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El mito de las posibilidades sin realizarse

por José de la Isla

HOUSTON – Un informe noticioso reciente se refirió a los latinos como un grupo con “posibilidades sin realizarse” y como una fuerza decisiva para los comicios de noviembre. Los hispanos, relataba la nota, pueden estar al punto de hacer una diferencia este año.

En términos superficiales, ésta es una verdad convencional. Tal vez se sienta una precedente latina. Pero aquella línea de pensamiento es una legenda urbana. La verdad es que “las posibilidades” ya se han soltado.

Esto hay que mencionarlo porque otro escritor de la misma fuente de noticias dijo anteriormente que lo que ocurre ahora es un momento de desaceleraciónEntonces, ¿qué es lo que ocurre? En junio el tema del día era que a los latinos no se les hacía caso.

Después llegó el mes de julio. La corona triple de congresos latinos – la Asociación de Funcionarios Latinos Electos y Nombrado, La Liga de Ciudadanos Latino Americanos Unidos, y el Consejo Nacional de La Raza – coincidieron en el mismo mes. Las tres organizaciones representan el bloque nacional de defensa de los derechos de personas latinas.

Cada congreso recibió la visita de Barack Obama y John McCain. No podrían haber recibido mayor atención los latinos.

Tanto los congresos como los medios que los cubrieron dieron realce a los “temas”.

Sin embargo, el subtexto oculto se trataba de las relaciones partidarias, que podían o verse solidificadas o conformadas. De las redes de latinos en eterna expansión salen nuevos elementos. Este año son los propietarios de vivienda. El año pasado eran los propietarios de empresas.

Por supuesto que los toques de piedra los conocen bien los latinos: la educación, la inmigración, el aprendizaje de idiomas, la salud y la seguridad económica. Son temas que tienen décadas de duración. La puesta en escena de este verano se trataba más de los candidatos que llegaron a difundir el mensaje como si fuera noticia.

Aquí presento lo que falla con la teoría de “las posibilidades sin realizarse”. Esta obra de teatro ya corre 48 temporadas. Su propósito es hacer de los contrincantes el enfoque, los héroes. Se trata de “descubrir” el tema como la manera de descubrir a la gente conectada al tema.

No se trata realmente de las posibilidades, sino de la continuidad. Las posibilidades ­ya se han realizado como una fuerza decisiva.

Pensemos, por ejemplo, en cómo llegó a ser electo presidente John Kennedy en 1960. Había seleccionado a Lyndon Johnson de Texas como posible vicepresidente.

La elección se redujo a los resultados de los estados de Illinois y de Texas. Illinois les entregó el voto. El sur de Texas, de población hispana, también se lo entregó. Así se inauguró una nueva era política.

Algo por el estilo ocurrió en 1976, cuando los latinos se llevaron a la Florida, un estado sureño, para Jimmy Carter. Los latinos de Florida habían votado republicano en las precedentes dos elecciones.

Sin ganar a Florida y a diez votos más del Colegio Electoral, Carter no habría llegado a ser presidente.

¿Es necesario siquiera que entremos en la “victoria” de George W. Bush en la Florida en el 2000? Parte de la confusión de la noche electoral ocurrió porque las encuestas de salida no tomaron en cuenta los cambios que se vieron en los modelos del voto hispano.

La población latina, aparte de los cubanos, tuvo en parte la responsabilidad del cambio que se dio en el modelo, lo cual creó un vaivén. Los encuestadores calcularon erróneamente por basarse en antiguos perfiles de votantes. El resultado se anunció muy pronto, causando tremenda confusión la noche de los comicios. Sólo 500 votos hicieron la diferencia en aquel estado, y el modelo de votos de los latinos había cambiado.

La teoría de las posibilidades que ofrece el voto latino es una leyenda urbana digna de otra también grande – que Cristóbal Colón descubrió América. Es como si el continente hubiera estado perdido hasta que llegara Colón, y que sólo entonces podía empezar a existir.

Fue al revés. Colón no sabía dónde se encontraba. Pensó que había llegado a una isla al lado del Japón.

El descubrimiento, como las posibilidades, es una idea de ésas que se tragan tan fácilmente como el jugo de naranja. El tejido se vende suavecito por la mañana y también funciona por la noche.

No son tan fáciles de explicar los verdaderos hechos, pero son correctos. Tal vez este año acertemos.

[José de la Isla, autor de “The Rise of Hispanic Political Power” (Archer Books, 2003), redacta un comentario semanal para Hispanic Link News Service. Comuníquese con él a: joseisla3@yahoo.com]. © 2008

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