miércoles, diciembre 25, 2024
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El culto a la ignorancia en los EE.UU.: el antiintelectualism y el “embrutecimiento de América

NOTA DEL EDITOR:

Queridos lectores,

¿Creen ustedes que la gente en los Estados Unidos se está volviendo cada día menos inteligente y que su creciente uso de la inteligencia artificial como las computadoras y las redes sociales no tiene nada que ver con eso? El siguiente artículo, escrito por Ray Williams para la revista científica Psychology Today, podría inaugurar una nueva forma de pensar la cuestión. Esta es la Segunda Parte de una serie de dos.

por Ray Williams
psychologytoday.com

Según una encuesta de 2006 de National Geographic-Roper, cerca de la mitad de los estadunidenses entre los 18 y 24 años piensan que no es necesario conocer la localización de otros países en los cuales se generan noticias importantes. Más de una tercera parte considera que no es “para nada relevante” conocer un idioma extranjero, y sólo 14 por ciento lo consideran “muy importante”.

De acuerdo con un reporte de 1982 de la Fundación Nacional para las Artes, 82% de los graduados de College leían novelas o poemas por placer; dos décadas más tarde sólo lo hacían 67 por ciento. Y más de 40 por ciento de los estadunidenses no leían un solo libro –ficción o no ficción– en el transcurso de un año. La proporción de jóvenes de 17 años que no leen (sólo lo requerido por la escuela) se ha más de duplicado entre 1984 y 2004.

Gallup realizó una encuesta que indica que 42 por ciento de los estadunidenses aún creen que Dios creó a los seres humanos en su forma presente hace más de 10,000 años.

Un estudio de la Universidad de Texas encontró que 25 por ciento de los maestros de biología de las escuelas públicas piensan que los humanos y los dinosauros habitaron la tierra simultáneamente.

En las escuelas de los Estados Unidos, la cultura exalta al líder atlético y guapo. Los estudiantes bien educados y los intelectuales comúnmente son referidos en las escuelas públicas y los medios como “nerds”, “ineptos”, “aburridos” y “frikis”, y son implacablemente acosados e incluso asaltados por las “bromas” más populares por mostrar abiertamente su intelecto. Estas actitudes antintelectuales no tienen lugar entre los estudiantes de la mayoría de los países europeos o asiáticos, cuyos niveles educativos han igualado e incluso superado los norteamericanos. Y la mayor parte de los shows televisivos y las películas como The Big Bang Theory muestran a los intelectuales como frikis, sino es que afeminados.

John W. Traphagan, profesor de Estudios Religiosos de la Universidad de Texas, señala que el problema es que los países asiáticos tienen valores culturales que son más afines al culto de la inteligencia y la educación que al antilectualismo y la ignorancia. En Japón, por ejemplo, los profesores son considerados en alta estima y normalmente son vistos entre los miembros más importantes de la comunidad. Hay una sospecha e incluso desdén hacia el trabajo de los maestros en los Estados Unidos. Los profesores en Japón reciben una paga significativamente mayor a la de sus pares norteamericanos. La profesión de la enseñanza constituye un valor central en la sociedad japonesa y aquellos que elijen esa profesión son bien recompensados en términos de salario, pensión y respeto por su conocimiento y sus esfuerzos a favor de los niños.

Además, en Japón no se observan cifras significativas de escuelas religiosas diseñadas para proteger a los niños de los principios básicos de la ciencia y los conocimientos aceptados de la historia –como la teoría de la evolución o los enfoques religiosos de los Padres Fundadores, de los que son ampliamente deístas–, los cuales son esenciales para tener un conocimiento del mundo, según afirma Traphagan. La razón de esto es porque por lo general los japoneses valoran la educación y el trabajo de los intelectuales, y consideran que el público bien preparado en conocimientos básicos como ciencia, matemáticas, historia, literatura, etc., es el fundamento esencial de una democracia exitosa.

Estamos creando un mundo de bobos. Tontos enojados que sienten que tienen el derecho, la autoridad y la necesidad de no sólo comentar sobre cualquier cosa, sino de asegurar que su voz sea escuchada y descartar puntos de vista opuestos a través de ataques personales, la repetición y la confrontación.

Bill Keller, en un artículo del New York Times, señala que el elitismo antintelectual no es un elitismo de sabiduría, educación, experiencia y conocimiento. La nueva élite son las redes sociales, que pueden gritar más fuerte y con más frecuencia, una pandilla de ladrones ladrando como perros en las curvas de un zorro. Con demasiada frecuencia es una élite combinada de antintelectuales y sus seguidores conspirativos –no de aquellos que pueden dar voz a una respuesta más coherente y convincente. Juntos, forman una cultura fanática de antirracionalismo donde cada hecho es sospechoso; cada sombra alberga una conspiración secreta. El pensamiento racional es el enemigo. El pensamiento crítico es la herramienta del diablo.

Keller también afirma que se alinea una mentalidad de rebaño; los antintelectuales se vuelven el equivalente metafórico de una banda de linchamiento cuando alguien no predica sus creencias o sostiene cualquier cosa que esté fuera del conjunto autolimitado de sus valores.

En parte, Keller culpabiliza de esto al universo de la red que “desvirtúa a los jóvenes educados y los hace más atentos a las modas”. La moda, el entretenimiento, el espectáculo, el voyerismo –somos dirigidos a través de trivias, a través de lo inconsecuente, del no cuestionado y descarado consumismo. Esto resulta en complacencia intelectual. La gente acepta sin cuestionar, cree sin sopesar las opciones, se une al paquete porque es difícil lidiar con una cultura donde imperan las reglas de conveniencia y el individualismo. El pensamiento toma demasiado tiempo; mejor el camino de lo inmediato a través de la experiencia en la red.

La cultura pop y del reality televisivo presentadas en revistas y páginas web brindan información supuestamente útil sobre la importancia de Las Amas de Casa de [usted diga la ciudad], que de alguna manera pueden enriquecer nuestras vidas. Finalmente, ¿de qué otra manera podríamos explicar las insípidas e inútiles historias de divorcios, engaños y ganar peso? ¿De qué otra manera podríamos explicar cómo Kardashian o Paris Hilton son conocidas por ser famosas sin llegar a aportar nada digno de discusión? Estos eventos artificiales vuelven los pilares de los medios populistas para distraer a la gente de las cuestiones reales que enfrentamos.

La actual tendencia en aumento del antintelectualismo, que se está consolidando en la política y el liderazgo empresarial, apoyada por un sistema educativo decadente, debe ser causa de preocupación de nuestros líderes y de la población en general, y necesita atacarse ahora.

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