by José de la Isla
Hispanic Link News Service
Últimamente han sido los narcocarteles los que han recibido toda la atención cuando del delito se trata en México. Sin embargo, recientemente entró en la mira del público un delito que se asemeja sospechosamente a una extensión del narcotráfico.
La fuerza militar de México, con mucho apoyo estadounidense, participa en una lucha contra el crimen organizado. Su propósito es desbaratar las vertientes de suministro, reducir el tamaño de las organizaciones delictivas con detenciones, y limitar el flujo de las drogas. No obstante, sin una seria reforma de la población consumidora de drogas, lograr esto es poco probable.
Desde el 2006, esta parte de la guerra internacional contra las drogas le ha costado más de 40 mil vidas a México, la mayoría personas civiles. Con la intervención militar, ha surgido el número de reportes de violaciones contra los derechos humanos.
Sin embargo, ha habido importantes éxitos en la lucha y varios capos han sido derrotados. Pero, pongamos que en vez de ser las “drogas” la mercancía, ¿qué sería si fuera el petróleo? Tanto en términos reales como metafóricos, ambas mercancías han sido consideradas adicciones estadounidenses.
Pues, tenemos noticias al respecto. Hay acción a partir de una investigación en el campo petrolífero de México.
PEMEX, empresa paraestatal mexicana, presentó una demanda el 2 de junio que acusa a algunas empresas de los EE.UU. de traficar petróleo robado de sus campos. El caso se presentó ante el tribunal estatal estadounidense del distrito sur de Texas, en Houston.
Las empresas acusadas son la división estadounidense de la empresa alemana BASF, más Murphy Energy, Plains All American Pipeline, SemCrude, Trammo Petroleum, Valley Fuels y U.S. Petroleum Depot, Western Refining. El caso alega que éstas participaron en y animaron al contrabando de combustible robado.
PEMEX anteriormente ya había abierto pleito en el mismo tribunal en junio del 2010, pero esta nueva presentación del caso añadió a tres empresas más como parte de una iniciativa por combatir el robo y el contrabando de condensados de gas natural de sus instalaciones en el norte de México, en particular desde los campos de gas natural de la Cuenca de Burgos, dijo la empresa paraestatal. A veces se denomina un “condensado” como un “petróleo ligero”. Flujos de petróleo (condensado más petróleo y gas) son mezclas de varios hidrocarburos distintos. La distinción del “petróleo” puede ser arbitraria. Ambos son materia “cruda” en el sentido que su composición es lo que salga de un pozo sin procesar más que por la simple separación.
Alega PEMEX que aproximadamente US$300 millones en condensados de gas han sido robados de la Cuenca de Burgos desde el 2006. Es posible que US$250 millones de petróleo haya sido robado en los cuatro meses previos, informó la empresa estatal el 16 de junio.
En la reciente demanda, el monopolio estatal mexicano acusó a las empresas de conspirar por realizar esta actividad ilícita con varias bandas de crimen organizado que robaron combustible de los campos de la región de Burgos en los estados norteños de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila.
Se acusa a los criminales de haber trasegado con sifón los condensados de gas de depósitos o de haber asaltado y robado camiones pesados de carga para luego transportar el combustible pasando la frontera a los Estados Unidos, mayormente a Texas.
En el 2009, la revista de noticias Proceso, reportó que PEMEX iniciaba movimientos agresivos contra los capos de bandas especializadas en trasegar la mercancía de los oleoductos. Específicamente, la empresa paraestatal buscaba probar la participación del crimen organizado para poder desmantelar aquellas operaciones.
El crimen organizado empezó a participar en esto como parte de su expansión a partir de otras concesiones criminales. Periodista Juan Alberto Cedillo, en su nuevo libro, “La Cosa Nostra en México (1938-1950)” trata de cómo el negocio actual del narcotráfico es el monstruo de Frankenstein que comenzó de una operación sindical delictiva de la Cosa Nostra en la década de los 1940. Escribe: “Las organizaciones criminales han diversificado sus negocios, que no sólo se enfocan a la venta de droga, sino también a delitos como la extorsión, el cobro de piso, la piratería, el tráfico de personas, el secuestro, la venta de alcohol adulterado o gasolina de PEMEX”.
A lo largo de esta ruta comercial, los encubridores podrán servir de intermediarios, así como hacen con las drogas. Cuando del petróleo se trata, es posible que no sean criminales profesionales. Pero tanto como con el petróleo y el condensado, es difícil ver la diferencia, y no pareciera que les importe con qué grupo criminal tienen que tratar para conseguirlo.
(José de la Isla, columnista de distribución nacional con los servicios de noticias Hispanic Link y Scripps Howard, ha sido reconocido durante dos años consecutivos por New America Media. El título de su próximo libro a publicarse es: “Our Man on the Ground”. Sus libros previos incluyen, “DAY NIGHT LIFE DEATH HOPE” (2009) y “The Rise of Hispanic Political Power” (2003), disponibles en joseisla2@yahoo.com).