domingo, diciembre 29, 2024
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El derecho a portar armas es un derecho: Segunda Enmienda a la Constitución

por Marvin J. Ramirez

Marvin J. RamirezMarvin J. Ramirez

Durante años creí en el lema que deberíamos abolir las armas de fuego de las calles. Como un amante de la paz, yo siempre estuve de acuerdo. Y la mayor parte del tiempo me incliné al fervor democrático de prohibir las ventas de armas.

Sin embargo, cuando comencé a leer literatura sobre la Constitución, asuntos de dinero, y cuestiones del gobierno, cambié de opinión radicalmente.

He estado leyendo que desde 1933, los Estados Unidos de nuestros Padres de fundadores, no es el mismo país. Esta no es la misma institución.

Quizás no pueda explicar mucho en este espacio tan pequeño en este editorial, pero trataré de enumerar algunas cuestiones que deben ser de la preocupación de todos los hombres y mujeres en este país.

Muchos no saben que muestro país, los Estados Unidos, ha estado en la bancarrota desde 1933, y cuando esto entró en vigor, un grupo de banqueros sacó a flote al gobierno con préstamos, y así pudo pagar sus obligaciones comerciales.

El Banco de la Reserva Federal fue creado por banqueros privados, y desde entonces estos han seguido prestando el dinero al gobierno para sostener la economía, tomando el contrato, si podemos llamarlo así, de imprimir al moneda de nuestra nación.

El Banco de la Reserva Federal creó el IRS para colectar el dinero debido al gobierno, y desde entonces nosotros, la gente, ha estado pagando al IRS nuestro “impuesto sobre el ingreso,” un impuesto que es realmente inconstitucional, ya que la constitución prohíbe tomar la propiedad privada sin un debido proceso legal, o “due process.”

“Ninguna persona será privada de vida, libertad, o propiedad, sin el proceso debido de la ley,” dice la Constitución de los Estados Unidos. Y sus ingresos son propiedad privada.

También, sepa que cada centavo que va al IRS ni un penique va al gobierno. Y por favor, si alguien que está leyendo este artículo me demuestra que estoy incorrecto, me disculparé en público y reconoceré mi error.

El Banco de la Reserva Federal, la impresora de nuestro dinero, presta el dinero a las municipalidades basadas en su presupuesto de año fiscal y la cuenta del Censo de la gente, pero este dinero es un préstamo. Esta es la famosa deuda que ya va por los $14 trillones que todos cargaremos. Si usted quiere confirmar esto, por favor mire un billete de un dólar o de 100. Usted leerá: Nota de la Reserva Federal. Nota significa: “le debo, prometo pagar.” No es dinero real.

Pero regresemos un poquito hacia atrás.

Como el gobierno de los Estados Unidos (corporación) había pagado sus préstamos a la Reserva Federal con el verdadero dinero cambiable por oro, este estaba ahora insolvente y no podría retirar su deuda. Este ahora no tenía ninguna otra opción, sólo que invocar el capítulo 11 de Bancarrota. Conforme al Acta Bancaria de Emergencia (el 9 de marzo de 1933, 48 Stat.1, Public Law 89-719) el Presidente Franklin Roosevelt con eficacia disolvió el Gobierno Federal de los Estados Unidos declarando la entidad en quiebra e insolvente.

Aquí explica lo que dije que los Estados Unidos de los padres fundadores ya no es nuestro gobierno, mejor dicho, lo que tenemos ahora es una sociedad privada que sirve a los intereres de los banqueros internacionales.

El 5 de junio de 1933 el Congreso decretó HJR 192 que hizo todas las deudas, públicas o privadas, ya no cobrable en oro. En cambio, todas las deudas públicas o privadas debían ser pagaderas en dinero no respaldado – dinero de fíat (el dólar actual). Este nuevo dinero sería ahora la oferta legal en los Estados Unidos para todas las deudas públicas y privadas.

De aquí en adelante, nuestra Constitución sería continuamente erosionada debido a que nuestra nación es poseída ahora “con cerradura ­en un barril,” por un consorcio privado de banqueros internacionales, despectivos de cualquier libertad o soberanías queridas por nuestros antepasados. Este fue todo llevado a cabo por diseño.

También leí que, debido a que los banqueros internacionales son los creditores de nuestro país, y porque éste no puede pagar su deuda, ellos podrían ejecutar la hipoteca del país, y de ahí suspender la Constitución y declarar un estado de emergencia en cualquier momento.

Lo que pasó en Katrina no fue ningún accidente. La policía federal, estatal y local fueron de casa en casa para confiscar las armas de la gente, y luego la sacó de sus propias casas. Sin armas, ¿como puede el pueblo defenderse de una tiranía, si de repente nos encontramos gobernados por una dictadura?

Nuestros padres fundadores previeron realmente ésto. Por eso la Segunda Enmienda a la Constitución garantiza el derecho de portar armas, y nunca deberíamos permitir a un gobierno local, estatal, o federal, convencernos que sin armas es mejor porque esto disminuye el crimen.

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