por Bob Menéndez,
Senador de los Estados Unidos
Muchos podrían haber dicho que, como un niño criado en un edificio de alquiler, hijo de inmigrantes pobres de Cuba, era una tontería que soñara con servir a mi nación en el Senado de los Estados Unidos. Pero es por eso que los Estados Unidos, que celebra sus 231 años el cuatro de julio, es la mejor nación en todo el mundo.
En mi posición actual, como orgulloso senador representante de la población de Nueva Jersey, quiero que la generación que me sigue sepa que con trabajo arduo y determinación, cualquier cosa es posible.
Mi trayecto hacia una vida al servicio del público comenzó en Union City, Nueva Jersey, cuando cursaba mi último año de secundaria y me aceptaron a participar en el programa de honores. En aquel entonces los estudiantes tenían que pagar por los libros avanzados, pero mi madre y mi padre – a quienes apenas les alcanzaba como costurera y carpintero – no contaban con los medios para cubrir este costo.
Yo protesté hasta que el distrito escolar acordó en pagar mis libros, pero me sentía indignado que otros enfrentaran dilemas similares. La educación no debe tener limitaciones creadas por la disparidad económica. Así creía, entonces animé a mis compañeros de clase a cambiar lo que yo percibía como un sistema malogrado.
Pasamos un largo y caluroso verano recolectando firmas para un referendo con el fin de sustituir la junta escolar nombrada por una administración corrupta, por una que fuera elegida por el público. Y ganamos.
Animado por la victoria, me presenté como candidato a ser representante en la junta escolar, y a los veinte años me eligieron, y resulté ser el miembro más joven en toda su historia.
Desde entonces he tenido el honor de servir como alcalde de Union City, como miembro de ambas cámaras de la legislatura estatal de Nueva Jersey, como congresista en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, y ahora como senador de los Estados Unidos.
Con todo, no puedo olvidar los cimientos de mi vida, creciendo en aquel edificio de alquiler, ni los principios que estas experiencias importantes me han impartido.
Estos valores han informado cada decisión que he tomado en mi carrera de servicio público. Desde obrar por poner al alcance de más personas el cuidado médico, a detener la privatización del Seguro Social, a mejorar nuestras escuelas y hacer más asequible sacar un título universitario. Me he empeñado en crear oportunidades y en mejorar la vida de todos los que vivimos en esta gran democracia.
Mientras que estos valores me han inspirado a desempeñarme en el servicio público, lo que continúa motivándome cada día es la gente que comparte conmigo sus retos y aspiraciones. He tenido el privilegio de tocar la vida de muchas personas.
Ésta es mi mayor satisfacción – el saber que por mis esfuerzos una familia puede reunirse, o un grupo de ancianos puede cobrar sus beneficios retenidos del Seguro Social, o un veterano puede recibir la atención médica que se merece.
Los electores y sus experiencias también han ayudado a inspirarme a crear legislación innovadora. Cuando mi Patient Navigator Program (Programa de Guías para Pacientes), inspirado por los que no recibían cuidados médicos apropiados, se aprobó como ley, oí una de las historias más trágicas pero de mayor inspiración desde que entré a servir en el Congreso.
Hazel Hailey me contó de su hija, Robin Waiters, quien sufrió severo dolor de estómago durante dos años y quien, a pesar de los ruegos de su madre, se negaba a ir al médico. Cuando por fin fue, le diagnosticaron cáncer colorrectal. A los tres meses falleció.
La última petición de Robin fue que su madre le contara a quien pudiera que debe ir a consultar a un médico. Esto inspiró a Hazel a hacerse guía para pacientes. El programa, cuyo enfoque es llegar con información a comunidades particulares para animar la implementación de medidas de prevención y de seguimiento durante el tratamiento médico, ha permitido que Hazel cumpla con el deseo de su hija.
Son las historias como la de Hazel – las que narran la creación de cambios positivos – las que son la verdadera recompensa por ser servidor del público y que son una continua inspiración para dedicarme a hacer más.
He tenido el privilegio de realizar el Sueño Americano, pero reconozco que lo que he logrado es aún una distante aspiración para muchos más. Espero que mi trayecto inspire a muchas, muchas otras personas en lo que consideran las opciones que se les presentan al decidir por una carrera.
(Bob Menéndez sirve su primer término completo de seis años en el Senado de los Estados Unidos. Comuníquese con él por medio de hannah_august@menendez.senate.gov). c 2007