por Anthony M. Stevens-Arroyo
Pope Benedict XVI
El Papa Benedicto XVI llegó a los Estados Unidos bajo el lema de “Cristo Nuestra Esperanza”. Su mensaje general se emite como la esperanza por la paz, por la justicia y la libertad.
Sin duda todo esto se cubrirá ampliamente en los medios corrientes. Lo que probablemente se les escape mencionar será la importancia de los latinos y las latinas al Pontífice Romano.
En el video en línea que ofrecieron los coordinadores de la visita, el papa les dedica a los latinos y las latinas una porción entera de su mensaje – y saluda en un español fluido (www.uspapalvisit.org/stories/vmessage.htm).
En otras palabras, el papa sí que lo entiende. El futuro de la iglesia católica en los Estados Unidos depende de lo efectivo sea el catolicismo en identificarse con su creciente mayoría de feligreses – mayoría latina.
Durante más de 20 años, este mensaje lo han traído un sinfín de activistas católicos.
Al comienzo, nuestra declaración la recibían escépticos los del liderazgo no-hispano de obispos y sacerdotes. Luego, tuvimos que luchar con cifras y estadísticas confusas si todos los latinos y las latinas eran “realmente” católicos; que si recibíamos “demasiada atención” que resultaba en dividir la iglesia. Tuvimos que pelear contra la patraña que como católicos infieles y desleales dejábamos la iglesia por montones para hacernos pentecosteses.
Los teólogos como Virgilio Elizondo de San Antonio, Texas y Alan Figueroa Deck de Los Ángeles, enfatizaron el rol de la religión popular en hacernos a nosotros los latinos y las latinas entre los más devotos de los católicos estadounidenses. Sociólogos como Ana María Díaz-Stevens mostraron cómo modelos de crecimiento demográfico eran más relevantes a la planificación pastoral que informes anecdóticos de sacerdotes de parroquia.
Y el estudio PARAL probó que los pentecosteses no habían incrementado su porcentaje de creyentes latinos y latinas en los pasados diez años. En realidad, nuestra investigación mostró que el porcentaje de protestantes había caído, en realidad, desde la década de los años 1990.
Éstas son sólo algunas de las razones por las que entre todas las lenguas que hablan los católicos en los EE.UU., el Pontífi ce Romano puso atención particular en el español. Nos identifi ca claramente con su mensaje de esperanza para el futuro.
En realidad, sin los latinos y las latinas, sería sombrío el futuro del catolicismo en los Estados Unidos.
La tarea será poner en posiciones de liderazgo a personas de apellidos como Díaz, Rodríguez y Sánchez. En muchas parroquias éste ya es el caso. De a pocos la marea ha ido subiendo a rangos cada vez más altos dentro del catolicismo. Pero al hablar español, el pontífi ce pidió simbólicamente que no nos asimilemos y así perder nuestra identidad, sino que preservemos y continuemos nuestra transformación del catolicismo estadounidense. Hispanic Link News Service.
(Anthony M. Stevens Arroyo es Profesor Emérito de Estudios Latinos y Puertorriqueños de Brooklyn College. Es autor y especialista, y sirve como miembro del Comité Asesor del Estado de Pensilvania a la Comisión de los EE.UU. sobre los Derechos Civiles. Comuníquese con él a: stevensa@pld.com). © 2008
