales de los inmigrantes sin documentos.

El hacer campaña como regresivos sin reforma fue el primer intento de aquellos republicanos por suicidarse políticamente.

Si no se cuidan, el siguiente intento republicano podrá ser el tiro de gracia. Si Lakoff acierta, estas personas tienen que empezar a pensar con mucha más empatía, y no con aquella parte del cuerpo junto a su billetera.

[José de la Isla, autor de “The Rise of Hispanic Political Power” (Archer Books, 2003), redacta un comentario semanal para Hispanic Link News Service. Comuníquese con él a: joseisla3@yahoo.com]. © 2008

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