por Cindy Von Quednow
SAN SALVADOR, El Salvador — De los 40,000 salvadoreños que viven fuera de este país de siete millones, que podían votar en esta elección presidencial del 15 de marzo, sólo 221 lo hicieron, según el Tribunal Electoral Supremo de El Salvador.
De ellos, 122 votaron por el ex periodista de CNN, Mauricio Funes, el candidato del izquierdista Frente de Liberación Nacional Farabundo Marti (FMLN), mientras 99 fueron para el candidato de la gobernante Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Rodrigo Avila.
Ganó Funes, 51 por ciento -49 por ciento.
La preferencia de los que viven en el extranjero reflejó al resto del electorado en la primera victoria del FMLN en la historia, que terminó con un gobierno de 20 años de su gobierno de derecha.
A diferencia de México y Perú, el gobierno salvadoreño requiere que los nacionales que viven fuera del país obtengan una tarjeta de identificación y voten en persona.
Mientras Avila, de ARENA, se ha opuesto a que voten los salvadoreños que viven en el extranjero, por considerarlo muy difícil y costoso, el vicepresidente electo del FMLN Salvador Sánchez Cerén argumentó que no se les debería negar tal derecho.
Prometió “trabajar duro…con iniciativa” para permitirles participar en la elección de las autoridades del país en el futuro. Ahora hay un estimado de entre 2.5 a 3 millones de salvadoreños que viven en Estados Unidos, la mayoría de familias de refugiados que huyeron de la guerra civil en los ‘80s y ‘90s.
Gisela Edith Bustamante, quien viajó “a casa” para votar este mes, está de acuerdo: “En un momento como éste, tenemos la oportunidad de cambiar la historia del país”.
La nativa de San Salvador ha vivido por ocho años en Washington, D.C.
Según el Censo, 200,000 salvadoreños viven en la capital y en los suburbios, convirtiéndolo en el segundo cónclave más grande de EE.UU. de inmigrantes salvadoreños, después de Los Ángeles, con 350,000.
Como otros salvadoreños que viven en el exterior, a Bustamante se le 2asignó votar en el Estadio Mágico González de San Salvador.
Para sufragar, Benito García, vestido en los colores rojo, blanco y azul del partido ARENA, había viajado desde Bethesda, Md., donde ha vivido por 25 años. “Si pudiéramos votar desde ahí, no perderíamos tiempo fuera del trabajo”, dijo.
Es lo mismo que piensa la familia de Ana Gladys Rubio. Voló desde Los Ángeles. Su marido se quedó en casa. “Alguien tenía que trabajar”, dijo Rubio, quien vivió en Arlington, Va. por 18 años antes de mudarse al Oeste.
Una encuesta realizada por Central American Research and Policy Institute de California State University-Northridge mostró que a 87 por ciento de los salvadoreños que viven en el área de Los Ángeles les habría gustado haber votado desde su ciudad de residencia en EE.UU. Unas 300 personas participaron en una elección simbólica del 8 de marzo en el Parque MacArthur de Los Ángeles, un refugio para los inmigrantes centroamericanos.
El director de CARPI, Douglas Carranza señaló que los resultados de la elección de El Salvador claramente replicaban los de la encuesta, que mostró que mientras todavía existe una voluntad para votar, la mayoría de las personas no lo hace debido a su estatus de inmigración, costo o complicaciones de tiempo.
El presidente de TSE, Walter Araujo, quien visitó el estadio la mañana de la elección, enfatizó la importancia de poder votar desde fuera del país, declarando, “Los salvadoreños quieren participar en su democracia, aunque estén lejos. El estado debería revisar la Constitución, y eso puede hacerlo la asamblea nacional”.
(Cindy Von Qued-now viajó a San Salvador para cubrir la elección para Hispanic Link y El Nuevo Sol elnuevosol.net Correo electrónico: vonquizu@gmail.com).